VI

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—¿Es una sonrisa lo que veo en esa cara?

Yifan levantó la mirada de su plato de sopa, al que se había quedado mirando fijamente mientras pensaba. Su mente una mezcla de los recuerdos del día anterior, una mano sobre la suya, risas y el latir insistente en el pecho. Se encontró con la mirada de su madre desde el otro lado de la mesa, su pelo recogido en un cuidadoso moño que dejaba a la vista la redondez de su rostro. No se habían visto apenas en las dos semanas que habían transcurridos entre las horas en la oficina y los encuentros con Yixing. La última conversación larga entre los dos había sido la de la tarde en que habían ido a El Peak.

—Sabía que ese chico tenía algo especial —comentó, con una pequeña sonrisa en los labios—. Y dime...

Pero se vio interrumpida ante el ruido de la puerta principal abriéndose, ambos levantando la mirada hacia el fondo de la estancia. Maletín en mano, el padre de Yifan entró en la sala. Su asistente detrás de él con una caja en los brazos y despidiéndose con una inclinación al dejarla sobre una cómoda. Su padre se quitó el abrigo y se acercó hasta la mesa, sentándose con pesadez. De rostro serio y cansado al mismo tiempo, el señor Wu clavó los ojos en su hijo. Yifan intentó controlar la inquietud que le producía siempre esa mirada.

—Hace tiempo que no cenábamos juntos —comentó, voz grave mientras su esposa le ponía un plato en la mesa y le servía la cena. El ambiente relajado de la cena habiendo cambiado por completo.

—Últimamente no estás en casa, cariño.

—Hay demasiado trabajo —respondió, aflojándose la corbata—. Me extraña que Yifan no se quede algunos días más tiempo en la oficina.

Yifan frunció el ceño, observando a su padre, analizando el comentario. Sabía de sobra que era el tipo de personas que nunca decía las cosas a la ligera y siempre había un significado doble detrás de sus palabras.

—Jongdae no me ha comentado que haya pendientes, padre.

—Será porque no estás lo suficientemente centrado —dijo, sin ni siquiera dirigirle la mirada—. Y extrañamente me han llegado rumores de que te estás viendo con alguien, creí que lo dejamos claro.

Yifan se puso tenso de repente, no podía estar refiriéndose a Yixing.

—Recuerda que no debes de perder el tiempo —siguió—. Sea quien sea, no lo consiento.

Y esa vez sí que le miró a la cara y Yifan volvió a sentirse pequeño. Era la misma mirada que le había dirigido en las pocas veces que le había visitado en las vacaciones de verano. La misma que le había dirigido a su llegada a China con un No me decepciones y todo irá bien.

—Además, voy a necesitar que te encargues de algo nuevo ajeno a la empresa.

Yifan parpadeó, sorprendido.

—Ten presente que tendrás que mudarte a Beijing antes de que termine el verano —prosiguió.

—¿Beijing? —preguntó Yifan, la noticia resultando totalmente imprevista.

Sonó el ruido de un cubierto contra la porcelana y Yifan miró a su madre que mirada en ese momento a su marido, sus cejas curvadas en un gesto de recelo.

— ¿Vas a hacer que vuelva a mudarse? —preguntó, su voz más seria de lo que nunca la había escuchado y tan contraria al tono suave que siempre empleaba para hablar.

—Los negocios así lo precisan —respondió el padre de Yifan, dando un sorbo a su sopa tranquilamente, como si no notara la tensión en la mesa.

—Supongo que fui una ilusa por pensar que cambiarías de idea —comentó de repente, mirando de nuevo hacia su plato.

Yifan notó un deje de tristeza en la voz de su madre.

[kray] Like a Typhoon in Mid-SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora