Ecko dormía tranquilamente junto a Rocío, el brazo de él descansaba en la cadera de la chica.
La luz incesante de su celular no dejó que él siga durmiendo.
Lo agarró sin dejar de tener los ojos cerrado, los abrió acostumbrándose a la oscuridad.
Prendió el celular y en las notificaciones se mostraba un mensaje de la chica que tanto quería ver y extrañaba.
Era justo el mensaje que había estado esperando.
"¿Nos podemos ver? Necesitaría ir a la plaza que queda cerca de casa, como los viejos tiempos."
No lo pensó ni un segundo, contestó el mensaje, se levantó con mucho cuidado y se abrigo.
Salió de la casa de su novia, caminó hacía el lado derecho, la casa de la pelirroja no quedaba lejos.
Cada vez se acercaba más a la casa y veía su cabello rojizo caer en su espalda, ella tarareaba una canción.
Ecko se le acercó en silencio, haciéndola asustar.
-Estúpido, casi me muero.- Se dió vuelta, primero le pegó en el brazo y luego salto arriba de él.
Lo había extrañado mucho, ambos lo habían hecho.
Ambos sufrieron la partida de la chica a España hace 3 años.
Ambos extrañaron dormir abrazados, aconsejarse, las caricias, estar uno para el otro, se extrañaron completamente.
Estaban sentados en el pasto de la plaza que tanto recuerdos le traían, ahí se habían conocido, besado la primera vez y también fue la última vez que se vieron hasta ahora.
La cabeza de la pelirroja estaba en las piernas del chico.
Éste acariciaba su cabello. Admiraba la belleza de la chica.
Se sentían únicos en ese momento, aunque ninguno dijera nada, el silencio no era incómodo, era agradable.
Cada uno disfrutaba la compañía del otro sin emitir alguna palabra.
-Así qué tenés novia?- La pelirroja preguntó, moviéndose para poder verlo a la cara.
-Sí.- Fue lo único que respondió.
-Contame, cómo se llama, cómo se conocieron, hace cuánto están, soy tu amiga quiero saber.- Se acomodo sentándose en frente de Ecko, lo miraba atenta.
-Se llama Rocío, llevamos juntos 8 meses, la conocí por una amiga en común.- Le dolía escucharlo, ella preferiría ser ella quien se despertara a su lado, lo bese cuando quisiera.
-Me alegra que estén juntos.- Fingió una sonrisa, es obvio que no le alegraba. Pero ¿tan rápido la había olvidado?
-Gracias. Y vos, ¿en España dejaste a alguien?- Si él supiera que ella no podía olvidarlo, que su único amor era él y aunque trató de estar con otros chicos, Ecko siempre estaba en su mente.
-Sí.- Mintió, no demostraría que ella solo lo extrañó.
Le dolió, no quería escuchar eso de la chica, él tenía la esperanza de que ella se negara.
Al pasar unos minutos, decidieron cada uno volver a su casa, en el caso de Ecko a la de su novia.
Antes de despedirse, la pelirroja abrazo a su amigo y le susurro en el oído "una lástima que me hayas superado". Rápidamente entró a su casa dejando al chico desconcertado.
Él había escuchado bien.
Pero que podía hacer, él tenía una novia.
Una novia que ahora mismo estaba en su cama esperándolo y preguntándose dónde estará.