London

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LONDRES

— Entonces... ¿No tienes idea de lo que pueda significar? — el pequeño que se encontraba en el diván muy nervioso, era una persona realmente tímida, y el estar ahí, echado, contándole sus penas a un hombre desconocido era algo que lo superaba.

— Realmente no lo entiendo, esperaba que me ayudara a resolver esto, me está poniendo de nervios este asunto. —

—¿Qué es lo que sueñas? — preguntó aquel hombre acomodándose sus gafas y listo para anotar en una libreta.

—Son varias escenas en realidad, en una estoy con una persona idéntica a mí, jugando en la nueve, otras veces esa misma persona está jugando conmigo en el patio de una enorme casa, pero la que más me llama la atención es una donde estoy en una habitación blanca, lo único que se encuentra en la misma es un espejo, y él está reflejado en el mismo...—

—¿Cómo sabes que no eres tú?

—Lo sé, el reflejo tenía movimientos propios. —

—¿Cómo era esa otra persona? — Preguntó de nuevo aquel hombre. —Hablando de personalidad; ¿era como tú eres? — el chico se quedó callado por unos segundos hasta que se dispuso a responder.

—No, era completamente diferente, era una persona contraria a mí. —

—Tu madre me comentó que tienes problemas de autoestima ¿correcto? — el otro asintió. —Y te cuesta mucho trabajo hacer amigos— de nuevo asintió. —Probablemente es eso, ese chico en tus sueños es el reflejo de lo que te gustaría ser, una persona diferente, más segura. —

El joven en el diván lo sopesó un momento, era cierto que siempre quiso ser más seguro, menos tímido, pero algo le decía que aquella interpretación de su sueño no era del todo acertada.

Pasaron una hora hablando de lo mismo, hasta que por fin aquel hombre le dijo que podía irse. El chico se levantó de aquel diván y abrió la puerta, ahí en la sala de espera estaba su madre distraída con el teléfono, al verlo en su rostro se dibujó una sonrisa.

—Taka, ¿todo bien? — preguntó poniéndose de pie.

—Todo bien mamá. — dijo aquel chico con una sonrisa.

—¿Pudieron resolver lo de aquel sueño? — la mujer abrazó a su hijo y le dio un beso en la frente.

—Si mamá— abrazó de vuelta a su madre.

—Eso es excelente, ahora vamos, que es tarde para tu clase de piano. —

Se dirigieron al estacionamiento para luego tomar rumbo a donde el pequeño tomaba sus clases.

Al llegar al recinto, el cual era un edificio victoriano bastante imponente, el chico se despidió de su madre prometiendo que volvería temprano.

La clase transcurría normal, en uno de los descansos Takanori se quedó practicando un punto de la pieza que no podía lograr.

—¡Takanori! — un chico de cabellos castaños gritó irrumpiendo en aquel armónico lugar.

—Shima, ¿qué ocurre? — Aquel castaño no era más que el mejor amigo del pequeño.

—¡Debes ver esto, soy un genio! ¡En verdad lo soy! — se acercó con su guitarra y comenzó a tocar algunos acordes.

—Vaya... es hermoso...— dijo tímidamente.

—¿Hermoso? ¡Es asombroso! Con una guitarra eléctrica sonaría mejor. — Takanori asintió dándole razón a su amigo. Si bien era cierto que el menor era una persona tímida, Takashima hizo todo lo posible por convertirse en su amigo, se conocieron a muy temprana edad en la misma escuela de música, desde entonces son amigos y el hecho de que el más alto sea tres años mayor no es un impedimento en su amistad. —Vale, ¿Y tú que haces? — El castaño tomó las partituras que tenía el chico en el piano.

—Shima ¡No! ¡Devuélvemelas! — el menor saltaba intentando recuperar su trabajo.

—¿Pledge? ... Autor... ¿Taka, tu hiciste eso? —

—¡Shima! ¡Ya basta! — gritó el menor golpeándolo en el pecho.

—Tranquilo, no me voy a reír de ti. — dijo revolviéndole el cabello y entregándole las hojas.

—Aún no está terminada...— dijo recobrando la postura.

—Toca, quiero escuchar. — Takanori se puso de todos colores.

—Pero...—

—¡Nada! Te quiero escuchar. — El chico resignado se dirigió al piano y comenzó a tocar, era una melodía bastante hermosa, al escucharla te sentías nostálgico, Shima cerró los ojos concentrándose en el sonido hasta que una nota falsa sonó destruyendo el ambiente.

—Demonios... lo siento, aún no puedo con esa parte. — Dijo el castaño más pequeño.

—Eso si es hermoso, Taka, tienes muchísimo talento...—

—Claro que no, aun soy un novato. — Dijo agachando la cabeza.

—Como tú digas...—

La clase transcurrió sin más contratiempos. Al salir de aquel lugar se encaminó junto a su mejor amigo a la cafetería donde ambos trabajaban, miraban el paisaje primaveral de Londres, realmente una ciudad hermosa, llena de edificios importantes y realeza.

Llegaron al lugar y sin tardar se pusieron los delantales que los identificaban como empleados del recinto.

La tarde sabatina de Takanori pasó entre mesas con todo tipo de personas, extranjeros, londinenses, cada uno con una historia diferente y una taza de café enfrente.

Takanori no comprendía por qué le costaba tanto trabajo socializar en su escuela, pero en la cafetería lo hacía con gusto.

Casi al término de la jornada llegó un grupo de chicos de la clase del menor. Takanori al verlos no pudo evitar soltar un bufido, realmente no quería atenderlos.

—Yo puedo atenderlos. — Dijo Shima mirando hacia aquella mesa.

—Es mi sección, yo lo hago. — Dicho esto se dirigió a aquella mesa. — Hola chicos...— dijo tímidamente.

—Hola...— una de las chicas le sonrió cálidamente, Scarlet Miller, esa chica era el amor platónico de Takanori desde que entró al colegio.

—Lo... logramos, a graduarnos. — Comentó Takanori intentando sacar conversación.

—Podrías...¿tomar la orden? — dijo aquella chica haciendo que la poca autoestima que tenía Takanori en esos momentos cayera por los suelos, él sin más asintió y tomó la orden.

Por otro lado Takashima observaba como aquellos insensibles molestaban a su amigo, estuvo a punto de ir y decirles algunas cosas a aquellos adolescentes, pero las manos de alguien le cubrieron los ojos, sabía perfectamente de quién se trataba, reconocía su colonia.

—¿Hay alguna orden especial para mí? — Shima se quitó las manos de los ojos y volteó a ver a quien era su novio, un hombre más alto que él, cabellos negros algo largos, ojos algo rasgados y labios carnosos. Takashima era abiertamente homosexual y que la sociedad respetara sus gustos le fascinaba.

—Claro que sí, le guardé un poco de la especialidad de la casa. — dicho esto le dio un tierno beso a su pareja, fueron interrumpidos por Takanori que soltó un plato de mala gana en la barra.

—Lo siento Aarón, podrás comerte a Shima luego ¿sí? —

—¿Estás bien? — preguntó el otro.

—Dos días más... sólo dos más. — Dijo retirándose a los cambiadores, su turno había terminado .

—¿Para qué? — Preguntó Aarón confundido. Shima sólo contaba los billetes que le dieron de propina y los puso en un frasco que tenía escrito torpemente "Taka's Japan fund".

—Para el viaje de Taka. —


Famoso por Accidente (un fic de the GazettE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora