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Capítulo 6:


Todos estos días han pasado normales, incluso más de lo que imaginaba. Iba a la escuela, a veces salía con Dean, me llevaba a casa, hacía los deberes de la preparatoria, entre otras cosas. Lo único raro es que el grupo de Sandy y Noel ya no me han molestado en estos días. Creo que Dean los puso en su lugar. ¿Y cómo no? Su reacción cuando me molestaron en el parque no fue nada buena, y Noel, el chico más popular de la preparatoria, pero también el más temido, fue intimidado por Dean, un chico que parece de su edad pero que tenía más años de los que aparenta.

Por razones como esas, agradezco que Dean haya llegado a mi vida: no solo para defenderme de las personas que me molestan, sino que me ha hecho sentir más confianza en sí misma, me ha hecho sentir que, afuera, hay un mundo muy hermoso que me espera, y todo esto en muy poco tiempo. Él ha logrado en unas cuantas semanas lo que no pude lograr en estos años que mi mamá no ha estado a mi lado, y que ninguna otra persona ha podido lograr.

Además, con el paso del tiempo, Meredith se está convirtiendo poco a poco en una muy buena amiga para mí. Me ayuda cada vez que la necesito, no se separa de mí ni un momento, converso con ella sobre lo que nos sucede a ambas, etcétera. Me arrepiento tanto de no haberme dado cuenta antes de que sus intenciones hacía mí no eran para nada malas. Siempre le pido disculpas por eso, pero ella insiste en que no pasa nada y que lo entiende perfectamente.

Y ni se diga de Aiden. Aunque Dean tenga un carácter algo fuerte, su mejor amigo siempre encuentra la forma de hacerlo sonreír. Es un chico muy gracioso y que, sin duda, te puede hacer sentir mejor incluso cuando sientes que tu ánimo cae poco a poco. Meredith y él se complementan. Ambos se quieren mucho, se protegen y confían el uno en el otro.

Desgraciadamente, era viernes. Cualquiera se emocionaría por eso ya que volveríamos a la escuela dentro de dos días, menos yo. ¿Por qué? Exacto, porque me toca trabajar en el bar. Aún me sigo preguntando por qué sigo en la escuela, cuando en realidad, tengo un padrastro que no le importa para nada lo que me pase dentro o fuera de la escuela, que lo único que quiere es que esté a su lado y que lo ame.

Pero eso sí: es imposible amar a un desgraciado como él.

El timbre de la escuela sonó, dándome a entender que era la hora de salida. Guardé mis cosas en mi mochila, la colgué en mi hombro y salí con Mer a mi lado, quien trataba de guardar su enorme carpeta de flores en su bolso.


—Jodida carpeta. ¿Por qué no entras? —se quejó.

—¿No has pensado en comprar una mochila más grande o una carpeta más pequeña?

—¡Gracias a Dios! —festejó una vez que la carpeta entró en el bolso—. ¡Para nada! Esta carpeta la decoró mi prima de 5 años, y le quedó mejor que a mí a esta edad. Además, la mochila me la regaló mi madre, y es la mejor de todas. Vamos, camina rápido, que Aiden y Dean ya deben estar esperándonos.

—¿Por qué Aiden y Dean vienen a diario? —dudé, pero me sonrojé al ver cómo Mer sonreía. Pensé que la pregunta se había formulado solo en mi mente, pero no fue así.

—Pues... resulta que yo antes regresaba a mi casa caminando —empezó a platicar.

—Ajá —dije para que siguiera contando mientras dejábamos las cosas que no usaríamos en nuestros casilleros. Una vez que dejamos todo, seguimos nuestro camino hacia la puerta de la escuela.

—Y un día, me asaltaron —prosiguió—. Solo me quitaron dinero, ya que mi celular lo había dejado en mi casa. Por desgracia, me golpearon en la cara. Con pocas fuerzas, fui a mi casa, y resulta que ahí me estaba esperando Aiden. Vio mi estado y dijo que ya iba a pasar por mí todos los días a la escuela.

Venganza SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora