¿Que soy?

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La noche cambio totalmente, no se atrevía a aparecer ni el menor inicio de una brisa. La luna, solitaria en el cielo, iluminaba perfectamente hasta los rincones más escondidos del Sector L.
Lena me había ayudado a llegar hasta su casa, no se porque pero casi no podía caminar.

Llegamos a su casa, y ni siquiera me fije si la habitación estaba un poco mejor, ella me ayudo a sentarme en la cama y me ofreció un vaso de agua, Lena me estaba cuidando como si estuviera herido aún que no me pasaba nada, solo estaba agotado.

Lena intentaba decirme algo pero era incapaz de oírla, ni siquiera puedo mantener mi mirada en un punto fijo, estoy como flotando y mis sentidos no responden.
Finalmente mis ojos se cerraron y aunque no quería, ellos hicieron caso omiso a mis intentos de abrirlos.

Me desperté a la mañana siguiente, un dulce aroma impregnaba mis fosas nasales y como consecuencia mis oídos y ojos también comenzaron a trabajar y escuche un tenue tarareo, abrí los ojos y divise una silueta la cuál estaba cocinando en un pequeño cubo con un fuego en su interior.
No quería distraerla así que con cuidado me senté, hacía mucho tiempo que no tenia esta sensación de tranquilidad. Frote mis ojos para limpiarlos después de haber dormido y cuando los abrí Lena me estaba mirando mientras lloraba.

-¿Que te pasa Lena? ¿No te habrás quemado?

-Eres un ¡IDIOTA! -dijo con una sonrisa que delataba su alegría por verme-.

-No deberías de tratar así a tus amigos. -Le dije mientras me reía-.

-Y un amigo debería de agradecerme su estancia de dos días en mi casa.

-¡¿COMO, dos días?! ¿Y mi madre? Tengo que ir a decirle que estoy bien, seguro que está preocupada.-Dije mientras me levantaba y corría hacía la puerta-.

-Tranquilo, tu madre ya sabe que estas bien, el Señor Baro ha hablado con ella y le a dicho que le ibas a ayudar en unos recados que tal vez le llevarían unos cuantos días.

-No se que decir. Estoy preocupado por ella, y aún no asimilo como pude dormir tanto.

- Silvio tranquilo, tenemos mucho de que hablar pero necesitas descansar y luego ya tendremos mucho tiempo para todo eso.

Lena consiguió que me tranquilizara, pero algo en mi cabeza me hacía estar inseguro y ansioso. Lena me puso un rico arroz con zanahoria para comer, estaba delicioso, ne encantaba el arroz y las zanahorias son un lujo que no es fácil de conseguir.
Continué hablando con Lena mucho más tiempo hasta que porfió llego el Señor Baro.

-Hola chico, ¿como estas?- mi boca no era capaz de articular ni una sola palabra-.

-...

-Se que es raro, pero tampoco me mires así.

No me lo podía creer, el Señor Baro estaba de ¡PIE! Estaba caminando justo enfrente mía, no era capaz de creérmelo.

-Tiene que ser una broma-dije con una pequeña risa en busca de apoyo por parte de Lena, la cual me miraba seria-.

-Nos es una broma -Dijo Lena-.

-Silvio, no te asustes, te lo voy a explicar todo, ahora si, sabrás toda la verdad.-dijo el Señor Baro mirándome con sus ojos castaños fijamente-.

-....

Ni siquiera era capaz de articular una palabra. El Señor Baro comenzó a hablarme de todo lo que yo le había estado preguntando después de tanto tiempo.

-Hace ya 20 años que estamos en esta situación, esta región junto con otras muchas era muy prospera y aunque vivíamos de forma humilde éramos muy felices, como te dije en mi barrio se celebraba cada mes una reunión donde compartimos lo poco que teníamos. Hasta que una de las regiones consiguió tener a Dos almas protectoras, usándolas para atacar a las demás regiones. Las demás regiones intentaron unir fuerzas pero sus almas no eran tan poderosas como esas dos y además no sabían luchar en equipo. Cuando muchas regiones empezaron a caer muchas huyeron y otras se unieron a ellos, en nuestro caso Auriel se mantuvo firme y después de varios avisos dijo que no abandonaría esta región por nada del mundo...

-Pero espera ¿que es eso de las almas protectoras?, jamas e oído hablar de ellas

-¿Como no puedes saber de lo que hablo?-Baro miro a Lena y esta le hizo un gesto con la cabeza para indicar que ella no me había explicado nada— ¿No le as dicho nada aún?

-Se acaba de despertar y no encontraba el momento para decírselo—dijo Lena—.

-¡Decirme que! —Grite para interrumpir su discusión—.

-Tranquilo Silvio—Dijo Baro— Yo te lo explicare. Tu amigo mio, eres la salvación que llévanos esperando desde la caída de Auriel. Por lo que me dijo Lena te encontró gracias al destello de luz que vio en el cielo, no se como lo haces pero tu eres capaz de mostrar tu Alma.—Baro está muy emocionada—. Gracias a ti esta situación puede cambiar completamente, puedes salvarnos, esta vez sera diferente, ellos ya no son tan fuertes, están viejos y no se esperan que aparezca alguien así sin que ellos lo supieran, aunque si Lena vio el destello, muchos otros también pudieron...

-Espera, ¿Mostrar mi Alma, a que te refieres? —Dije confuso sin asimilar toda la información que estaba recibiendo—.

-¿Como que no lo sabes? ¿Lo haces sin querer? Bueno, no pasa nada. Cuando me refiero a que puedes mostrar tu Alma lo digo literalmente. Desde hace muchos años, unas pocas personas son capaces de realizarlo, esto consiste aparentemente en la proyección de luz desde tu interior, llegando hasta 30 metros de altura, los mas fuertes y elegidos protectores, eran capaces de mostrar una forma característica, cuando esto pasaba, eran capaces de para batallas y conflictos del temor que infundían a su rival. Por lo que sabemos tu no lo haces, pero no lo sabremos hasta que te hagas más fuerte y lo domines.

-Baro, ¿No se como sabes tantas cosas? pero en este momento no puedo más. ¿Podemos seguir hablando otro día? Ahora quiero quedarme un rato con Lena y liego volveré a mi casa, no quiero que mi madre se preocupe.

El Señor Baro cogió su revolver y se fue.  Yo me quede con Lena, estuvimos un buen rato callados, yo no era capaz de hablar con ella, tenía tantas cosas en la cabeza que no me podía parar a pensar.

-Silvio, muchas gracias por ayudarme y a mi sector, gracias a ti, ahora viviremos más tranquilos.

-No se como lo hice, no se quién soy ni el qué, solo se que no dejare que vuelvas a llorar y quién lo haga lo pagara caro.

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