☆゚*・。゚24 .。.:*♡

804 57 4
                                    

Elizabeth mantenía los ojos cerrados, abrazaba sus piernas estando en posición fetal, pensaba nuevamente en escapar y en las consecuencias que traería para su amada familia pues conocía la clase de joven que es el cuarto hijo del clan Sakamaki, si tan sólo no hubiera sido tan estúpida al huir de casa no estaría confinada a vivir ése infierno, la deshecha chica tenía frío pese a estar cubierta por las mantas del chico peli-lila, estas a decir verdad le habían asqueado, olían a él...
Cubrió su boca para retener los alimentos que pedían salir de su organismo, sabiendo que sería algo inútil debido a que no resistiría mucho, así que tan rápido como sus débiles piernas se lo permitieron, corrió al baño expulsando de una buena vez el vómito apoyando ambas manos a los costados del inodoro...

Aunque ya estaba nuevamente acostada, esta vez en el suelo, continuaba sintiéndose mal...

Miró el techo dejando su pánico huir libremente por su inestable imaginación, esperaba que solamente se sintiera pésimo por estar todo el día en aquélla habitación y por lo que ocurría ahí varias noches de la semana, para ser precisos, sobre la fina cama o la pequeña mesa de té de Kanato.

Sujetó su cabeza entre sus manos, enterró sus largas uñas en su cuero cabelludo y aprovechándose de su soledad gritó desesperada, no tenía ninguna idea para poder escapar, la única opción viable era el suicidio, pero la castaña quería vivir, quería continuar en este cruel mundo pues tenía cosas que hacer, una vez su voz se desvaneció y el aterrador eco que provocó se murió, perdió su vista en un punto fijo de la habitación.

Ella comenzaba a carecer de cordura, el chiquillo le enloquecía y no de buena manera...

Tocó con pavor su vientre recordando dolorosamente que la primera vez... Sakamaki Kanato no había tenido cuidados... Si dios era real, le rogaba que fuera una grotesca mentira...

— N-no puede haber nada... Aquí adentro –Susurró a la nada permitiéndose llorar desconsoladamente–.

La sensación del semen del inmortal al esparcirse dentro de su cavidad vaginal le perturbó...
Inútilmente trataba de ignorar dicho hecho, no quería creerse lo que le estaba pasando.

(...)

Yui miró nuevamente a Kanato acompañado de una mujer adulta, esta hablaba con él luciendo acongojada, el de preciosos ojos le lanzaba una mirada de odio a la mujer, como si estuviese harto de que lo buscase todos los días, la rubia estaba tan cerca de ellos que al pasar pudo escuchar algo de lo que conversaban sin quererlo.

Si sabes algo de Elizabeth por lo que mas quiera llámame, no la he visto desde que se fue, si la ves díle que ya me separé de su padre, que la esperamos
en casa...
Su hermanita y yo.
Joven Sakamaki,
por favor
estoy desesperada.

La rubia palideció y fingió no haberse enterado de nada, miró de reojo a la adulta la cual poseía cabello castaño, ojos marrones, piel pálida y muchas pecas por todo su rostro...
Sin duda era madre de la chica que tenía Kanato como novia...

Pero ahora caía en cuanta de que era una prisionera, cuando preguntaba por ella a los demás hermanos Sakamaki ellos solían cambiar de tema y ni loca se atrevía a interrogar a Kanato, este se ponía muy agresivo... Más de lo que había visto en sus primeros días de estadía en la mansión... Así que la señorita Komori se había creado la hipótesis de que Elizabeth era una antigua novia que había sobrevivido al chico del oso, la cual conquistó a la familia entera y por esa razón nadie quería hablar de lo ocurrido al sentirse ofendidos al no ser elegidos... Pero actualmente sabía que no era así, tal parece ser que la ha  raptado.

Si Yui estuviera en su situación desearía que la ayudaran, pero ¿Qué podría hacer si era una simple humana?

Para empezar, la presunta prisionera, ¿Realmente lo era?
Siempre lucía feliz al lado de Kanato, incluso lo celaba cuando estaba muy cerca del vampiro de peculiar cabellera, realmente parecían una pareja de enamorados...

Yui-San... ¿En qué piensas? –Indagó el tan mencionado inmortal posando su mano sobre el hombro de la chica apretando este dejándole marcas–.

Kanato la había visto en el pasillo donde la progenitora castaña lo había interceptado, creía que ella podría haber escuchado a la madre de Elizabeth hablar y eso era peligroso pues supuestamente su familia estaba feliz sin ella en sus vidas...

— En que prepararé en clase de cocina...  –Respondió sin titubear–. ¿Porqué? ¿Estabas hablándome antes? Si es así lamento no haberte prestado atención...

Se disculpó amablemente, agradeció a dios lograr mentir tan fácilmente, aunque sintió que después debería ir a la iglesia a confesar su pecado.

Es bueno que seas tan estúpida... –Sonrió empujándola para hacerla caer al suelo por simple diversión–.

El apuesto joven creyó que ella permanecía desconociendo los orígenes de Elizabeth, el chico sin mas que hacer ahí, se marchó a su próxima clase, aún riéndose al admirar a Komori tirada en el frío suelo con una expresión de dolor.

( ̄^ ̄゜)( ̄^ ̄゜)( ̄^ ̄゜)( ̄^ ̄゜)
Hola, tanto tiempo sin estar aquí, lo que ocurre es que no podía ingresar porque Wattpad me decía que esta cuenta era inexistente como la fealdad de Kanato...
En fin, gracias por esperar, si mi salud me lo permite publicaré otro capítulo mañana... Lamento si quedó terrible pero justo hoy en la noche que logré entrar me dio un bajón en mis defensas haciéndome recaer enferma...

Bye bye mis teporingas...

Atentamente: Tu Dueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora