Palabras Sueltas entre líneas

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Leer un libro complejo es arduo, desde palabras simples con doble significado,ver cómo de a poco esas palabras te resultan inmunes al balance quieto de tu raciocinio,de tu disyuntiva que no puede ser respondida en voz baja, porque sino no sirve, no habla ni trata con vos más que relevandote en trozos de cabeza y mente.

Leer un libro complicado es cansador, porque mientras estás tomando un esquivo refrigerio, estás a punto de descansar tus huesos en altas horas de la noche, mientras tu cabeza se disculpa por irse lejos, tomarse unas vacaciones y decirte adiós con un pañuelo…

Leer un libro complicado es irreverente en todas sus partes, porque es como tantear un cuarto oscuro con un solo ojo y ni una vela, sentir ese vacío que se te transmite mientras jadeante intentas encontrar un lugar donde agarrarte para no caer en el desconocimiento.

Y por todo esto que he dicho no hablo de que mis escritos están entre estos, o no… Lo mío son esbozos secos y a veces húmedos de la vida cotidiana, de la cotidianidad con la que se vive

Como decía y me repito, leer un libro que da vueltas y vueltas y te da rasguños en el corazón es complicado, y lo es porque no sabes si es el momento justo donde llegarias dejar llevar por las afluentes que salen de tus ojos, o donde te caerás ya de una a la fiesta de los sentimientos que chocan con la lógica, porque aunque se encuentre no es la reina de todo, no puede explicar como se besa, se acaricia, se frota entre las ramitas de un jazmín embellecido por la llegada de una primavera tardía, quizás un poco parecida a la que vaticino Ozu.

Leer un libro complejo quizás no es tan difícil como hacer esta interrogación…

Leer un libro no es tan difícil como tratar con el mundo exterior, es fuera de Jirbabu, es fuera de la máquina, de la niña y el niño, de la vida, de esa limitación retroactiva que se imponen todos de a poco, aunque yo no hable de una religión, porque limitarse al parecer es vivir.

Porque es como un armisticio, un hechizo, el de entrar en el mundo exterior, estoy hace tiempo esperando a todos, y de a poco van viniendo, con cuidado y lentitud, porque para pasar necesitas un cohete fuerte, alimentado por los años y por un par de cigarros, algunos tristes y otros contentos,con su chispa y brasa bien encendida.

Resultante de muchas cosas pude llegar yo, quizás es diferente para cada uno, porque no todos se recomponen de la misma forma y es igual a la forma de el camino, de los pasos, es muy fácil que con el paso del tiempo se borren, por eso es necesario el no parar, porque si paras y te quedas en un bosque oscuro, en penumbra, hecho así por salió así, por su composición arbórea y conjunta de tiempo, espacio y errores que uno llega a cometer, a desalinear y torcer el camino, porque tiene siempre una viste inmutable de espejismos que nunca son los reales, porque al estar perdido no sabes volver de nuevo…

Recuerda mucho a la juventud y a su fina conspiración por una revelación quizás sin fundamento claro, por el simple hecho de un intento de separación a sus mayores, esos dictadores autoritarios que piensan en que sus conocimientos,útiles a pesar de todo, no serán todos en cuenta por esos que resueltamente llevan sus ideas idealistas a un punto vacío y sin ningún hecho necesario, por realmente esos hechos necesarios son sacados por tan pocos que ni siquiera valen la incorporación de culto ni novela escrita con palabras raras y estrafalarias que, entre la seducción de un narrador cualquiera, son poco interesantes para todos, aunque sin contar con el hecho de que quizás estén equivocados, los que escuchan y los que escriben

Palabras sueltas son las que se necesitan para llegar al mundo exterior, en los afluentes eólicos que llevan a todas las lenguas.

Palabras sueltas que vagan por todos lados y todos oídos que las aman con incondicionalidad.

Antología de cuentos de un perspicaz charlatán (Ciudad de unos Don Nadies)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora