IX

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Horas más tardes, Yifan observaba de pie apoyado contra la pared a Yixing mientras dormía. Yifan le había pedido que esa noche se quedara en su casa y el otro no había puesto mucha objeción. Solo pidió que le dejara llamar a su abuela para decirle que no volvería esa noche y no preocuparla. Después de ello Yifan le había propuesto que durmiera pero el otro había negado estar cansado. Sin embargo, en cuanto consiguió que se acostara en la cama no tardó en invadirle el sueño. Ahora, tumbado al borde de la misma cama en la que había estado aquella primera vez en su casa, descansaba de lado con los ojos cerrados y respiración pausada. Después de las últimas palabras que habían tenido, no habían hablado mucho más. Habían preferido dejar el tema apartado para poder pensarlo con más tranquilidad al día siguiente. Además, la llegada de su madre una hora más tarde y la sorpresa de ésta al ver a Yixing en casa, hicieron que pudieran centrarse en otra cosa y olvidar las preocupaciones. Su madre tenía esa cualidad. Pero eso no impedía que Yifan, despierto, no le diera ahora vueltas a lo que Yixing le había contado.

Estaba claro que la vida de Yixing no era tan simple como se había pensado, pero deseó que no se hubiera equivocado. Quizás la de nadie era simple en realidad. Y le dolía ver que las cosas fueran tan complicadas para la persona que tenía delante de él. Yixing era una persona fuerte, que afrontaba el día a día con una sonrisa y se esforzaba lo máximo en todo lo que hacía. Lo había visto cansado pero aun así teniendo una sonrisa en la cara si alguien le saludaba, lo había visto ayudando a personas que ni siquiera conocía con sus bolsas de la compra o cogiendo de la mano a un niño mientras la madre hacía malabares con el bolso y un bebé en los brazos. Lo había visto correr, reír, tropezarse, tararear canciones románticas y hacer como que tocaba el piano en el aire. Había comprobado lo olvidadizo que era, como cuando se ponía nervioso se mordía el pulgar o como solía quedarse perdido en sus pensamientos y volvía al presente con un gesto de sorpresa en la cara que Yifan encontraba siempre adorable.

Esbozó una pequeña sonrisa, enderezándose y acercándose a la cama. Uno de los brazos de Yixing colgaba del lateral de la cama y Yifan decidió acomodarle temiendo que se fuera a caer en algún momento de la noche de lo al borde que estaba. Hizo que apoyara la espalda sobre el colchón, poniéndole el brazo encima del pecho. Se aseguró de que estuviera cómodo, quitándole los zapatos y moviéndole las piernas. El otro ni se inmutó ante el movimiento, Yifan tuvo la impresión de que nada sería capaz de despertarle en ese momento.

Una idea le pasó por la cabeza. Pensativo, decidió salir de habitación. Móvil en mano y llevándoselo a la oreja.

- ¿Sí?-respondió al segundo tono la voz de su asistente personal.

-Jongdae. Voy a estar ausente en la oficina a partir de mañana. Quiero que canceles mi agenda de toda la semana -le pidió mientras caminaba por el pasillo. Decidió que eso era lo primero que tenía que hacer, no quería verse ocupado con el trabajo mientras estaba preocupado. Ahora Yixing era lo más prioritario para él en ese momento.

- ¿Puedo preguntar el motivo?

-Motivos personales. No recibiré llamadas del trabajo, ¿de acuerdo? -le respondió, no hacía falta dar más detalles.

-Entendido. Me encargaré de todo.

-Gracias.

- ¿Algo más? ¿Quiere que se lo comunique a su padre?

Yifan dudó.

- ¿Dónde está ahora?

-Volverá mañana de Beijing en el primer vuelo.

Beijing. Se preguntó por un momento si había ido allí de visita a la otra empresa.

-Bien. No es necesario. Ya se lo comentaré yo.

[kray] Like a Typhoon in Mid-SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora