AQUÍ ESTÁ.
Sentía la mirada de Ecko sobre mí. Eso producía que me moviera más.
Me acerqué a donde se encontraba, no le sacaba la vista de encima y él tampoco.
Me miraba de arriba hacía abajo, ya enfrenté de él, corrí la mirada y miré a su lado.
Marcos tomaba de su vaso, se lo saqué colocándolo arriba de la mesa y le agarré la mano.
Lo llevé a la pista, comenzamos a bailar, me acerqué seduciéndolo a través de la música.
De vez en cuanto veía a Ecko, estaba enojado.
¿Estará celoso? Espero que sí.
-Ya vengo.- Besé su cachete muy cerca del labio y subí.
Necesitaba revisar mi celular, por las dudas.
Entré dónde se encontraba todo.
La puerta se cerró de un portazo, me di vuelta encontrándome, ya se lo deben imaginar a quien.
Me levanté colocándome en frente de él, puse las manos en mi cadera.
-¿Qué querés?
-A vos.
Me besó desesperadamente, puse mis manos en su cuello y él las puso en mi cadera.
-Así que intentaste ponerme celoso.- Nos separamos por falta de aire.
-Lo logré parece.
Me recostó en la cama y se posicionó arriba con cuidado.
Empezó a besar mi cuello y acariciaba mis pechos abajo de mi blusa.
Arqueaba mi espalda.
Saqué su buzo y acaricié sus abdominales.
No pensaba nada más, sólo en él.
Me di vuelta quedando yo ahora arriba de él.
Comencé a moverme, sacó mi blusa quedando en descubierto mi corpiño negro.
Saqué mi pollera, desprendí su pantalón.
-Matías, ¿estás por acá?- Nos quedamos sin decir nada, me acerqué a su oído.
-Esto no va a quedar así, te lo aseguro.
Muerdo su labio, salgo de arriba agarrando mis prendas y yendo al baño de la habitación.
Escuché como salía del cuarto.
Solté el aire que estaba reteniendo, me miré en el espejo, mi cabello estaba todo despeinado.
Me lo peine con los dedos y quedó más presentable de lo que estaba.
Me puse la ropa y salí.
Marcos se encontraba charlando, chamuyando, tragando con una mina.
Pase por al lado y éste vino hacía mí.
-¿Estás bien?
-Sí, me voy a ir. Estoy cansada.
-Te acompaño.- Dijo caminando hacía la puerta.
-No, pido un taxi.- Besé su mejilla y salí de ahí.
