Alma

Todo estaba tranquilo

La conversación acabo justo ahí, no sabia que responderla y tampoco quería herir sus sentimientos o no tener el suficiente cuidado como para hablar del tema.

Pasado un rato de silencio los últimos trabajadores del vertedero se marcharon y así pudimos bajar para rebuscar en busca de algún muñeco que llame la atención. La verdad es que me esperaba coger cualquier cosa para poder irnos pero Lena necesita que ese muñeco tenga algo especial y le lleva mucho tiempo pensar cual merece la pena y como siempre se acaba llevando dos o tres a casa. Los muñecos no se le acumulan ya que cada poco tiempo retira los más deteriorados y como algunos también necesitan un lavado, al final los desecha y por eso necesita ir a por más.

Cuando llegamos a su casa ya era bastante tarde y había varios guardias por la calle, así que tuvimos que esperar a que se despistaran un poco para poder entrar al edificio sin ser vistos.

Al final lo conseguimos aunque casi perdemos un muñeco por el camino el cual me toco recoger bajo la intensa y acusadora mirada de Lena.

Entramos a su casa y mientras Lena colocaba los muñecos en un montón para examinarlos más cuidadosamente luego yo encendía las velas para poder ver algo más tranquilo. Esta vez había traído yo la cena de esta noche, mi madre había preparado de más a la comida así que pude traer yo la cena, Lena se sorprendió y al haber cambiado sus planes se puso un poco nerviosa, mientras ella aun pensaba en que hacer yo prepare la mesa y nos sentamos juntos a cenar, estuvimos hablando de todo un poco pero finalmente hablamos del mensaje que había dado esta vez el comandante. Ya nos parecía raro que hiciera de nuevo tanto revuelo pero suponemos que es para intentar que salgamos de nuevo y tendernos una trampa. Tenemos que ir con mucho cuidado ya que no quiero perder lo que e conseguido asta ahora:

-Lena, no podemos tomar demasiados riesgos, mañana iré a ver a Baro y así preguntar cual es la opinión de el acerca de lo que esta ocurriendo. Ya se que esta un poco mosqueado pero nos aprecia mucho y sabe que debemos colaborar todos para que esto salga a nuestro favor.

-Tienes razón pero también debemos tener cuidado con el, no creo que vaya a contar nada pero si en algún momento alguien llegara a desconfiar de el podrían cogerlo y lograr que confesara. Silvio debes comprender que cada persona que sabe tu secreto es un apoyo emocional para ti pero también te puede hacer caer. Creo que primero deberíamos informarnos más sobre esos rebeldes y luego actuar con cabeza para que nadie corra un riesgo innecesario. 

-Tienes razón Lena pero quiero informar a Baro, no quiero perder relación con el ni su punto de vista en estos temas así que esta vez voy a contárselo.

-Como quieras Silvio, sabes que te apoyo en todo.

-¿Puedo hacerte una pregunta Lena?-dije aunque se que esto es una pregunta-.

-Claro, entre tu y yo ya no hai secretos.

-¿Por que decidiste confiar en mi la primera vez y contarme lo que había ocurrido?

-Ya te lo dije ayer, me recuerdas a mi hermano, siempre tan feliz y con ganas de ayudar a todo el mundo, ademas fuiste muy pesado, ahora que recuerdo eras un pervertido que entro a mi habitación sin permiso.-dijo burlándose de mi-.

-No se si sentirme alagado o ofendido por tus palabras-dije mientras nos reíamos los dos-.

-La verdad es que me alegra conocerte y poder estar junto a ti en estos momentos, a pasado ya mas de un año que nos conocemos pero siento que ya no sabría vivir sin ti.

De nuevo el silencio se apodero de la escena por unos instantes pero no hiva a dejar que mi timidez alejase a Lena de mi.

-Yo siento lo mismo, desde que te conozco ya tengo una razón más para luchar contra nuestros invasores.

A Lena le sorprendieron mis palabras y esto me gusto, por primera vez se a sonrojado por algo que e dicho pero como siempre tapa su cara con su pelo y se pone a hacer otra cosa, en este caso recoger la mesa.

Los dos somos muy parecidos y es esto por lo que creo que ya somos inseparables. Yo no quiero ser su héroe y ella tampoco quiere que lo sea, los dos queremos que nuestros amigos y familiares puedan vivir mucho mejor como solía pasar antes pero esta vez nos toca a nosotros luchar para que nadie sufra.

Al día siguiente como había dicho me fui a casa de Baro y le comente lo del mensaje en la radio, el opinaba lo mismo que era una trampa para que saliéramos y me recomendó que bajara mi actividad en los entrenamientos, Baro me conoce muy bien y sabe que aunque el me a dicho que no necesito practicar más seguiré haciéndolo, la verdad es que echaba de menos poder hablar con el así de forma tan intima, fue el primero que me hablo de otras regiones y eso me hace que lo tenga como un referente aun.

Cuando regrese a casa mama ya tenia puesta la mesa, eso me hacia dar cuenta de que llego tarde a comer, la salude y como siempre nos sentamos a comer, le pregunte como había ido el día y como ella me respondía que con tantos guardias vigilando en el trabajo se hacia aun mas difícil retomar la rutina. Eso me hizo recordar que hoy se acaba el toque de queda y que todo el mundo vuelve a sus trabajos con normalidad, yo ya no voy a clase y por lo que me habían contado algunos compañeros con los que me eh cruzado alguna vez en la calle ya solo van dos o tres pero muchos días ni siquiera el profesor, la verdad es que me disgusta no poder terminar mis estudios pero es por un bien mayor.

De repente un nuevo aviso en la radio interrumpió mis pensamientos, mi madre y yo nos quedamos callados esperando el mensaje del comandante, este con una carcajada se presento y dijo:

-Ya casi te tenemos amiguito, no deberías dejar tiradas tus chaquetas por hay después de hacer atentados...

No pude disimular mi cara de sorpresa y desesperación y rápidamente me despedí de mi madre y corrí hacia la casa de Lena, necesito verla y saber que esta bien. Esto me a puesto mal cuerpo y los pelos de punta.