Rating: NC-17; smut
Terminada la actuación, los aplausos y los agradecimientos, Yixing se alejó del escenario, sus ojos mirando por última vez hacia la butaca ahora vacía. Mientras tocaba, había acariciado con las primeras notas el rostro de Yifan, había sentido la calidez de su mirada sobre él en el crescendo y se había dejado arropar por ella en el final de la pieza. Nada más terminar de sonar la última nota dando paso al silencio, había levantado la mirada viendo desaparecer a Yifan con una última sonrisa, su figura alta confundiéndose en la oscuridad antes de que las luces se encendieran de nuevo. El pequeño reencuentro en la distancia dejándole una sensación agradable pero a la vez agridulce. Una parte de él deseaba que Yifan se hubiera quedado más tiempo, aun así se sentía agradecido por su presencia, por completar esa noche en la que había debutado en un escenario de verdad. Por primera vez había notado que había tocado, como su profesor le solía decir, con todos los sentidos y el corazón.
Yixing rió ante ello pero en el fondo, sí, había tocado con el corazón. Aquel que había latido con fuerza pero sereno durante la interpretación, lejos aquella inseguridad que sintió la primera vez que tocó delante de su clase o en su primer recital de otoño. Había ensayado durante horas todos esos años, físicamente y mentalmente, hasta que no sentía los dedos. Diciéndose que nunca era suficiente, que su técnica fallaba, que la harmonía nunca era del todo la deseada. Un día su tutor le dijo que parara, bajando la tapa del teclado, que cerrara los ojos. Que dejara de intentar pensar en la perfección y permitiera que su interior tocara por él. En un principio no le había entendido, pero entonces comprendió a lo que se refería. Era como cuando componía y dejaba que la mano vagara libre sobre la hoja de papel, trazando líneas que conformaban notas y una melodía, un tachón y una nota más acorde reemplazando la anterior. O como cuando tocaba distraído la guitarra y escribía canciones en su mente que nadie salvo él llegaba a conocer. En realidad era volver años atrás, a aquella habitación pequeña en la que había aprendido sus primeras lecciones con el piano, de fondo el sonido repetitivo del metrónomo mezclándose con el incesante del tráfico de Hong Kong y el calor húmedo impregnándole la piel.
Aún en un país diferente, con el idioma trabándose en sus labios, él seguía siendo Yixing. Aquel chico que había trabajado en el restaurante de su familia, que había recorrido las calles de la gran urbe con la compañía de la lluvia mezclada con un sol que no conseguía brillar del todo entre las nubes y el sonido de la ciudad dándole la bienvenida todos los días. De algún modo, inconscientemente o no, parecía que había intentado olvidar a aquel muchacho al llegar a Seúl. A pesar de que en el fondo, eso había sido imposible. Quisiera o no, Yifan siempre estaba ahí acompañándole con sus pocas palabras por escrito, en cierto modo recordándole que no olvidara. Y Yixing no lo había hecho, solo había guardado cuidadosamente dentro de él los recuerdos, sensaciones y sentimientos que atesoraba para evitar que se dañasen. Había intentado mejorar como persona, aprender de las experiencias vividas, adaptarse a la nueva situación como siempre había hecho. Conocer a nuevas personas, a Luhan. Aquella persona que se había convertido en un amigo especial entre tanto rostros desconocidos y que le había ayudado con una sonrisa desde su primer año de universidad.
Salió del auditorio entre pensamientos, el flash de alguna cámara y palabras dirigidas a su persona a las que prestaba la atención justa para responder cordialmente. Buscó con la mirada entre la gente que esperaba a los coches, como esperando ver a Yifan ahí, una parte de él deseando que fuera así. Pero no había rastro de él, se preguntó si lo volvería a ver. Se acercó al bordillo de la acera, esperando al coche que lo llevaría al hotel donde se iba a hacer la consiguiente recepción de invitados al concierto. Le esperaba una noche rodeado de personas que apenas conocía, deseaba al menos poder escaparse y volver al piso que compartía con Luhan a falta de otra opción. No le gustaba particularmente ese tipo de eventos sociales, pero aquella noche él era el centro de atención, por incómodo que le resultara el hecho ahora fuera del escenario.
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[kray] Like a Typhoon in Mid-Summer
FanfictionA veces, al destino le gustaba jugar sus cartas de manera caprichosa. Uniendo dos vidas a partir de un suceso. Alterándolas de manera inimaginable. Creando algo inesperado. mafia!au