20.

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Capítulo 20:


Era lunes por la noche. Me dirigía al cementerio para visitar la tumba de mi madre. Esta semana estaré muy ocupada, ya que tendré que preparar lo suficiente para el viaje que haremos a Miami. Sé que Alex me buscará por mar y tierra en caso de ser necesario, pero yo no me voy a rendir. Voy a hacer hasta lo imposible por conseguir una vida tranquila y en paz, con él fuera de ella. Se lo prometí a mi madre. Es hora de cumplir esa promesa.

Aunque, después de la pelea que tuvimos Dean y yo, dudo mucho que él quiera venir conmigo. Si tengo que cancelar los planes de mudarnos a Miami, lo haré, pero eso no me impedirá irme de este lugar, sin importar si voy acompañada. Este es mi problema, no el de nadie más, y mientras menos gente esté involucrada, mejor.

Compré unas flores para mi mamá, aunque sabía que aún no se secaba el otro ramo de claveles que le había dejado días atrás. Entré al cementerio y, como siempre, vi a gente llorando y hablando con sus familiares. Busqué la lápida de mi mamá, hasta que llegué a ella. Me puse de rodillas y empecé a decir:


—Mamá, cumpliré la promesa que te hice: me alejaré de Alex. —Las lágrimas empezaron a salir de mis ojos, pero eso no me impidió seguir. Siempre era así. Era inevitable llorar frente a la tumba de la mujer que me regaló la vida y que luchó hasta el cansancio por mi bienestar—. No será fácil para mí dejar la ciudad en la que crecí a tu lado. Te agradezco todo lo que hiciste por mí. Cuando las cosas mejoren, prometo que te vendré a visitar. Será mucho tiempo después, pero lo haré. Por fortuna, sé que puedo contar con Meredith, con Aiden, y espero, con Dean. Me hubiera gustado tanto que lo conocieras, ya que me hace muy feliz, a pesar de los problemas que tenemos en algunas ocasiones. —Suspiré y proseguí—. Sé que tú, donde quiera que estés, estarás cuidándome y protegiéndome. Para finalizar, quiero agradecerte por ser una mamá y un papá para mí. Me demostrabas que tú eras feliz conmigo sin necesidad de tener un esposo. Personas como tú valen la pena. Te doy muchas gracias por haber sido mi madre. Te amo, mamá.


Giré hacia un lado, notando que Darren también se encontraba visitando la tumba de su hermanita, Lucy. La perdió varios años atrás debido a la horrible enfermedad como lo es el cáncer. Debido a la seriedad con la que habla, pensé que era una persona muy reservada y fría. Pero, al verlo llorar frente a aquella lápida de una niña de tan solo 10 años, supe que todos tenemos un punto débil cuando se trata de las personas que más amamos y que se fueron por razones injustas.

Me limpié las lágrimas y puse las flores enfrente de la lápida. Me sacudí un poco el pantalón que vestía debido a la tierra que se había adherido en él y comencé a caminar para irme. Me giré hacia la derecha, y algo me llamó la atención: Dean estaba enfrente de una tumba. No sabía si acercarme a él o no, pero antes de que me diera cuenta y que pudiera pensarlo, ya estaba caminando hacia él. Lo esperaría hasta que terminara. Como estaba de espaldas, no me podía ver, así que podía escuchar lo que decía con claridad. Quise llamarle y decirle que estaba aquí, pero sus palabras me dejaron congelada.


—Ahora sí, Adrianne, me voy. Me iré a Miami, y prometo visitarte lo más pronto posible. —Se puso de pie, aun viendo la tumba frente a él.


Con que ella es Adrianne, la mujer que tanto mencionan...


—A pesar de todo y de que te hayas ido hace años, nunca te olvidaré. Fuiste mi primer amor y la mujer con la que estaba a punto de casarme y pasar el resto de mi vida a su lado. Te juro, amor, que me iré, pero estoy dispuesto a cumplir mi promesa: matar a Alexander Morrison, el hombre que te hizo esto. Y ahora que estoy más cerca de Jane, sé que lo lograré más fácilmente.

Venganza SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora