La realidad que allí se hace presente

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Las silla rechinando por los golpes de las piernas del contribuyente, el contribuyente de la realidad que allí se hace presente

Sus ojos buscan una melancolía inexorable, inevitable en cualquier ámbito

Resultado de su decoloración del alma, de su represivo pesar de retorcerse en la incertidumbre que le produce amar a esa persona

Esa persona lo volvía como realmente se encarnaba, invariablemente esa persona se desvaneció, se descompuso de la forma insana de amar de un ser destruido, pero esa persona era tan suave con sus palmas y recordaba ayudar a los demás, a esas carreras vitales que querían parar y ella perseveraba

Contribuyente escuchó un día, en esa misma posición, con los ojos brillantes y sus anteojos como parlantes o amplificadores de su vista, se abalanzaron sobre la nada, solo sus oídos pudieron encontrar esa partitura letrada que le decía

"De ella todo deseas saber"

"¿Y quien no? Sí su alma es oro puro, y la mía solo carbón"

"Pero de ella necesitas saber, queres su libro de carrera, su libro que explique todo lo que hizo y hará, porque oh tus celos irremediables, ese miedo a perderla, manipulador de sogas, manipulador de sogas antiguas y quietas, porque realmente no se necesitan"

"Oh Demonio irreconocible, me dejaste aquí y no me diste alas, no soy un cuervo ni un mago ni siquiera un poeta, quiero que me lleves al infierno de vuelta"

"Sucio indeleble, eres bueno, nunca fuiste un demonio ni lo seras, estos cuernos nunca verás en tu cabeza, pero tienes miedo de que ella los saque por ti"

Frente a él, el contribuyente, se le materializa una mujer delgada, con muchas curvas y una barba en su perilla que era muy fina, con voz de gran edificio y muchos ladrillos viejos, muchas palabras de antaño se quedaron atrapadas en su boca

"Ser de ultratumba, ahora que se me ha aparecido me recuerda a un lago tranquilo, apacible a las orillas de mis pies"

"Es lo que soy, un escapado del tiempo, pero quiere usted encontrar a esa persona en la espesa niebla de la que hablaba Unamuno, oh niebla de la lujuria"

"Silencio! No es lujuria es amor, nunca le hare daño"

"Pero lo deseas sucio perro, deseas besar sus ojos y que no te abandone, que nunca pueda salir de la cárcel de tu cuerpo, esa de la que no salís"

"Cállate demonio! Ser infame y rastrero! Deja de alistarme como un soldado reacio a cambiar de idea, no sos mi dictador, solo yo puedo serlo de mi mismo"

El contribuyente se sigue meciendo en la silla, su escritorio lleno de escrituras, de parafrasear barato, que sí Einstein, Tesla, Heisenberg y otros tantos nombres sin ideas, porque solo eran ideas construidas por los nombres

El demonio devino por tomar un café, café frío que trajo de alguna casa, que flotando con su cuerpo esbelto y finísimo había robado alguno que desprevenido, se lanzó hacia ella

Esa persona se arreglaba, se aseaba en textualización de sus trabajos, de su realidad, y siempre escapaba de todo, el contribuyente, el respaldo de su asiento, un gato, de todo escapaba esa persona

El contribuyente se deshacía en teclas de su máquina de escribir, de su corazón motorizado, desvaneciendo de a poco su realidad

El demonio espero un tiempo, largo tiempo, se quedo esperando esa respuesta venidera, que prófuga y pródiga se abalanzo sobre el contribuyente, a que viene con sus largos caprichos antipopulares, resbaladizos pasillos rectangulares, todos iguales y en medio de esa maraña de alertas y cargas venia esa respuesta que el demonio tomó entre sus garras, entre sus manos

Amar o celar, amar y celar, amar, celar, todos los caminos llevan a roma...Todos los caminos de su cabeza llevaban a esas dos cabizbajas palabras, medio cansadas de su comparación

"Demonio, quiero saberlo todo"

"Y lo sabras, abri tus ojos y entorna la llama, esto será oscuro y albergará tus más irremediables dolores, porque acá, no quedas más nada que vos... y yo"

Y esa persona se sumió en la más hermosa de llama que iluminó su mundo, su retuerzo de cuerdas, y ella nunca supo el dolor que le había causado porque él nunca se lo dijo, ni él ni si demonio

Ella sigue siendo armonizada, y aquí no hablamos más del contribuyente...Porque se nos ha ido de la mente...

Antología de cuentos de un perspicaz charlatán (Ciudad de unos Don Nadies)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora