– Quítate la ropa. –La forma en la que me lo pide… Dios esto no resultará bien para mí– Que te quites la ropa Stephanie, ¿o tengo que hacerlo yo? –Él ni si quiera me estaba viendo.
Obedezco, me deshago de mi camiseta y pantaloncillos corros. Él se da vuelta para verme. Quito mis bragas y a continuación mi brasier. Puedo escuchar la tensa respiración de Liam. Lo miro, y él está mirando mi pecho y está empuñando las manos. Miro mi pecho igual, ¡mierda! Tienen algunos pequeños moretones y marcas de dientes. Mi cuerpo se hiela, se me olvidaba que Zayn lo había hecho. Liam respira hondo mientras cierra los ojos.
– Date la vuelta.
Obedezco, escucho sus pasos hacia mí y siento sus manos tocar las mías, pero no es para acariciarlas. Las lleva detrás de mi espalda y las está atando con algún tipo de bufanda. Estoy temblando, no siento mis piernas. Sé que el castigo me traerá placer pero también sé que me llevara al infierno. Trago saliva con un nudo ya hecho en mi garganta.
– Arrodíllate frente al sofá. –Su voz es malditamente cortante.
Camino con cuidado hacia el sofá y me pongo de rodillas a éste. Él se me acerca por detrás y coloca su mano en mi espalda empujándola hacia el cojín hasta estar mi pecho pegado a él. Me abre más las piernas con su pie mientras yo aún sigo temblando como perro recién bañado.
¿Por qué tuve de andar de puta? ¿Por qué?
Malditamente desnuda con mi pecho pegado al sofá y mis piernas abiertas de par en par me humedezco ante la puta fantasía y recuerdo de la última vez que estuve arrodillada aquí mismo de ésta misma forma. Él me llevó al infierno de la mano y ahí abandonada me dejó y solo volvió por mí cuando aprendí la lección. Si aquella vez no lloré por no sé qué fuerza sobrenatural, ahora, justo ahora, no sé si corra con la misma suerte.
De pronto Liam está cubriendo mis ojos con una venda negra de algodón y ya no veo nada y lo siguiente que estoy sintiendo son unas manos masculinas acariciar mi espalda dejando un rastro de cosquilleo a su paso haciendo estremecer hasta la más mínima y recóndita neurona de mi cuerpo.
– Relájate… – ¿cómo mierda puedes pedirme tal desfachatez?
Intento hacerlo y relajo mi tenso cuerpo mientras dejo escapar un pequeño suspiro. Sé que estoy tan húmeda de la forma que a Liam le encanta que esté. Pero eso no me salvará de mi castigo.
– Quédate aquí, ahora vuelvo. –Dice y lo escucho caminar hacia mi derecha.
No sé qué pretende pero por si no lo nota estoy desnudo, arrodillada y asustada en un puto sofá y lo más inteligente que puede hacer es hacerme esperar. Las ansias me carcomen viva y los nervios ni se diga. Pasados los veinte segundos más eternos de mi vida, Liam está de vuelta arrodillado atrás de mí según puedo intuir. Siento su mano tomar mi cabello e empuñándolo, y lo siguiente que siento es algo desgraciadamente helado pasar lentamente por mi sexo.
– ¡Ahh! –Grito ante tan desgraciada sensación y él hala mi cabella hacia atrás.
– No. –Ordena y muerdo mi labio inferior.
Supongo es un hielo, y está acariciando mi intimidad con él de arriba hacia abajo. Mi cuerpo se tensa y libero mi labio para morder mis dientes. Gimo lentamente y el oído súper desarrollado de Liam me escucha, él hala mi cabello aún más hacia atrás. Y gruñe un “NO”. Me quema, mi intimidad siendo completamente torturada con simple agua congelada. Él con su dedo lo acaricia de arriba hacia abajo y quiero chillar de agonía. Segundo a segundo el hielo logra derretirse pero el frío sigue encarnado a mi feminidad. Liam no deja de acariciar de arriba hacia abajo con su dedo, lo cual es horrible porque no siento nada, pues el hielo acababa de congelar mi sensibilidad. Liam palmea con sus dedos mi clítoris y gimo en respuesta. Mala idea, él hala mi cabello una vez más de forma brusca e instantáneamente introduce sus dedos con rapidez, y yo muerdo mi labio.
– Dime Stephanie… ¿por qué estás aquí? –Su voz tan demandante me calienta pero me aterra. Sus dedos entran y salen L-E-N-T-A-M-E-N-T-E por mi intimidad y le recobra algo de placer a la situación. Aún no eh contestado y Liam deja mi cabello para acariciar mi trasero.
– Respóndeme… Stef… – ¿qué debo decir? ¿Qué estoy aquí por zorra? – ¡Respóndeme mierda! –Él palmea con fuerza mi trasero y grito en voz alta.
– ¡Por zorra! –Mi voz es de dolor, él me está torturando jodidamente lento y brusco.
Escucho su respiración, esa respiración fuerte que hace cuándo está enojado. Su mano palmea nuevamente y de la misma forma mi trasero y gimo con fuerza. Eh recuperado la sensibilidad por completo en mi intimidad gracias a sus dedos pero ahora mi trasero arde un poco.
– Y… ¿por qué andabas de zorra? –Habla entre dientes intentando ocultar la ira y entonces introduce otro dedo mientras que con su otra mano, está acariciando dónde me ha golpeado.
– Por instinto. –Intento ser sincera, pero… igual me vuelve a golpear mientras roza en mi intimidad con brusquedad. Yo muerdo mi labio, solo las ganas de llorar destruyéndome…
La combinación de sensaciones es eminente. Tres dedos en mi intimidad fallándome con brutal lentitud para luego embestirme de la nada mientras a su vez soy nalgueada con ira, mientras de igual forma el tibio living me hace comenzar a transpirar más la incómoda posición en la que ando, mi cuero cabelludo picoso por los jalones de hace un momento. Sin contar que el miedo me bofetea en el rostro con vigorosa victoria. Ah… y pues que de seguro Liam me folle sólo para su placer… Son sensaciones con la cuales estoy conviviendo justo ahora.
– ¡¿no me escuchas?! –La voz y la palma de Liam me hacen volver de forma instantánea, ¿qué me había dicho? –A parte de zorra regala, sorda. –Él palmea con fuerza ahora mi nalga derecha y siento la otra completamente como si me estuviese gritando por una pomada.
Siento a Liam sacar sus dedos con rapidez de mi sexo y tomar mis manos que yacen atadas y en cuestión de segundo me voltea completamente haciéndome tumbar sobre el sofá. Chillo con dolor ante el contacto de mi trasero adolorido con cuero fino del sofá.
– Ya que no quieres hablar, no me dejas más opciones…