46.

53 4 0
                                    

Capítulo 46:


Ahora que lo pienso, fue una mala idea regresar a Miami. Nosotras venimos aquí y queríamos que solamente Matthew y Helena supieran que estábamos aquí. Stella y Maurice también lo saben, pero tanto Mer como yo confiamos mucho en ellos. Ahora, Sarah y Trenton también lo saben, y a estos pasos, Alex también debería saberlo a estas alturas, pero rezo dentro de mí que ese no sea el caso.

Sarah se había quedado completamente estática, y lo entiendo. La primera vez que nos vio se puso así porque no se esperaba que estuviéramos en Miami y con Dean y Aiden buscándonos. Ahora es más entendible su actitud, porque dimos a parar en el consultorio de un ginecólogo.

—¿Qué haces aquí? —cuestioné para romper el tan incómodo silencio que se había formado.

—Acompañé a mi amiga al ginecólogo ya que está embarazada. —Se encogió de hombros—. ¿Tú?

—Vine porque..., porque...

No hallaba las palabras correctas para decirlo. Quise decir una mentira, pero ya habían pasado varios segundos desde que había hecho su pregunta, así que tendría que hablar con la verdad sí o sí. Miré a Meredith a mi lado, quien se encontraba igual que yo, sin saber que decir.

—Estás embarazada —habló Sarah, y eso sonó más como una afirmación que como pregunta.

—Sí. —Agaché la cabeza.

Lo siguiente sí que no me lo esperaba. Sarah se acercó a mí y me rodeó por los hombros, abrazándome. Tanta fue mi extrañeza que fruncí el ceño, y Meredith, en forma de regaño, me hizo un gesto para que le devolviera el abrazo. Aún confundida, lo hice, y rodeé su torso con mis brazos.

—Muchísimas felicidades, Jane. —Se separó de mí sin soltar mis hombros—. Dean se pondrá muy feliz al escuchar esto. Siempre ha soñado con tener un hijo al que malcriar...

—En realidad... —Me alejé un poco de ella, provocando que frunciera el ceño—, él no lo sabe.

—¿Cómo? —Me miró. sorprendida—. Él es el padre, ¿cierto?

—Sí, lo es. —Asentí con obviedad, y aunque soné un poco más brusca de lo que esperaba, agradecí que ella no lo tomara en cuenta—. Pero no quiero que se entere. No quiero verlo después de lo que me hizo.

No sé si estaba actuando con madurez o no al ocultarle esto a Dean, sabiendo que él es el padre del hijo que crece en mi vientre, pero no me importaba. Él me rompió el corazón al besarse con su secretaria, y aunque sabía que ella era una chica algo... atrevida, nunca pensé que Dean caería en sus encantos. Además, aún yo estoy tratando de asimilar la noticia, y eso que yo soy la que lo carga. No creo que sea conveniente decirle a Dean, no aún.

—Necesita saberlo. —Me dirigió una mirada de lástima.

—Un día se lo diré, pero, por favor, no le digas nada por ahora. Prométemelo, Sarah —supliqué.

—Lo prometo, Jane —se resignó, suspirando—. Tengo que pasar con mi amiga. Te veo después.

—Adiós, Sarah, y gracias.

Meredith y yo nos quedamos pensando por unos segundos lo sucedido, hasta que salimos de nuestros trances y decidimos empezar a caminar para irnos a la cafetería a trabajar. Por fortuna, no estaba muy lejos que digamos, y prefería caminar que tomar un taxi.

—Debo decir, Jane —dijo mi amiga, entrelazando su brazo con el mío al caminar—, que no confío del todo en Sarah. Siento que le puede decir en cualquier momento a Dean y Aiden que nos encontramos aquí. Por Dios, es su hermano, y no le importa nada más que protegerlo a él.

Venganza SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora