Penumbra está un poco oscura, quizás más de costumbre
Entre tanto, un gigante se esconde en la hierba, a la vista de todos y en la vista de ninguno, en los ojos del pájaro más pequeño y en las garras de un tigre que se abalanza, hambriento, sobre su presa.
Un batallón de la Segunda Guerra, proveniente de las costas de Sicilia, encontrándose entre los Aliados, cayeron en penumbra, entre estrepitosos vuelos y un aterrizaje poco claro y preciso.
Un sargento salió ileso, igual que un cabo y un soldado de infantería, ambos tendrían alrededor de 20 años, el soldado un poco más crecido, y el último en uno de los últimos plazos de su enseñanza bajo el manto del general, que con un bigote poblado ve sin ver, sin captar todo, y tira órdenes confusas y sin recuerdo, es un parcial en contra de un número entero, el cuál es capaz de dividirse en dos, las veces suficientes como para darle la razón en su pensamiento.
El batallón, como he expresado, era el sargento, el cabo y el soldado, pero caídos entre las ramas oscuras y ensombrecidas de la noche y de la Penumbra, era solo extraños, solo humanos, aún con el resentimiento de que algunos sientan una superioridad que quizás dice la autoridad, pero en un lugar donde indiferencia crece y decrece, donde la bala no te alumbre, son todos iguales, todos en el miedo irreconocible a lo desconocido.
Tráigame agua, Cabo
y usted un arma, mi general,
para no tener que atar cabos
creo que no hay un río cerca, mi general
Entonces, acérquese a mí y apunte, Cabo
no puedo mi general, estoy
cansado
Creo que puedo levantar siquiera el arma, pero solo levemente
Espero que se acerquen
Por favor, porque nos deja solos
Creo que ya nos ha dejado
El soldado y el cabo, siguieron caminando, imaginando donde estarían, el triángulo de las Bermudas, en un espacio utópico debajo del mar, de la tierra, si habrán viajado en el tiempo, si habrán llegado a una tierra prohibida, el Edén, porque hasta ahora todo parecía irles bien, de maravilla, sacando de a poco las ligaduras, que creen,los ata, pero que no puedo entender si están o no en lo cierto.
Quizás la vista de buen lector del cabo, y esa insondable actitud del soldado, errática y siempre indefinible, los llevó hasta ahí, a ese lugar oscuro que ni sabías si era o tu compañero o una madera con la forma de un compañero,en medio de toda esa penumbra, porque Penumbra es juguetón, vuelve tan loco a muchos, para bien y para mal, y tan cuerdo a pocos, pero con un miedo que roza, como se explicita, lo desconocido, ¿Quien no arriesga su cordura para conseguirla?¿Como suben entre las barricadas psicológicas si necesitan conseguirlas?
El cabo y el soldado, entre un par de toques temerosos, entre la oscuridad, se van conociendo entre pulsos quietos y algún que otro respiro que el otro siente, que respira dándose cuenta de su vida y que respira, que aunque sea un idiotez decirlo, lo saben y no van a caer en las redundancias sin ver, en la oscuridad, porque es igual la inutilidad que si observamos y pugnen entre palabras para encontrarse en lo ilógico de ese comentario
Pasó un largo tiempo, sin que hablase ni escuchasen los pasos, de una contienda contenida, hasta que se encontraron en tanteos y de un momento a otro la pugna bíblica de sus manos se cayó entre rodeos y anécdotas en la oscuridad, de quisiera entender esto de una vez, de quién soy o somos, como es que peleamos sin caernos o sin observarnos en vano para no perder lo que perdemos.
Incluso llegaron a pensar en que el sargento seguía allí, entre unos susurros lo oían reírse de sus cabezas, embobadas en mierda de cerdo, de hojas, de un ojo gigante observandolos
El ojo ni los seguía pero daba brillo, pero tan acostumbrados, como topos, a la oscuridad de una manera casi natural, el gigante siempre los observo, con los ojos cerrados, porque no necesitaba de pupilas para ver, para sentir, para entender,y proviniendo de hombres de guerra, de lucha constante contra nadie, contra empresas que ni siquiera están.
Quizás necesiten de mi
Quizás
Quizás no
Quizás me posean pero sin ver
no me ven
Quizás no
Quizás sí
Tengo un regalo que no es para ustedes
¿Y para qué mencionar algo que ni nos servirá, que nos dejara en vano aquí?
¿Cómo eres capaz de volver todo en uno?
Solo soy un escalera, una especie de bitácora
Una especie de escoba
Especie de nada
Especie de todo
¿Quién lo entiende?
Yo no entiendo, solo vivó en los montes
Tener miedo es normal
¿Por qué no lo sería?
Me acalambra los ruiseñores, oh gigante ciego
¿Quién habló de una ceguera?
Nunca explícito nada respecto a una ceguera
No soy ciego, yo veo
Y yo volaba pero me caí
El gigante, quizás cansado, aplasto de un golpe seco a alguien, y siguió hablando, mientras el ambiente permanece en silencio, ya no se oyen sus palabras, pero nadie oye ni escucha, siente de a poco el zumbido inconfundible de la respuesta, de la entrada a la fría cabeza de terciopelo que resulta la ignorancia
El gigante, respirando el mar y ahogándose en el aire, se esfuerza por vivir, pero todavía tiene ataques de ira, y bueno, uno hace lo que puede.
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Antología de cuentos de un perspicaz charlatán (Ciudad de unos Don Nadies)
General FictionEstos textos no tienen ni comienzo ni final...porque pueden ser leídos como plazcan... Habla de un mundo extraño, incomprensible para muchos y para pocos, ya que solo es la forma de descargarse de un simple e idiota escritor capaz, que a lo sumo tom...