☆゚*・。゚21 .。.:*♡

1K 78 5
                                    

La chica abrió los ojos encontrándose a si misma bañada y muy bien vestida con un largo camisón, evitó moverse demasiado ya que se sentía terrible, lentamente miró detrás suyo viendo al joven dormir con una sonrisa en la cara.
Elizabeth no podía creer que Kanato descansara con tanta paz después de lo que le hizo, incluso cuando la limpió le tocó demasiado, incluso... Sonrió con orgullo cuando al ponerla de pie, vieron el semen del muchacho deslizarse lentamente por las piernas de la muchacha.

La humana aún no conocía la verdadera naturaleza del Sakamaki, así que sin pensarlo más, cuidadosamente se puso de pie resistiéndose el quejarse, su cuerpo realmente dolía, con las piernas temblando salió de la habitación del muchacho, si se quedaba mas tiempo en esa casa solamente dios sabría que horrores le haría el Sakamaki, Elizabeth definitivamente evitaría a los demás hermanos, si ayer no la ayudaron hoy mucho menos, además podrían hacerle lo mismo que el de cabellos lilas, avanzó por la mansión intentando no respirar demasiado pues su terror hacía que al inhalar y exhalar se escuchara escandalosamente.
Camino rogando encontrar la salida, el lugar era tan grande que parecía no tener final, la desesperación se apoderaba de su cuerpo, lágrimas de impotencia rodaron por su piel, deseaba que todo fuera una terrible pesadilla pero el dolor de su cuerpo le indicaba que todo era real, tras vagar un rato logró encontrar una ventana que estaba en el primer piso, abrió esta y saltó fuera de la mansión... Tardaría más en encontrar la puerta principal y eso sería exponerse a que la atrapen.
Al estar fuera comenzó a correr tan rápido como pudo buscando la salida hasta que divisó las grandes rejas que dividían la mansión del exterior, sonrió con alivio al salir de la propiedad...
Maldijo por lo apartado que era el lugar pues no podía conseguir ayuda pronto, sus piernas dolían e incluso tenían calambres además de que se sentía desfallecer debido a su mala condición física. Elizabeth se detuvo bruscamente al percatarse se que tomaban su cabello con fuerzas haciéndola casi caer, técnicamente quedó colgando a unos centímetros de estar sentada en el suelo, los dedos de Kanato se enredaban entre la chocolatosa melena y podía notarse que había llorado.

- Elizabeth... ¿A donde ibas? -Indagó con lúgubre voz-.

La recién mencionada guardó silencio, se preguntaba porque la vida es tan cruel, se cuestionaba qué fue lo que hizo para merecer el ser abusada por su antes mejor amigo, un amigo debe de cuidarte y buscar tu bienestar, no arrastrarte por todo el asfalto hasta el que dice será tu hogar para siempre.
O al menos eso decía Kanato mirándola de reojo, al parecer estaba en algún estado de Shock, no se movía ni quejaba por el nuevo daño que le estaba haciendo pues la parte trasera de las piernas de la muchacha al hacer fricción con el áspero suelo comenzaron a llenarse de raspones y dejar un camino rojo a su paso.

Elizabeth no paraba de mirar como las puertas a la libertad se alejaban mas y mas...

Estas en un instante desaparecieron, pudo ver paredes de roca y unos grilletes colgar de uno de estos, estaba tan confundida, un olor moribundo era lo único que le llenaba las fosas nasales... Al otro lado del cuarto divisó unos barrotes y algo quemado detrás de ellos, enfocó su vista divisando huesos chamuscados, sintió como los fríos grilletes se adherían a sus muñecas, poniendo su piel como la de una gallinas, miró a Kanato, este nuevamente comenzó a llorar sujetándole la cara con ambas manos, se sentó sobre ella mirándola a los ojos, perturbando su paz por la peligrosa cercanía.

- Aún después de lo que hicimos te atreves a querer dejarme... Creí que hacer el amor era especial para los humanos, o al menos para ti... -Murmuró enrojeciendo-. Pese a que YO soy tu dueño todavía lo miras...

Dijo seriamente mirando los restos del antiguo amor platónico de su chica, ella negó con la cabeza mirándolo con un sentimiento de furia, Kanato no podía ser mas hipócrita al creer que lo sucedido en su habitación fue lindo.

- Kanato, eso no fue amor... Abusaste de mi, ¡me hiciste daño! -Palideció al recordarlo-.

- Fue tu culpa por ser una mala novia, no debes pronunciar ningún otro nombre que no sea el mío... -Comento con despecho apretando sus manos contra la cara de la muchacha-. Elizabeth, ¿Fui muy brusco?

Indagó con aires burlones descendiendo las manos hasta las caderas de su prisionera, el rostro del chico demostró cariño mientras las mejillas se le teñían de rojo.

- Puedo ser más dulce, no me gusta que estés molesta conmigo...

Susurró besándole en los labios, ella giró el rostro en otra dirección comenzando a temblar, todavía le dolía todo el cuerpo, Kanato no podría estar hablando en cerio... Este sonrió con los ojos cerrados.

- No seas tan tímida, ya te he besado antes... -Habló con dulzura asumiendo que a la castaña le daba vergüenza el besarlo porque eran sus primeras veces-.

- Por favor... No de nuevo -Suplicó siendo callada por los fríos labios del Sakamaki-.

- Tranquila, seré cuidadoso...

- Este lugar es feo, no es el indicado, no me gustaría que ocurriera algo tan íntimo aquí -Chilló esperando que se detuviera-.

- Tienes razón, me iré a seguir durmiendo, vendré a verte después de clases mañana, te quedarás aquí hasta que aprendas que huir de mi es imposible... Serás mía incluso cuando ya no vivas... Pero primero, quiero probarte en otro sentido...

Hundió sus colmillos sobre el hombro de la humana, bebió de ella haciendo que metafóricamente, la cabeza de esta explotara.

- No eres humano... -Susurró al verlo relamerse los labios-.

- Tu tampoco lo serás, te vas a quedar conmigo siempre...

Dijo en voz alta caminando lejos de ella hasta desaparecer, su voz aún hacía eco y Elizabeth estaba realmente perturbada.

- Bye bye mis teporingas...

Atentamente: Tu Dueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora