Prólogo

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JANE

Mi mirada se concentraba en la lápida frente a mí, donde yacía el nombre de mi madre, junto a su fecha de nacimiento y su fecha de muerte, hace dos días. El cementerio estaba completamente solo. Aunque eran tan solo las 9 de la noche, nadie se atrevía a poner un pie en esta tierra pasadas las 7 de la tarde, y mucho menos cuando llovía a mares.

De todas formas, no me importaba. Yo no me quería separar de mi madre. Me rehúso a creer que ella se ha ido, y que nunca volverá. Me rehúso a creer que ella haya muerto y me haya dejado sola en este mundo. ¿Por qué me quitaron a la persona que más amaba en este mundo?


—¿Por qué te fuiste, mamá? —sollocé, agachándome y acariciando las flores frescas que le había comprado ayer—. ¿Por qué me dejaste?


Las lágrimas empezaron a salir como mares de mis ojos sin ni siquiera poder evitarlo. Sentía algo dentro de mí romperse cada vez que mis labios pronunciaban "mamá" y "muerte" en una misma oración. Necesito aceptar que ella ya se fue, pero es imposible. Nunca te recuperarás de la muerte de un ser querido, la herida siempre estará abierta. Solo tienes que aprender a vivir con ese maldito dolor.


—¿Otra vez estás aquí?


Me puse de pie rápidamente y me giré solo para toparme con la mirada cargada de odio de Alex Morrison, mi padrastro. No entiendo cómo puede mantenerse tan frío y sereno después de la muerte de su novia. Siempre supe que este hombre era malo, y que no le convenía a mi madre. Sin embargo, no pensé que fuera tan frío y apático, y, además, veía la mirada de amor de mi mamá hacia él. No podía decirle la verdad sobre la persona a la que decía amar si no quería romper su corazón.


—¿Acaso hay un problema con que visite a mi madre? —reclamé, medio triste y medio enojada.

—Necesito llevarte a tu nuevo empleo. Empiezas hoy. —Tomó mi brazo, obligándome a caminar a la salida del cementerio.

—¡¿Qué?! —grité—. Mi madre acaba de morir, ¿y tú ya quieres que trabaje? ¿Estás loco? ¿En dónde lo haré?

—Vámonos, niña, que no quiero que mis clientes se enojen —dijo entre dientes. Eso me sonó muy mal.

—¡¿De qué maldito empleo estás hablando?!

—¡Trabajarás conmigo en mi bar, y punto final! Espero que mis clientes paguen tanto por una excelente bailarina como tú...


Mi sorpresa fue tanta que ni siquiera pude pronunciar palabra alguna, e incluso no pude soltarme de su agarre y escapar. No quería creer que esto me estaba pasando a mí, pero así era.

Me daba asco el hecho de pensar que tengo que hacer lo que dice Alex si no quiero que me mate o me golpee. Por eso, no luché más cuando me llevó a su auto con su mano rodeando mi brazo y metiéndome en el asiento del copiloto a fuerzas. Ahora, él es el que está a cargo de mí, y no puedo hacer nada al respecto.


DEAN

Nunca me ha gustado venir al cementerio de día, cuando mucha gente se encuentra visitando a sus seres queridos y llorando por sus pérdidas. Siempre he preferido venir en la noche, cuando ya casi está vacío, cuando no hay gente a mi alrededor molestando, para poder estar en paz y hablar con Adrianne, mi ex novia, la mujer que se iba a casar conmigo.

Ya teníamos todo listo para nuestra boda, hace un año. Los preparativos, su vestido, mi traje, el salón, las invitaciones... Lamentablemente, un mes antes de nuestro casamiento, ella fue brutalmente asesinada, y solo existe un culpable: Alexander Morrison.

La policía dio a conocer que no se tenían suficientes pruebas, y se cerró el caso. Aun así, yo no me quedé de brazos cruzados, e investigué lo más que pude para dar con el paradero del asesino de mi novia. Ahora que lo encontré, no lo dejaré ir fácilmente. Así como le quitó la vida a mi prometida, yo le quitaré la suya, pero solo debo de planearlo cuidadosamente para no levantar sospechas.

Entré al cementerio, y me sorprendió ver a una chica, de pie, vestida completamente de negro y mirando hacia una lápida. No logré ver el nombre que yacía en aquella lápida, y mucho menos la cara de la chica, pero sea lo que sea que le haya pasado a esa persona que se encuentra a cuatro metros bajo tierra, debió de afectarle mucho a esa chica. Sus propios sollozos me lo aseguran. Lo único que logré ver fue la fecha de muerte, la cual era muy reciente: hace apenas dos días.

Me di media vuelta y me dirigí a la tumba de mi prometida: Adrianne Maslow. Las lágrimas ya no salen de mis ojos. Tuve que lidiar con este dolor de saber que la mujer con la que iba a pasar el resto de mi vida me fue arrebatada. Uno nunca supera la herida, solo se aprende a vivir con ella.

Me agaché y acaricié la lápida frente a mí. Estaba algo sucia debido a que las únicas personas que la visitaban éramos sus dos mejores amigas y yo. Sus padres murieron en un accidente de avión, y su hermana mayor siempre fue una perra envidiosa que, en vez de ponerse triste por su muerte, se alegró al saber que toda la herencia de sus padres solo sería para ella.


—Te juro, amor, que no descansaré hasta vengar tu muerte —dije con seguridad—. No descansaré hasta matar a Alex Morrison, y que tú puedas descansar en paz. Haré hasta lo imposible para matarlo, sin importar qué o quién se interpone en mi camino.


Por último, me puse de pie y sacudí mi pantalón de mezclilla debido a lapoca tierra que se había pegado en él. Le di una última mirada a la lápida demi prometida y emprendí camino hacia la salida del cementerio, mirando cómo lamisma chica seguía en la misma posición y en la misma lápida, la cual teníagrabado el nombre de "Janet Anderson" junto a un "Gran madre y esposa"....


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Espero que el prólogo les guste. El fin de semana subo el primer capítulo e.e

Se despide

Ele Black

Venganza SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora