7. Confrontación

10 1 2
                                    


El grito de su novia nunca llegó a sus oídos. No era el casco, era la ira irracional la que impedía que cualquier ruido sea interceptado por sus oídos. Sólo tenía ojos para aquel camión que se alejaba rápidamente por la avenida.

Pero Joel, con la rabia y todo, no era tan idiota para montar un escándalo en medio de la pista. Tampoco para interceptarlo si se metía por alguna calle poco transitada. Si no tuvo pudor en matar a sus amigos, tampoco lo tendría en arrollarlo a él. No, lo que haría sería seguirlo, tenga el destino que tenga.

Así entonces, la moto poco a poco fue adelantándose, rebasando autos hasta posicionarse detrás del camión.


°°°°°


- ¡No! ¿Y ahora? – Noraya, en la puerta de la casa, nuevamente tenía el cerebro en blanco, como cada vez que situaciones inesperadas como ésta ocurrían. Ella misma odiaba ese aspecto suyo. Y entonces tuvo una idea. Sacó su celular, marcando un número en su lista de contactos. – contesta... contesta...

- ¿Hola? – respondió una voz algo somnolienta.

- ¡Raúl! ¡Tienes que ayudarme! ¡Apareció el conductor del camión de hace medio año! Joel se ha vuelto loco, ha salido tras él con su moto a perseguirlo... no sé qué pueda pasar, ¡estoy preocupada!...

- ¡¡¿Por dónde?!!

- Cerca de mi casa, por la cuadra diez de la avenida Málaga y subiendo... por favor evi... ¿ah?

Noraya, confundida, separó el celular de su oreja, viendo la llamada cortada. Y entonces comprendió... ¡Qué estúpida! Raúl era otro que querría tomar represalias. Tal conductor también le quitó a su todo, a Erika. Seguro en este momento estaba subiendo a su carro, arrancando a toda velocidad en dirección al lugar que ella había mencionado.

Entonces, se le ocurrió otra idea más sensata. Hacer otra llamada, a otro destinatario.


°°°°°


El camión finalmente se estacionó en una calle algo oscura por donde Joel nunca había pasado. Era una zona bastante alejada a donde vivía, pero eso no importaba por el momento. Dejando la moto atrás del camión lo más silenciosamente que pudo, se acercó al señor por detrás.

- Disculpe. ¿Se acuerda usted de mí?

El señor, de espaldas, volteo para ver quién le dirigía la palabra. Pero no ni pudo verlo, pues al voltear lo primero que vio fue un puño, el cual impactó en su cara una fracción de segundo después.

Eso lo desestabilizó, quien dio unos pasos atrás, tratando de no caerse. Pero Joel no paró ahí, pues dirigió su otro puño directo al estómago, y luego impactando otro derechazo en la cara del mismo.

El señor se cubría el rostro, pero de la nada sacó una potente patada que hizo retroceder a Joel.

- ¿Quién eres? ¿Quieres que te mate?

Sin darle importancia a esa última pregunta, Joel escupió toda su rabia con las siguientes palabras.

- ¿Hablas de matar? ¡Si yo fui el quinto joven al que te faltó aplastar ese maldito día!

- ¿De qué mierda hablas?

- ¡No hagas como que no sabes, hijo de perra!

Joel no esperó a que le respondieran. Solamente quería moler a golpes a la persona frente a él, era su meta esa noche. Pero al haber peleado solamente con sus amigos en la secundaria, con falta de experiencia en peleas reales, falta de brazos musculosos, y viendo lo robusto que era el oponente, prácticamente estaba yendo a que lo muelan a golpes a él.

Y así iba a ser. Su tercer derechazo fue esquivado con facilidad y tuvo que soportar el dolor de recibir uno. Pero no retrocedió, sino que se las arregló para sujetar el brazo extendido del rival, y con otro izquierdazo trató de darle el cuarto golpe. Pero de igual manera que hizo Joel, su puño fue atrapado fácilmente. Y al momento siguiente, se encontraba tirado en el suelo mojado.

Un pie golpeó la parte izquierda de su torso, haciéndole gritar. Se quiso levantar, pero una patada en la cara lo devolvió al suelo.

- Te voy a dejar hecho mierda para que aprendas a respetar.

Ya sentía la sangre caer de su nariz. También vio a una señora cerrar las cortinas de su ventana, desde dentro de su casa, para no ver lo que iba a pasar. ¿Con quién se había metido? Pero no tuvo tiempo para pensarlo, pues otra patada le brindó más dolor a su cuerpo.

Su brazo aún estaba siendo sujetado, cada vez con más fuerza. Parecía que le querían romper el hombro. El hombro... y entonces una imagen, un recuerdo llegó a la mente de Joel. El recuerdo de una chica sin piernas, con un hombro sin brazo, llorando al enterarse de la muerte de sus amigos...

La ira regresó, y la fuerza llegó a él, sin saber de dónde. Justo cuando la siguiente patada se dirigía a su cara, Joel movió la cabeza para esquivarla. Sin saber cómo, sacó un puntapié con todas sus fuerzas, directo a la espinilla de la pierna del señor con la que se mantenía estable. La patada le hizo doblar la rodilla, perdiendo el equilibrio y cayendo al costado de Joel, quien vio su brazo liberado y se paró inmediatamente, alejándose un poco.

Sintió algo puntiagudo hincar su espalda baja. Mirando rápidamente, vio un pedazo delgado de fierro sobresaliendo del camión, lo suficientemente delgado y largo como para traspasar la piel humana.

- Ahora sí te mataré.

El señor se levantó, literalmente con una mirada asesina en sus ojos, con la que cualquier persona se hubiera asustado. Se dirigió a toda velocidad hacia el joven, con una embestida. Pero éste último, se apartó un poco para evadirlo. El atacante quiso perseguirlo, pero sus pies patinaron por el suelo mojado, producto de la lluvia que había aumentado en fuerza. El cuerpo fue a parar al camión, donde un pequeño fierro se encontraba, incrustándose en todo su largo en la cadera.

Este aulló de dolor, dejándose caer en el suelo. Joel no dejó escapar esta oportunidad, sacando una patada que impactó en la cabeza al tipo.

- ¡JORDAN! ¡JORDAN!

Empezó a gritar un nombre, pero al joven le dio igual. Sólo se concentraba en golpear cada centímetro que podía de aquel asesino tirado en el suelo. Cada puñetazo, cada patada, cada golpe era una muestra de la rabia que había contenido por medio año.

Pero el sonido de un disparo al aire lo sacó de su ensueño furioso. Volteando, vio a un chico más joven, parado cerca de él, que lo estaba apuntando con una pistola.

Joel instintivamente levantó las manos despacio. El señor en el suelo empezó a arrastrarse, en dirección a Jordan.

- No se quien eres, pero no sales vivo de acá.

Esto se había salido completamente de control. Lo último que Joel se esperaba, era estar metido en esta situación.

- Muere. – soltó Jordan, apuntando a la cabeza de Joel.

Éste cerró los ojos, esperando la bala que le ponga final a su vida, la cual debió terminar hace medio año con sus amigos. 

Noraya & JoelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora