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Acabaron al final saliendo a la calle para ir a comprar algo de provisiones, encontrando un supermercado a dos calles del edificio. Compraron cosas esenciales y cargaron con las bolsas de regreso al apartamento una hora más tarde con una conversación trivial en el aire. Fue tan tranquila la corta salida que hasta se le hizo extraña a Yifan, acostumbrado a ir con Yixing por la concurrida ciudad en la que parecía que nunca había espacio. Con sus calles repletas de puestos, gente de un lado a otro y la costumbre de moverse con rapidez entre el gentío. Almiralty difería mucho, apenas se cruzaron con gente mientras caminaban a paso tranquilo con las bolsas en los brazos y todo era demasiado espacioso.

Pasaron el resto del día en el apartamento, Yixing cocinando cuando el hambre empezó a surgir para sorpresa de Yifan.

—No trabajo en un restaurante por nada —le había dicho, vaciando las bolsas de la compra en la encimera de la cocina. Abrió los armarios uno a uno, acabando por sacar un cazo de uno de ellos y poniéndolo debajo del grifo para llenarlo de agua—. No tenemos mucha cosa. Pero con poco se puede hacer hasta la mejor de las comidas.

Yifan le estuvo observando cocinar con curiosidad mientras el otro le iba explicando lo que iba haciendo, ayudándole cuando el otro se lo proponía. Le resultó una situación tan normal que se sorprendió al ver lo agradable que era. Yixing riendo ante las manos patosas de Yifan y su, de ahora en adelante, comprobada nulidad en la cocina. Yifan riéndose de Yixing cuando saltaba de repente porque se había olvidado de echarle sal a la salsa o le decía que iba a ser culpa suya por entretenerle si los fideos se quedaban pegados, expresión seria en la cara.

Al final ni los fideos se pegaron ni la salsa quedó sosa, el olor de la comida recién hecha sobre la mesa inundado la sala mientras se sentaban y cogían los palillos. No sabían si era tarde o temprano para comer, pero les daba igual, habían decidido pasar el día de manera atemporal. Yifan no se quejaba de ello, hacía mucho tiempo que había dejado de controlar el tiempo milimétricamente, esa costumbre que había cogido arraigada a la vida enfocada en la oficina. Además, en ese momento solo quería disfrutar de la compañía de Yixing ahora que por fin estaban solos.

Ese pensamiento le hacía feliz y le ponía nervioso al mismo tiempo, pues estaba comprobado que tener la presencia constante de Yixing podía llegar a ser un tanto peligrosa y embriagadora. Más cuando Yixing parecía no saber lo que era el espacio personal ahora que no estaban en un lugar público, buscando siempre el contacto. Ya fuera poniendo una mano sobre su brazo o jugando con su pelo, al que parecía haberle cogido cariño, mientras leía en el sofá una hora más tarde.

Yixing se había acercado por detrás suya, apoyándose con los codos en el respaldo del sofá e inclinándose para intentar mirar el libro que tenía en las manos. Yifan notaba su respiración en el cuello haciéndole cosquillas, los dedos jugando con los mechones laterales de su pelo. Había intentado seguir concentrado en la lectura pero Yixing parecía especialmente interesado en que perdiese el hilo de lo que estaba leyendo. Pues sus dedos empezaron a deslizarse delineando sus orejas, el cuello y descansando finalmente en su nuca. Tocando la zona alternativamente con las yemas de sus dedos, el tacto cálido sobre su piel.

Cuando Yifan se dijo de cerrar el libro, los dedos desaparecieron y oyó como Yixing se alejaba, dejándole confuso y con la sensación cosquilleante de los dedos del otro permaneciendo durante unos segundos en la piel. Lo encontró sentando en el suelo minutos más tarde delante del ventanal, inclinado sobre un cuaderno que tenía apoyado en las rodillas. Tachaba, escribía, se paraba llevándose el bolígrafo a los labios pensativo y volvía a escribir. Parecía estar muy concentrado porque no se dio cuenta de la presencia de Yifan cuando éste se acercó hasta él, libro en mano, y se apoyó contra la pared de la derecha.

— ¿Qué escribes? —acabó preguntándole, curioso.

Yixing pareció salir de su burbuja particular al escuchar su voz, mirando hacia un lado y levantando finalmente la mirada desde el suelo.

[kray] Like a Typhoon in Mid-SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora