Por Unos Momentos

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5:00 am, la alarma suena insistente en la mesa de noche de mi nueva habitación. Sinceramente odiaba levantarme temprano, creo que eso era lo único que tenía en común con la mayoría de los adolescentes, eso me hacía sentir medianamente normal.

Como sea, ahora tengo que prepararme para ir a mi nueva escuela, tendré que llegar aun más temprano para recoger el nuevo uniforme y los horarios. Que pereza.

Obligada me levanté de la cama, con el cabello hecho un completo desastre (como todas las mañanas), las sábanas en el suelo al igual que algunas almohadas. Tomé una liga blanca de la mesa de noche para atarme el cabello y me permitiera arreglarme con mayor comodidad.

Realicé todo como cualquier otra mañana: Hice mi cama, me cambié por unos pantalones flojos negros, una blusa del mismo color de los pantalones con un estampado de Assassin's Creed, una chamarra gruesa de color gris y unos tenis gris con blanco. Queda claro que no soy muy fan de los colores lindos o llamativos. Me paré frente al espejo del tocador y quité la liga de mi cabello y comencé a peinarlo en una coleta alta, dejando unos mechones de cabello sueltos. Al acabar dejé el peine a un lado y noté lo largo que estaba mi cabello ¡Llegaba casi a mi cintura! Definitivamente tenía que cortarlo lo más pronto posible. Lo haré después de la escuela... Así tendré un pretexto para salir un rato y relajarme un poco. Sonreí frente al espejo y salí de la habitación, directo a la cocina.

Mientras bajaba las escaleras no escuché ningún ruido, es como si viviera sola. Al llegar a la cocina esperaba ver a Saya, pero cuál fue mi sorpresa que estaba vacía. Todo estaba en orden, y sobre la estufa había una nota. Me dirigí a ella y la tomé para leerla.

Evelyn.

En cuyo caso que tú te levantes antes que yo, te digo que todo lo que creo que puedas necesitar para tu desayuno está en la alacena y refrigerador, a menos que lo que comas sea carne humana xD de esa no tengo. Los platos están a tu izquierda, en las gavetas de arriba, y las ollas en las gavetas de abajo. Si quieres café, está a un lado de la cafetera en un bote de metal color rojo.

Y solo si tienes la curiosidad, me levanto a las 7 de la mañana.

Atte.: Saya.

>>¿Siete de la mañana? ¿A caso no va a la escuela? << Pensé.

-Yo no como carne humana.- exclamé mientras botaba a la basura la nota.

Siguiendo las ubicaciones de las cosas según el papel fui haciendo mi desayuno que consistió en un huevo frito, fruta picada, pan y una taza de café.

Cuando todo estuvo listo me senté a la mesa a disfrutar de mi desayuno mientras, para no aburrirme, revisaba algunas noticias en mi teléfono celular. Inicié como siempre por la nota roja, donde se reportan todos los accidentes, asesinatos, o muertes del día. Como lo esperaba, estaba el "misterioso" asesinato de Takeshi Hashimoto. Me pasé para ver el artículo pero no decía nada realmente interesante, más que había muerto de una manera muy rara e inexplicable. >> Prepárense que habrá más de esas noticias<<

Seguí revisando las noticias hasta que acabé la nota roja. En otra sección aparecía una noticia que me llamó la atención por su encabezado: "El sexy empresario inglés, Allen Beckam, llegó a Japón el día de ayer".

No podía creer que de verdad le hayan puesto "sexy" en el encabezado. Debo de admitir de que sí lo está, pero me sorprende que lo hayan hecho. Ese tan sexy empresario Allen Beckam es un chico de 20 o 25 años de edad. Tiene muchas empresas al rededor del mundo y posee muchas influencias, digamos que nadie quisiera ser su enemigo o acabaría muerto. Aun que muchas personas, en su mayoría chicas, ignoran ese lado oscuro de él, se concentran solamente en su atractivo y en las increíbles cantidades de dinero que dona a campañas humanistas, siempre está apoyando a cualquier obra de caridad. Debo de admitir que por unos años atrás estuve "enamorada" de él. No es que no lo considere atractivo, pero digamos que ya lo dejé atrás.

La existencia de lo irrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora