2 : noche del demonio

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Aunque en el día anterior no le hubiera ido muy bien, había despertado lo más positivo posible, o...lo había tratado.
El simple hecho de no estar con su Jiminnie le recordaba que era un bueno para nada.
Solo era bueno comiendo...lo que su rubio cocinaba.
Realmente lo extrañaba muchísimo. Quería abrazar y besar los cálidos labios de su novio. Quería, necesitaba escuchar su risa.

Esta ves era de noche, su día no había sido tan malo como esperaba. A pesar de que se hubiera alimentado sólo con ramen instantáneo, se llenó con unos dos envases.

Estaba sentado en el sillón viendo televisión, ese día era martes y solo pensaba en los días que faltaban para que su novio regresara.
Estaba demasiado aburrido, ni siquiera prestaba atención al televisor.
Se acostó para tener mayor comodidad y llenó sus mejillas de aire jugando con su boca, escuchando a las cigarras cantar muy fuerte afuera.

Suspiró, colocó su mano en frente de su rostro y la bajó para besar la abertura que sus dedos habían hecho.

—Jiminnie~ estáte quieto bebé~— jugó un rato dentro de sus fantasías y mientras seguía besando su mano, volteó su cabeza y vio a ChimChim observándolo.

Rió nerviosamente mientras dejaba que la vergüenza llegara a su rostro y se tornara de un bello rosado. Tapó su rostro con ambas manos y dejó que el gato subiera a su pecho, agradecía que ese animal no fuera consiente, o tal ves no lo sabía y ese gato podría estar riendo en sus adentros.
Ese momento había sido patético, no por el hecho de haber estado jugando con su mano a besar a su novio invisible. Sino que le había dado pena que el gato lo hubiera estado observando todo el tiempo.

—¡auch! maldito gato— se sentó y arrojó al gato al suelo —¿por qué me muerdes?— bufó viendo con el ceño fruncido el orificio que había marcado el animal en la piel de su mano.
Pensó que, seguramente si Jimin estuviera ahí, el gato le hubiera ronroneado y se hubiera dejado acariciar. No sabía de su odio hacia él hasta ahora que su amado no estaba en casa.

Apagó el televisor cansado y subió las escaleras para poder dormir. Sin olvidar cerrar la puerta para que Chim Chim no invadiera su cama.
Lavó sus dientes y se desvistió. Pero dando vueltas en la cama, puso a su lado la almohada de su novio para abrazarla, estar tranquilo y por fin dormir.

...

En sus sueños estaba en cama, era una hermosa mañana y acariciaba el hermoso cabello de Jimin mientras este reía, su rostro iluminado incluso cuando se metieron debajo de las sábanas. Sus rostros estaban a centímetros de tocarse y sus labios estaban rozándose, los dos se miraban fijamente, la inmensa felicidad que sentía en esos momentos le hacía querer saltar de emoción. Todo estaba envuelto en un aura de amor y tranquilidad. Y cuando comenzó a besar los labios de su novio, en verdad podía sentirlos, suaves y esponjosos, deliciosos. Pasó una mano acariciando la espalda de Jimin y bajando un poco, la dejó descansar en su espalda baja acercando al menor a el.

Pero despertó, fastidiado se levantó y abrió de golpe la puerta para revisar al gato que no dejaba de maullar.

—¿¡qué!?— maldecía a la tierna bolita de pelo que lo hacía seguirle hasta llegar a su plato de comida—ahg maldición—

Había olvidado alimentar a la "bestia" así que buscó en sus bolsa de alimento, pero no había nada. Revisó el refrigerador para ver si le podía dar algo de atún, pero no había rastro de comida.

—te quedarás sin comer amiguito...lo siento— subió sus hombros restándole importancia y se encaminó de nuevo a la abitación. Pero el gato no dejaba de maullar. Y se levantó rápido cuando escuchó un golpe en la pared. Los vecinos se estaban molestando. Después de todo, eran casi media noche.

—se que me quieres hacer la vida imposible, me las vas a pagar, Jimin no te hará caso cuando llegue, se la pasará todo el día conmigo aquí— dio golpecitos en su cama— y tú no podrás entrar— sonrió malévolamente y caminó fuera de su casa para ir directo a la tienda que haría las veinticuatro horas.

Empezaban a caer algunas chispas de agua en sus hombros así que apresuró su paso.

Dentro de la tienda, tomó una buena ración de alimento para no comprar tan pronto y aprovechó para tomar más sopas instantáneas junto con algunos dulces. Cuando terminó de pagar después de haber despertado al encargado, salió dando unas buenas noches al cajero. Tenía sueño tanto como el.

Esta ves fue corriendo de regreso, pues la lluvia se intensificaba mientras más tardaba en llegar.

Al estar enfrente de su casa, palpó todos sus bolsillos -aunque su pijama no tuviera ninguno- juraba haber tomado las llaves. Revisó también en las bolsas de compras para asegurarse de no haberlas metido ahí.
Y después de buscar repetidamente en todo su cuerpo, dio leves golpes en la puerta de entrada con su frente, dejando salir un suspiro de pesadez y cansancio. Si Jimin hubiera estado ahí, le hubiera abierto enseguida y le hubiera llenado de dulces besos. No, ni siquiera hubiera salido en la madrugada, tendría una ración extra de alimento.

Subió la vista a las ventajas de arriba y observó a ChimChim con su juego plateado de llaves atrapadas en sus colmillos.

—ChimChim~ gatito lindo, mira, traje tu comidita. Bonito~ necesito mis llaves— sacó de la bolsa la de alimento y la subió tapando su rostro porque la lluvia le impedía ver hacia arriba—¿crees que era enserio lo de Jimin? Estará contigo todo el día, lo dejaré un rato para ti Chimmie~...¡ChimChim dame eso! ¡Ahg maldito gato gordo! ¡Jimin será mío!— gritó cuando el gato entró de nuevo a la casa llevándose las llaves consigo.

—¿kook? ¿Qué haces afuera?— le dijo una voz algo alejada — si te dejo entrar a mi casa...¿te callarías de una buena vez?— le preguntó Namjoom fastidiado por los gritos de enojo del castaño.

...

Pero deseó haber dicho que no y haberse quedado fuera. Namjoom lo había dejado dormir en un sofá. Pero no sirvió de nada que le prestara prendas para cambiar su ropa mojada. SeokJin estaba en casa con él y al parecer -como el- no dormirían por el resto de la noche. Solo le recordó las noches de pasión que tenía con su novio en su "nido de amor"

Los ruidos no lo dejaron dormir por el resto de la noche.

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Esta historia no tendrá tantos capítulos, Jimin solo se fue por una semana, así que no creo que tenga más de diez.
Igual, espero que les esté gustando. Pueden revisar mi otra obra. Y esperen por más en mi perfil.
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Just a few days in Busan | Kookmin | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora