05.

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Belén se miraba al espejo de su cuarto, en un rato llegaría Ecko.

Su madre cocinaba pastel de carne, mientras su papá leía un libro.

Bajó con su teléfono en mano cuando el timbre de la casa sonó.

-Hola.- Abrió la puerta, parado ahí estaba Matías con helado.

-Traje tu favorito.-Movió la bolsa. Entró yendo hacía la sala, conocía está casa de pies a cabeza. 

-Te amo, eres el mejor.

-Ya sé beibi.- Le guiñó un ojo, haciendo que la chica rodará los ojos y sonrió arrogante.

-Vamos a la cocina.- Comenzó a caminar hacía el lugar.

-Corazón, tanto tiempo.- Valeria se limpió las mano y abrazó a Ecko, éste se lo devolvió.

-Matías.- El señor Rodríguez habló serio y estiró la mano.

-Señor.- Le dió la mano y se abrazaron, siempre hacían esté tipo de cosas, ambos se llevaban bien, Ecko es como un hijo para ellos.

-Recién puse la comida, yo les avisaré cuando esté lista.

Ambos subieron a la habitación de la chica, él observaba sus dibujos colgados en la pared. Siempre había uno que le encantaba, era un dibujo de ellos dos.

-Todavía tenés ese.- Señaló el dibujo.

-¿Todavía? Lo guardaré siempre.

Se acostaron en la cama, habían extrañado estos momentos.

-Te extrañé demasiado.- Se confesó, dándose vuelta viendo el perfil de él.

-Yo también pelirroja.- Él hizo lo mismo. Sus caras quedaron a centímetros. Ninguno alejaba la mirada del otro.

Ella admiraba sus ojos, sus labios bien carnosos y rosados, tenía ganas de besarlo como los viejos tiempos.

El admiraba sus ojos verdes, sus pecas abajo de sus ojos, sus labios gruesos.

belén se acercó más a él, ahora un simple movimiento haría que sus labios se peguen.

Lo hizó, lo besó. Las manos de Ecko fueron a su cadera y las manos de la chica a su cara.

Habían esperado esté momento desde que se vieron el otro día. Disfrutaban cada segundo.

Pelirroja »EckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora