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El cálido clima por fin había llegado a Seúl después de tanto tiempo, inundando  los alrededores de una agradable temperatura tibia que te mantenía sereno.

Las nevadas y tormentas se habían hecho cosa de todos los días, incluso el abrazador frío se había quedado más de lo que se había estimado. No era ni medio normal que el clima helado se adueñara de casi toda la temporada de primavera.
Pero no es que fuese difícil acostumbrarse a las épocas heladas, sin embargo, no había nada igual como salir de casa y disfrutar de los rayos del sol con una bebida fría atiborrada de hielos derritiéndose.

Muchos habían estado esperando a que el clima se relajase un poco o que volviese a su estado natural, pues incluso las clases en todos los niveles educativos se habían cancelado, y aquello era inaceptable en un lugar como Seúl.
Pero no es como que aquello le molestase a la melosa pareja sentada en aquella estación de trenes, tomándose de las manos sobre el deteriorado banco de color verde, al que por cierto, le vendrían bien algunas capas de pintura nueva.

A Jungkook jamás le había disgustado aquel cortante frío, al contrario, aquello significaba lo único que necesitaba en su vida: casa, cama y Jimin.

Ambos, la pareja, compartían un apartamento del tamaño perfecto, sin ser muy grande, pero lo suficientemente cómodo para ellos.
Podían asegurar que un espacioso lugar minimalista seguramente sería más frío, aunque después de todo, no era el lugar y los muebles los que hacían cálido un hogar, sino las personas con las que se estaba.

Jungkook sentía como si la sonrisa y preciosa personalidad de Jimin iluminasen cada centímetro del lugar a donde fuese, como un rayito de luz andante.
Amaba el calor de sus cuerpos fundiéndose en la cama, en el sofá frente al televisor y en un abrazo amoroso.
No hacía falta decir que eran una pareja sumamente cariñosa.

En los pasillos de su departamento siempre resonaban sus voces riendo a carcajadas, y si prestabas atención, podías distinguir sus voces juguetonas por las noches.
Lo que tenían era algo que solamente ellos dos podían comprender. Un amor infinito que se sentía como una tina de baño con agua tibia y burbujas.

Las cosas entre ellos estaban de maravilla últimamente, aunque siempre fue así. Pero los días anteriores habían podido pasar más tiempo juntos gracias a que tenían que trabajar en casa.
No hubo ningún momento que no pudieran disfrutar.
Sin embargo, una repentina llamada del padre de Jimin les había dejado preocupados a ambos aunque no fuese del todo grave. Informándoles sobre su madre, que se encontraba resfriada y postrada en cama, como consejo de su médico particular.

El hombre mayor había hecho énfasis en que no se preocupasen, que era algo que con medicamentos, reposo y una buena comida se iría como llegó, pero el padre sabía que fuese o no grave, Jimin siempre dejaría todo para ir a verles por un tiempo, todo para asegurarse de que su madre estuviese bien.

La verdad era que a Jimin no le hacía tanta ilusión compartir casa de nuevo con su padre, y le enojaba que usase la enfermedad de su madre para alejarle de Jungkook por un tiempo, porque sí, ambos sabían de sus intenciones, sin embargo, amaba a su madre y no le importaba que se tratase de aquello.

- Me habría encantado ir contigo, mi niño - suspiró Jungkook después de hablarle en un tono bajo.
Hizo aún más firme el apretón de su mano entrelazada con la del contrario, acomodándola y encajando aún más sus dedos en aquella pequeña mano de su novio rubio.
Pero no dejaría que aquello les afectase a ambos.
Bien sabía que su suegro nunca le había aceptado como novio de Jimin; todavía recuerda que la primera vez que fueron presentados, el rubio, aquel entonces castaño, había terminado con una bofetada en el rostro y una herida en su pómulo izquierdo.
Pero entendía que fuese a ver a su madre, después de todo, había sido la única que les había recibido con los brazos abiertos y palabras de aliento.

Pero al ver que su Jimin se encontraba nervioso por el reencuentro con su padre, no dejaría que se fuese con un sabor amargo, ni con el recuerdo del silencio en la estación de trenes, así que, como pudo quiso animar el ambiente, continuando:
- Pero Seúl me necesita, Iron man no debe ausentarse tanto tiempo, ¿qué haría la policía sin mi? -
Le tranquilizó escuchar una suave risa del contrario, por consiguiente a él mismo.

— Estarás una semana entera sin mi...¿estás seguro de que podrás sobrevivir?— mencionó Jimin un poco juguetón, casi burlón. - espero que comas más que unas sopas instantáneas, huh - terminó, mirándole de regreso.

Siete días sin Jimin. Bueno... tal ves podría haber algunos problemas. Pero nada que un adulto de 23 años no pudiese solucionar.

— Pfffff, ¿estás seguro de que no es al revés?— replicó Jungkook - además, esa es mi especialidad, no me vas a decir que no las disfrutas, ¿o si? -

Pero el silbato les interrumpió y un hombre anunció en voz alta que su tren se iría en cinco minutos, pidiendo a todos, que en realidad solo eran unos cuantos, que se preparasen para abordar.

Habían estado esperando solo breves quince minutos, llegando temprano por si algo pudiese ocurrir que le hiciera al tren irse más temprano, aunque improbable, Jimin prefería ser puntual.
Así que, habiendo escuchado ya el aviso, ambos se levantaron al mirarse de manera cómplice. Jungkook tomó la maleta del contrario en su mano desocupada, sin soltar en ningún momento la pequeña mano del rubio más bajito.

Caminaron lentamente hacia una de las puertas del tren, se notaba que no querían separarse y ninguno tomaba la iniciativa de soltarse las manos.
Sabían que las cosas podrían ser complicadas una ves llegando Jimin a casa de sus padres, pero se mantenían positivos y aún esperanzados de que el suegro de Jungkook no fuera hacer las cosas difíciles.
Pero eso es algo que ninguno de los dos mencionaban.

Quedaron en silencio por unos segundos, ambos mirando la entrada abierta, pero Jungkook decidió cortarlo, hablándole con voz suave:
- Bebé - dijo, alargando la última vocal - llámame cuando llegues, ¿ de acuerdo? , quiero saber que tu bonito trasero llegó sano y salvo— aquello hizo que ambos se sonrieran mútuamente —y salúdame a tus padres de mi parte, por favor cariño — Jungkook soltó la maleta a su lado, girando su cuerpo en dirección a su novio mientras exhalaba para poder seguir: - y no olvides traerme los dulces que te he encargado, te recordaré todos los días si hace falta, eh -

El alto desenlazó sus manos, extendiendo sus brazos hacia el contrario, envolviéndolo enseguida entre ellos.
Jimin se dejó apretar, colocando su rostro en el pecho de Jungkook mientras respiraba su delicioso aroma.
Pronto, no faltó tiempo para que se unieran en un cálido beso que podría durar una eternidad si así lo quisieran.

Pero de nuevo, como si fuera imprudente, un último aviso les hizo separarse lentamente.
Unas palabras compartidas no faltaron mientras se miraban a los ojos.
Y unos "Te amo", fue lo ultimo que pronunciaron.

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Editado el 12 de marzo, 2022

Just a few days in Busan | Kookmin | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora