Después de oír mis palabras Lena dejo caer una lagrima que bajaba lentamente desde su mejilla hasta el mentón.
-Lo siento, no quería herirte, sabes que en estos últimos días te has vuelto indispensable para mí y no quiero que nadie te haga llorar. –Dije sin poder mirarla ya que no soporto verla llorar-
-No lloro porque me molesten tus palabras, sino que nadie nunca me había dicho nada tan bonito.-Levante la vista y la mire, una gran sonrisa y sus ojitos, los cuales se cerraban casi por completo cuando sonreía, hicieron que me sintiera mucho mejor-
Lena se levantó, se sentó a mi lado y comenzamos a hablar. Ella me dijo que yo también significaba mucho para ella pero no quería que por tonterías pudieran hacerme daño así que me dijo que ella podría defenderse sola y si alguien necesitaba ayuda seria yo ya que no controlo bien mis nuevas habilidades.
-Tampoco hace falta que te burles de mí. –dije mientras le daba la espalda con un gesto enfadado-.
- No te enfades, sabes que es cierto.
No podía enfadarme con ella, así que decidí volver a mirarla pero justo antes de hacerlo note como me abrazaba. Estuve un rato perplejo, aparte de mi madre nadie me había abrazado nunca, no es muy común por aquí demostrar tanta afectividad.
-¿Lena, que haces?
- No quiero que te pase nada, ¿me has entendido?
-Yo...e... yo no quiero que te pase nada.
-¿Que te parece si nos cuidamos mutuamente?
-Bueno vale, pero yo no necesito que nadie me cuide.
-Bueno pues aunque no lo creas yo lo haré. Y lo primero va a ser esto. —Lena se levanto y me dio una muñeca preciosa con un vestido aún mas bonito—.
-¿Que quieres que haga con esto?—Pregunte sorprendido—.
-Dásela a tu madre, por lo que me contaste de ella creo que le gustará.
Cuando llegué a casa mi madre se abalanzó sobre mí, casi no podía respirar pero sabía que ella me había echado mucho de menos y yo no tenía disculpa para eso.
-¡MAMA! Que me estas ahogando.
-¿Sabes lo preocupada que me has tenido? ¿Adónde fuiste y porque no me avisaste a tiempo? el pobre Señor Baro tuvo que venir a decírmelo por qué tu eres un despistado...
-Lo siento mucho mama, no volverá a pasar. Lo importante es que estoy de vuelta y te e traído un regalito.-Saque de mi mochila la muñequita con un flamante vestido negro con flores rosas que me había dado Lena para mi madre-.
-Ohh es preciosa, Silvio ¿cómo sabes que me gustan estas cosas?.. Pero no creas que con esto lo vas a arreglar todo. Aunque sí que ayuda.
- Lo se mama, siempre te veo cosiendo ropa y te encantan las flores así que supuse que te gustarían.
Mi madre finalmente se olvidó de lo sucedido así que la ayude a preparar la cena y estuvimos conversando sobre cómo le había ido el trabajo estos días, de que un vecino se había quejado de que en la casa del Señor Baro la pasada noche había visto entrar a alguien, que la policía a tenido que des alojar su comisaria en el barrio y que al parecer había desaparecido la banda de Fredy de un día para otro.
La verdad es que es lo normal en mi barrio menos algunas cosas que sabía que eran por mi culpa aunque lo de la comisaria me había dejado con la intriga, ¿si se había ido la banda de Fredy?¿Porque marcharse? Realmente pensé que asumirían el mérito y se pavonarían por las calles.
Al día siguiente subí a la casa del Baro, estaba un poco in cómodo al verle de pie pero rápidamente me acostumbre, aunque se me hacia raro que fuese más alto que yo. Entramos en su salón, nos sentamos y comenzamos a planear lo que será nuestro plan a partir de ahora.
Aunque al contarle lo de la comisaría a Baro a el también le pareció raro. Así que finalmente decidimos hablar con un amigo de Baro que podría saber el porque de está estraña situación.
Casi en el Sector Rojo, donde había sucedido mi disputa con Fredy, nos detuvimos delante de un edificio demacrado y Baro golpeo con la mano la puerta. Una voz ronca surgió de su interior, al oírlo los pelos se me pusieron de punta, la verdad esa voz era bastante intimidatoria. En el interior de esa construcción seguimos escuchando ruidos y pasos en el interior. Baro impaciente golpeo la puerta de nuevo y dijo:-¡Vamos gigantón, no tenemos todo el día!
-¡¿Como me as llamado maldito viejo parapléjico?!
Los ruidos se intensifican y con la ayuda del Baro aún más. Parece que había cabreado al hombre del interior. Los ruidos de pasos cada vez mas y mas fuertes delataban la proximidad de este hacia nosotros. Finalmente el cerrojo de la puerta sonó rompiendo la continuidad de los pasos. Del interior de ese edificio salio el hombre mas pequeño que yo había visto nunca. No pude evitar sonreír al recordar las palabras de Baro pero este pequeño hombre se encargo con su mirada de quitarme la sonrisa de la cara.
-¿De que te ríes tu Piolín?¿Que te parece tan gracioso?—Dijo acercándose ami y mirándome fijamente—
Baro en un segundo plano se reía de la situación lo que me dio a entender que todo lo dicho entre ellos era una especie de broma entre ellos. Así que colabore en su ritual:
-Si yo soy Piolín, usted es Speedy Gonzalez. —Dije intentando entrar en su juego—.
Baro soltó la carcajada mas fuerte que pudo y se dejo caer al suelo para reírse. Parece que mi pasión por los cómics me echa un cable de vez en cuando. Pero por el contrario el hombre después de oír mis palabras y frunciendo aún mas el ceño y acercándose ami dijo:
-Baro ¿De donde as sacado al graciosillo este?
- JAJAJA—Baro continuo riéndose un buen rato—
Este "hombrecillo" no me quitaba ojo de encima hasta que finalmente si boca articulo una frase:
-No le veo la gracia, Baro ¿Acaso llevo sombrero o tengo pinta de mexicano?
Ya no pude contener la risa y una enorme carcajada salio desde lo mas profundo de mi, este hombre no se si de verdad no lo entendió o lo hace aposta para que nos riamos.
Al cabo de un rato Baro me presento a su amigo de la infancia Sansón, apodado San. La verdad es que el nombre no le hace justicia pero luego de hablar con el me percate de que era un hombre tranquilo y con mal genio.
-Entonces ¿no sabes nada? —Dijo Baro interrumpiendo la conversación—.
-Solo se que al parecer algo a hecho que una región Alfa quiera inspeccionar está, no se que buscan, pero dicen que algo en el cielo provocó la movilización de muchos hombres.
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Alma
FantasySilvio,un curioso y estraño chico de diecinueve años, el cual esta decaido por la dirección monotona que lleva su vida, deja aflorar todo lo que mas daño le causa y intenta dejarlo fuera de su cuerpo. Buscaando respuestas a sus innumerables pregunta...