Joel abrió un ojo, somnoliento. ¿Qué era esto? ¿Qué hacía en un hospital? No necesitó pensarlo mucho. Los recuerdos llegaron como una avalancha, mandándolo a un foso de tristeza, que parecía no tener fondo.
- Ya despertaste.
Se sobresaltó, dándose cuenta que Noraya se había quedado dormida encima de él, en un abrazo que ninguno de los dos había soltado. Los nervios los empezaron a carcomer cuando vio enfrente a Raúl, con su traje desarreglado por la prisa. ¿Cómo le explicaría?
- Sí... Por favor habla despacio, no despiertes a Nora...
- ¿Qué fue lo que pasó? Nadie ha salido aún.
- Yo...
¿Qué podía hacer? ¿Cómo decirle? ¿Cómo hacer siquiera que las palabras salgan de su boca sin sufrir un dolor punzante en el corazón, más del que ya sentía?
- Erika está grave... accidente de tránsito...
- ¡¿Qué?! No... ¿pero cómo? ¿Cómo está? ¿Y los demás?
Joel sólo bajó la cabeza, sin responder a ninguna de esas preguntas. Eso le dio las suficientes pistas a Raúl, para que se imaginara lo que había sucedido. La desesperación apareció en su rostro.
El reloj de la pared del pasillo decía que era casi medianoche. Se había quedado dormido bastante tiempo, toda la sorpresa y conmoción les había golpeado demasiado.
A los diez minutos, salió una enfermera, la primera en salir de la sala. Raúl se paró inmediatamente.
- ¿Cómo está?
Ella miró a Joel, quien con la mirada rogaba por información, de igual manera.
- Hay un 60% de probabilidades de que sobreviva a esta noche. Y si lo hace su vida no será la misma. Su pierna izquierda ha sido amputada por completo, y la derecha hasta la rodilla. El brazo izquierdo ha sido un gran problema, pero se logró detener la hemorragia. Necesita descansar, y no recibirá visitas por lo pronto. Es todo lo que puedo decirles. Con su permiso.
Joel volvió a cerrar los ojos, agachando la cabeza, rogándole al destino para que permita a Erika conservar su vida. Raúl volvió a sentarse, con las manos en la cara, llorando silenciosamente.
°°°°°
Unas caricias suaves despertaron a Joel, quien permanecía dormido en el asiento.
- ¿Uh...?
Una figura femenina se sentó a su lado. Una figura con la ropa sucia, temblante, con los ojos hinchados y el pelo enmarañado. Tenía un vaso con café en una mano.
- Toma. Necesitas tomar algo.
- Nora...
Se enderezó en aquel asiento. Tomando el vaso con café y bebiéndolo, miró fijamente a su amiga.
- ¿Hace cuánto despertaste?
- Hace media hora. Ya son casi las seis de la mañana. Estuve conversando con los doctores, y Raúl se fue hace unos cuantos minutos. Debe presentarse en el trabajo, dijo que pediría permiso.
- Esto... esta mierda es horrible... ¿Por qué ellos? ¿Por qué ahora? – empezó Joel, con signos de perder la razón en su rostro.
Pero Nora, agarró firmemente las mejillas del chico, mirándolo fijamente a los ojos.
- Ella vivirá.
- ¿Vivirá?
- Sí.
- Sí...
- Se quedará con nosotros ¿entendiste? Ella no se dejará vencer por esto, por más estúpidamente difícil que parezca. Vivirá, y tendrá a Raúl, a su familia y a nosotros para estar con ella en lo que necesite.
Vio directamente al rostro de la chica que tanto le gustaba. El llorar todo el día de ayer le había pasado factura. Se veía horrible, pero también tenía determinación en sus ojos. Como diciendo "sufriremos por los demás después. Ahora hay que centrarnos en Erika".
- Lo tengo más que claro. Bueno entonces, regresemos a casa.
- ¿Qué? – dijo ella, apartando las manos del chico, confundida.
- Mírate. Estás hecha una bruja. Y supongo que yo debo estar similar. Vamos a casa a limpiarnos y regresemos.
- No, yo m...
- He-dicho-vamos-a-casa.
- Y yo he dicho que me quedaré. No me iré hasta...
- ¿Hasta qué? ¿Acaso puedes hacer algo? Los doctores ya nos dijeron todo lo que podían. No puede recibir visitas por ahora, está descasando. Es mejor estar acá limpios que estar acá hechos una desgracia. Vamos a casa. Dale, que te llevo.
- Eres un imbécil.
- Un imbécil que piensa. Ahora vamos – agarró de la mano a Noraya, quien a pesar de estar enojada por el repentino comportamiento de Joel, no opuso resistencia alguna.
Salieron del hospital, y sufrieron un poco para encontrar taxi. Después de un rato uno aceptó.
- ¿Dónde los llevo?
- Aveni... ¿Qué?
Ella le había estado dando unos toquecitos en el hombro esos últimos segundos.
- No quiero que mis padres me vean así... Ni quiero... darles explicaciones. Otro lugar, por favor.
Sin pensarlo mucho, le dio al taxista la dirección de supropia casa. Ambos subieron al taxi y permanecieron en silencio. Ya se estabaempezando a sentir tensión entre ambos, pero de la nada ella colocó su cabezaen el hombro de él, abrazando el brazo del muchacho y con la mirada perdida.
ESTÁS LEYENDO
Noraya & Joel
Teen Fiction¿Qué sucede después de perder lo más preciado para tí? ¿Sigues el camino que ya tenías trazado? ¿O te estancas en un pozo de tristeza sin fondo? Joel perdió su tesoro más preciado de una manera trágica. Ira, depresión, confusión y deseos de venganz...