Trato

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Dormía plácidamente en su enorme cama, después de la ducha que había tomado cayó rendido al colchón, a los pocos minutos tenía al pequeño rubio pegado a su cuerpo intentando obtener algo de calor.

Akira no pegó ojo en casi toda la noche, por eso no pudo evitar soltar maldiciones a Buda por despertarlo tan temprano con los estúpidos rayos de sol, se desperezó en la cama, mirando a todos lados en busca del pequeño, sin encontrarlo.

Suspiró.

Era normal que Takayuki después de pasar una noche juntos marchara, le sorprendió que esta vez no fuera diferente, claro, considerando lo de la noche anterior.

Takayuki nunca había sido así de abierto con él, incluso le propuso tener sexo, no directamente claro, pero en ese tipo de situaciones las acciones dicen más que las palabras.

Akira tuvo la oportunidad de arreglar las cosas con su novio, de volver a ser las personas que eran antes de que todo aquello ocurriera, sin embargo, rechazó la oferta, y aún seguía sin saber el porqué.

Salió de su habitación y un agradable olor lo atrapó, caminó hasta la cocina encontrándose con Yuki, llevaba una de sus enormes camisetas y su ropa interior, presumiendo sus delgadas piernas.

Tal parecía que hacía el desayuno.

—Sé que estás detrás... ¿podrías poner la mesa por favor? — habló dulcemente el menor, sacando de su ensimismamiento al bajista.

—¿Eh?...—Dudó—Ah, sí... claro. —Akira sacó platos y vasos, colocándolos en la mesa.

Minutos después el menor llegó con una docena de hot cakes recién hechos.

—Tienen pequeños trozos de fresa... espero no te moleste... — comentó.

—Descuida. —Habló serio.

—En verdad amo las fresas. — sonrió Yuki. Akira, más por obligación que por ganas, le devolvió la sonrisa.

"—Es de fresa...— dijo Akira.

—No gracias... no me gustan las fresas...— comentó el menor."

Recordó aquella vez con Takanori, sonriendo bobamente mientras picoteaba con el tenedor su desayuno.

—¿Te divierto? — preguntó su acompañante.

—No...no... es solo que recordé algo... es todo. — aclaró el mayor.

Continuaron comiendo en silencio, Yuki melancólicamente recordó aquellos tiempos en los que no paraban de hablar, haciendo que el desayuno y el café se enfriaran.

Akira estaba muy raro, sólo se dedicaba a sonreír a la nada mientras comía.

El chico, cansado dejó los cubiertos en la mesa de golpe, llamando la atención del otro.

—¿Qué demonios te ocurre?

—¿A qué te refieres? —dudó el bajista.

—Estás raro desde que llegué, muy frío... distante, como si no me quisieras aquí... — habló el otro.

Akira sonrió tiernamente. —Son especulaciones tuyas. — Se acercó al menor y plantó un beso en su frente. —Tengo que irme, hoy tengo reunión.

—¡E-Espera! — habló Yuki. —Yo... yo te acompaño.

Tardaron una hora más en salir de casa, iban juntos en el auto del bajista, cantando canciones de su juventud, con sus manos entrelazadas.

Para Yuki una escena cualquiera, pero para el bajista era algo nostálgico, le recordaba aquellos días de preparatoria, cuando aún eran amigos, cuando el mayor comenzaba a sentir algo más por su compañero, le recordaba el por qué se había enamorado del chico a su lado.

Famoso por Accidente (un fic de the GazettE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora