Alma

Sin descanso

Salí de casa, no le dije nada a mi madre y su cara no parecía muy conforme con mi actividad, coji la mochila rápidamente le di un beso y me fui sin decirle nada.

Por el camino me encontré a varios guardias pero ya están acostumbrados a verme correr de un lado a otro, entre en el barrio de Lena, llegue a su casa y abrí la puerta sin vacilar, allí estaba ella sentada y leyendo un libro de los que había encontrado Baro, la verdad me sorprendió verla tan tranquila pero ella se sorprendió mucho mas, tanto que me pego con su bate, el bate de seguridad que siempre tiene en su cuarto, maldito bate. Se que lo estoy nombrando demasiado pero ha dejado huella en mi.

Lena en seguida se preocupo por mi estado y encuanto comprobó que estaba bien y consciente seguía convencida de volver a golpearme, suplique por mi vida ante ella una vez mas hasta que se calmo:

-Ahora que estas mas tranquila necesito hablar contigo.

-¿Mas tranquila? Te crees que puedes entrar de esa manera a la casa de alguien y esperar que este ¿tranquilo?

-Lena escúchame...

-Silvio, creo que te estas tomando demasiadas confianzas, dime ¿y si llego a estar indispuesta?..

-¡¡¿ME DEJAS HABLAR?!!

-Vale, madre mía que genio tienes por las mañanas...

-¿Lena es que no as escuchado el comunicado del comandante? Ha encontrado la sudadera, no se como pero con ella va a encontrarme debemos hacer algo.

-Silvio, relájate ¿que sudadera?

-¿Te acuerdas con la que destruí su base ? 

-Si, pero como ¿han registrado tu casa?

-No pero supongo que la encontraron entre los escombros, donde la tire.

Lena se levanto me miro y volvió a golpearme con su bate.

Cuando desperté aun me dolía la cabeza y ella seguía enfadada, estaba en la otra punta de la habitación así que aproveche para esconder el dichoso bate bajo la cama.

-¿Se puede saber, Silvio, porque tiraste la sudadera en aquel lugar? ¿Tenias calor? A claro eso explicaría porque están a punto de encontrarnos... por que el niño tenia calor.

-Lena hice todo lo que me dijiste, me deshice de la ropa por el camino por si alguien me había visto en el lugar antes de lo que paso, no se como...

-Si que te deshicieras pero yo pensaba en que la quemarías o que la tirarías en algún cubo de basura, no que la dejarías caer dobladita en la acera.

Estuvimos así un buen rato, algunas veces Lena se pone muy pesada así que mi cerebro entra en un estado de auto-protección en el cual solo asiento y pido disculpas. Por momentos veo como busca con la mirada el bate así que me alegra haberlo escondido.

Llegamos a la conclusión de que ya no podíamos cambiar el pasado así que nos pusimos a pensar en como mejorar la situación. La mejor manera es buscar un aliado, podemos intentar contactar con los rebeldes, tal vez ahora sea la única manera de que no nos encuentre, ellos podrían  apoyarnos.

Lena acepto esta propuesta pero no le gusto demasiado la manera en la que lo hivamos a hacer, quiero decir que por nosotros mismos no seriamos capaces de encontrar a nadie, ademas de que llamaríamos demasiado la atención.

Así que le dije a Lena que teníamos que recurrir a Baro, el conoce a muchísima gente y eso nos podría ser de gran ayuda. Lena no quería pero no le quedaba otro remedio que resignarse a los contactos que pose Baro ademas que el simple logra hacer estas cosas en un tiempo extremadamente corto, igual que los libros que tenemos para poder progresar en mi entrenamiento.

Los dos caminamos hacia mi casa, como siempre de la mano para poder disimular ante los guardias, de momento esta escusa nos ha funcionado para un montón de mal entendidos así que porque no usarla.

De camino a casa nos encontramos con la realidad de que el numero de guardias se había reducido notoriamente desde que yo había pasado antes. No se si alegrarme pero algo me parece extraño, Lena y yo seguimos caminando, nada parece diferente, solo que esta tarde el numero de guardias a bajado.

Casi en la entrada para mi casa nos cruzamos con una anciana la cual nos dice que habían estado registrando nuestro edificio. El corazón se me paro con lo que esa mujer me había dicho, no sabia que hacer Lena sujetaba con fuerza mi mano pero no podía parar de pensar en mi madre.

Subí las escaleras lo mas rápido que pude, el camino se me hacia eterno, cuando llegue a la puerta vi que esta estaba tumbada entre, todo estaba destrozado, en una esquina estaba mi madre, con los ojos inchados de llorar. Le di un abrazo pero ella me dijo:

-Tranquilo hijo, solo era un registro aleatorio. No nos hemos metido en ningún problema o eso parece.

Que alivio, la verdad es que a pesar de que todo estaba revuelto y mi madre llorando no me habían encontrado, solo...

-Mama ¿Porque sigues llorando?

-Silvio, se han llevado al Señor Baro

-¡¡¿COMO?!!

-No se muy bien como pero los guardias me dijeron que era uno de los lideres de los rebeldes y que seria sentenciado en una semana en la plaza.

-Eso es imposible mama, como...

-Yo pienso igual Silvio, yo he dejado que eso monstruo entrara en nuestras vidas, ese tipo es el causante de todo esto, se merece lo que le va a pasar. 

Claro, mi madre solo sabe la parte que el comandante cuenta a la población, según ellos son terroristas que quieren tomar la región por la fuerza. La verdad es que no puedo disimular mi tristeza, mi madre por sueste esta ocupada recogiendo todo así que decido ir a ver con Lena el piso de Baro para ver si nos había dejado alguna pista.

Lena para mi sorpresa también estaba triste, claro que había tenido diferencias con Baro pero no quiere decir que no le agradezca todo lo que ha echo por ella.

-Maldito viejo chiflado, todo este tiempo ha pasado y aun sigue dando sorpresas.

-Silvio, no es momento de bromear, si es verdad que es uno de los rebeldes debemos hablar con el. Así que otra vez te toca interrumpir una ejecución publica.

No se como ni se si podre hacerlo pero Baro ha hecho demasiadas cosas por mi como para no intentarlo.