1 : Gato

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Jungkook balbuceaba entre sueños, revolviéndose entre las sábanas de la cama que por algún motivo encontraba incómoda.
Abría sus ojos lentamente mientras a sus oídos llegaban los feroces motores de los autos en la calle, indicando que todos habían comenzado sus labores.

Pero mientras seguía adormilado, disfrutaba de aquellas caricias en su rostro,  sintiéndose mágicas al recién venir despertando. No se podía empezar mejor la mañana.
Sonreía embobado, mientras se había tomado la libertad de cerrar sus ojos para permitirse enfocar sus sentidos en aquellas manos suaves que siempre fueron su debilidad.
Su parte favorita de empezar el día, siempre fue con las suaves caricias de Jimin, mientras le susurraba al oído lo guapo que se veía recién despertando.

Pero...
Frunció el ceño al recordar la ausencia de su novio, intentando palpar el lado contrario de la cama aún con los ojos cerrados.

—¡Buagh!, fuera de aquí enorme bola de pelos—  El enorme y gordo gato  había  entrado a su cuarto y pasado su cola por su cara todo el tiempo recostado en la almohada de Jimin. "Chim Chim y él nunca se llevaron bien.
Le cayó como una cubetada de agua, matando su momento feliz del día.

Pero normalmente el gato no dormía en su cama. Normalmente, por las noches, Jimin alimentaba al felino y cerraba la puerta de la habitación que compartían. Precisamente su novio quería evitar que la cama estuviera llena de pelos...o que entrara en medio de la noche, irrumpiendo algún momento caliente.

Pero antes de que el gato saliera corriendo, le gruñó a Jungkook y lo rasguñó un poco.
Qué manera de amanecer.

—gato apestoso— pero Jimin no estaba, tal ves eso explicaba que no había podido dejar de moverse por la noche. Y entonces la única compañía que tendría sería ese gato gris y los pelos de gato que ahora había en la cama. Le hacía falta ese pequeño cuerpo con el que despertaba todos los días.

Ya era tarde, tenía hambre. Nunca había almorzado a las doce de la mañana, ni siquiera se había levantado a esa hora. Si Jimin hubiese estado ahí, hubieran despertado juntos a las ocho de la mañana y quedarse solo un rato para una tierna sesión de besos.

No sabía si llorar por el hambre que tenía, o llorar por la ausencia de su lindo rubio que le hacía un delicioso desayuno. Jungkook le ayudaba por supuesto.

Kook se quedó unos minutos sentado en la cama pensando que desayunaría. Y después de hacer un intento de tender la cama como Jimin le había enseñado. Salió de la habitación y fue directamente a alimentar a Chim Chim.

Entró a la cocina y busco en el refrigerador

—oh oh oh, ¿que es esto?— sacó con cuidado un traste y lo dejo reposar en las barras de la cocina. Se volvió hacia el refrigerador y jaló la cola del gato gordo que por poco se metía a husmear la comida. Recibiendo otro rasguño —¡auch!...largo de aquí, gato odioso, es mi comida—

Y soplando a su herida, abrió el topper con la otra mano. Jura que casi llora cuando recuerda que Jimin había guardado las sobras del la comida del día de ayer. Así que en el mismo plato en donde estaba guardado ese delicioso estofado, lo mete al microondas y espera cinco minutos a que su desayuno esté listo mientras se prepara un café.

Y aprovechando un poco que Minnie no estaba en casa, va directamente al sillón y deja su desayuno en la mesita del medio de la pequeña sala. Toma asiento en los colchones del cómodo sillón y se levanta sobresaltado cuando se da cuenta de que ha aplastado al gato. Pero le da igual, empieza a cucharear el estofado medio frío y decide dejar en el olvido el café que le había salido horrendamente amargo encima de la mesita.

Veía la televisión mientras comía y empezaba a percibir un extraño olor, un olor asqueroso que se volvía más fuerte cada ves más.

—¿que rayos?— olfateó de cerca su comida, pero no, olía delicioso. Así que se levantó y comenzó a buscar la fuente de aquel ácido olor. Entraba en todas las habitaciones y se detuvo en donde el olor se intensificó. Arrugó su nariz y cansado de ese gato asqueroso, gritó el nombre del felino.

—voy a matar a ese gato algún día— se dijo y caminó fuera del charco amarillo en donde había pisado. Regresó al mismo lugar y limpió la orina del gato, después de cambiar sus tenis y dejarlos remojar en agua.

Suponía que Chim Chim necesitaba a su dueño, o su "padre" como Jimin se hacía llamar. El gato estaba totalmente descontrolado. Su Minnie lo había entrenado muy bien para usar su caja de arena. Pero al parecer se estaba revelando ya que no estaba.

Volvió a la sala para seguir comiendo, pero lloró internamente cuando vió al gato gris meter la lengua en su estofado y después derramarlo en el suelo para poder comer mejor la poca carne que había en el platillo.

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Just a few days in Busan | Kookmin | EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora