Demonios

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¿Qué estaba pasando? ¿Por qué me sentía de ese modo? Debería sentir remordimiento o tristeza, pero siento todo lo contrario ¡¿Por qué?!

Tengo que decírselo a Gael. Él comprenderá y quizás me ayude. Debo decirle en este momento, por que conociéndome, si no le digo ahora luego no se lo diré, para luego arrepentirme de no haberle dicho, y para evitar todo eso, mejor hablaré ahora.
Giré para verlo y hablarle mejor:

-Gael- hablé con in tono débil y nervioso; captando su atención.

Gael volteó a verme tranquilo. Me costaba trabajo ordenar las palabras, pero cuando por fin pude articular lo que diría...

-Gracias por la ropa. Es muy cómoda - fui interrumpida por Jack, quien terminaba de cambiarse.

¡Perdí mi oportunidad! ¡Maldita sea!

-Bueno, estoy muy cansada. A sido un día largo, asi que mejor me iré a dormir - agregué tratando de anteponer una sonrisa para la frustración.

-Espera- dijo Gael interrumpiendo mi escape. -¿Qué es lo que me ibas a decir?

No podía, no quería decirlo en presencia de Jack. No hace mas de unas horas que lo conozco y todavía no le tenía la confianza suficiente. Aun que fuera adorable.

-No es nada importante. Mejor luego te cuento. Estoy cansada- le dije aun sabiendo que ese " te cuento luego" no iba a llegar.

Di media vuelta y subí rápido las escaleras hacia mi habitación, quitándole la posibilidad de que insistiera en que hablara.

Entrando al cuarto me tumbé en la cama, sin siquiera cambiarme la ropa que traía puesta. Tocando mi cabeza con la almohada caí dormida. No mentí, estaba sumamente cansada.

A la mañana siguiente me lévate relativamente temprano (7:00 am para ser exactos). Me sorprendió que esa mañana mi cabello ni mia cobijas no estuvieran echas un desastre. Tal vez estaba tan cansada que ni dormida me dieron ganas de moverme. Pero bueno, ya tenía mas energías que ayer y tenía cosas que hacer para mañana la escuela.

Cambié mis ropas negras por una verdes y blancas mas cómodas. Até mis cabellos cafés y lacios en una sencilla coleta.

Era domingo y tenía que hacer todas las tareas que debí hacer ayer, sábado. Pero antes de ponerme a trabajar tenía que desayunar, así que bajé a la cocina para ver que encontraba para comer. Al llegar a la cocina me sorprendió ver... Que Gael estaba haciendo el desayuno. Tenía en la mesa fruta, jugo de mandarina ( mi favorito, algo de café y algunos hotcakes que estaba preparando. Todo se veía tan delicioso.

Gael estaba cocinado la última masa que quedaba cuado detectó mi presencia.

-Buenos días, Evelyn- saludó amablemente.

-¿Qué es todo esto? ¿Por qué tú estas cocinado?- pregunté sin corresponderle el saludo.

-Ah, bueno. Vi todo lo que tenías y no era suficiente, así que fui a comprar algo.

-Si ¿Pero por qué estás Tú haciendo el desayuno? -aun no aclaraba mi interrogante.

-No iba a permitir que hicieras algo con ese brazo lastimado- Cierto, no recordaba la herida de mi brazo- Además, es lo mínimo que puedo hacer por ti, por salvarme la vida ayer. Tengo que cuidarte- habló sonriendo y con una amabilidad enternecedora.

Sus palabras me hicieron muy feliz. Era tan amable.

Terminamos de desayunar y subí a mi habitación a terminar mis deberes. Gael se quedó a recoger la cocina y a esperar a que Jack se levantara para acompañarlo a desayunar.

La existencia de lo irrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora