33.

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Capítulo 33:


Casi sentía que me iba a desmayar al ver a Charlie a unos pocos metros de donde me encontraba yo. Sentía mi corazón latir a mil por hora y que en cualquier momento se saldría de su lugar. ¿Me habrá visto? ¿Me reconocería? ¿Alex estaría aquí? Las preguntas se juntaban en mi mente, y para ser verdad, no sabía las respuestas. El miedo se apoderó de mi cuerpo, y en estos momentos, no tenía ni idea de qué hacer. Si había venido en mi búsqueda, no solo era mi fin, sino también el de mis amigos.


Los chicos se dieron cuenta de que había dejado de bailar y me había quedado completamente tensa, así que, con el ceño fruncido, miraron hacia donde se encontraba Robinson.


—¿Jane? ¿Quién es él? —preguntó Dean.


Sinceramente, no estaba poniendo atención a lo que decían a mi alrededor. Solo miraba fijamente a Charlie, sin poder creer que estaba aquí. Él se encontraba platicando con alguien, con una chica, específicamente. Estaba tan absorto en la conversación que no prestaba atención a lo que sucedía a su alrededor, pero no debía confiarme. Él, al igual que Alex, es un hombre inteligente que hasta parece que tiene ojos en la espalda. Nada le pasa desapercibido y es muy cuidadoso y calculador con sus acciones. Él no es un hombre de salir mucho, así que, si se encuentra en este lugar, precisamente en otra ciudad, es por una razón específica.


—¿A quién ve? —Meredith miró hacia esa dirección—. Oh, no. Tenemos que irnos de aquí ya.

—¿Quién rayos es él? —exigió saber Aiden.

—No es el momento, amor —lo regañó su pareja—. Tenemos que sacarla de aquí ahora mismo.


Como no reaccionaba, Dean pasó su brazo por mis hombros y me llevó a la salida. Por fortuna, Charlie no se había dado cuenta de nuestra presencia porque, si hubiera sido lo contrario, ya nos hubiera reconocido y no hubiera dudado en seguirnos y avisarle inmediatamente a su mejor amigo. Alex y él son como uña y mugre: nada puede separarlos. Los planes de Alexander son también responsabilidad de Charlie y viceversa, y estoy más que segura de que esta vez no era la excepción. Ahora supe que no solo tengo a un loco, sino a dos, detrás de mí.

Dean y yo íbamos adelante y los otros chicos atrás para que no alcanzara a verme y pudiera reconocerme. Después, nos dirigimos al estacionamiento, en la parte donde se encontraban estacionados los autos. Yo aún no podía hablar por lo asustada que estaba, y mis amigos parecieron notarlo ya que tronaban sus dedos frente a mis ojos tratando de que reaccionara.


—Nena, mírame. —Dean tomó mi mentón e hizo que lo mirara. Eso fue lo único que me ayudó a salir de mi trance—. Todo estará bien. ¿Sí? Nadie te hará daño.

—¿Quién es él? —cuestionó Aiden de nuevo, sonando desesperado.

—Él es Charlie Robinson, el mejor amigo de Alex —le respondió su novia.

—Entonces, ¿Alex está aquí? —Sarah me miró, sorprendida.

—No lo sabemos, Sarah. —Su hermano hizo una mueca—. ¿Cómo pudo dar con nuestro paradero?

—¿Alguien me puede decir qué es lo que pasa? —demandó Trenton, sorprendiéndonos a todos—. ¿Por qué nos salimos del lugar? ¿Quién es ese hombre?

—Trenton, no es el momento. En el camino te explico. —Sarah le dio un apretón en su mano.

—Tengo que llevarme a Jane de aquí. No podemos dejar que ese tipo la vea —aseguró el chico a mi lado.

Venganza SecretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora