Belén tocaba la puerta de la gran casa en frente de ella.
Primer golpe nada, segundo golpe se escuchó un "va", tercer golpe apareció la ex novia de Ecko.
-¿Qué querés?- Preguntó de muy mala gana.
Quién no lo estaría, la chica que había arruinado su relación estaba allí, en su casa.
-Sé que esto es raro, pero estoy preocupada y quería saber cómo está Ecko.- La pelirroja se sonaba los dedos, estaba nerviosa.
Nunca se imaginó estar haciendo esto.
-Y yo que voy a saber.
-Pero ¿no sos la novia?- Rocío rió con amargura.
-Así que no te dijo. Terminamos, más bien él terminó conmigo.- Negó. -Por tu culpa.
-Perdón. Pero estoy enamorada de Matías. Mi intención no era romper una relación.
-¿Te crees que yo no? Si no fuera tu intención no lo hubieras ilusionado.
-Rocío, si él no sintiera algo por mi, hubiera terminado y dejado en claro que no me quería como algo más. Pero así no pasó, él nunca me dejo las cosas claras.- Colocó las manos en su cara como modo de frustración. -No sos la única que está mal por esto.
-Ustedes vivieron algo fuerte ¿no?
Rocío se sentó en el pequeño escalón, Belén hizo lo mismo.
- Para lo chicos que éramos, sí. Yo pensé que después de estar 3 años lejos no volvería a sentir eso que él produce en mí.
-Él te ama, me di cuenta por como sonreía cuando hablaba contigo, y sus ojos brillan demasiado cuando te ve, me di cuenta en aquella fiesta. Nunca me miró así.- Rocío susurró lo último, pero la otra chica lo había oído.
Se había producido un silencio, Sloye lloraba en silencio.
Belén la abrazó, ambas necesitaban contención.
-No puedo creer estar abrazando a la chica por la cual me dejaron.- Ambas rieron.
-Créeme que yo tampoco.