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Epílogo

La castaña se retorcía sobre la cama ante las pesadillas que estaba teniendo, Hikaru de actualmente 16 años negó con la cabeza sintiéndose preocupado, delicadamente la abrazó intentando calmarla, lentamente la mujer al sentirse ligeramente asfixiada despertó, Elizabeth no dormía muy bien últimamente, era vergonzoso que fuera el chiquillo quien tuviera que hacerle un espacio en su cama para sentirse protegida.

— Lo siento... Debes descansar y yo no te lo permito –Se disculpó avergonzándose de si misma, ella era la madre y por ende debería ser la castaña quien velara los sueños de su hijo no al revés–.

— No es ninguna molestia cuidarte, eres lo que más quiero en mi vida –Murmuró con cariño acariciándole la cabeza–.

Los rayos del sol comenzaban a filtrarse entre las cortinas, el día ya estaba naciendo y tenían que comenzar con sus actividades diarias, tras besarle la frente a su madre el joven fue al baño mirándose su melena castaña en el espejo, chasqueo la lengua al notar que sus raíces moradas ya eran visibles.

— Tendré que teñirlo –Murmuró con fastidio al terminar de hacer todo lo que necesitaba–.

Una vez en la cocina comenzó a preparar el desayuno mientras cantaba en voz baja, Hikaru era un muchacho bastante alegre y amigable, todo mundo en su colegio lo amaba, tenía a muchas chicas detrás suyo pero hasta ahora ninguna le gustaba, si existía gente a la que no le agradase es debido a la envidia que les provocaba, el joven castaño teñido era alguien tan agradable como su madre... Ambos tenían muchas cualidades que los convertían en una familia con la que deseabas compartir el rato, así como Hikaru tenía pretendientas su madre no podía deshacerse de los compañeros de trabajo que la asediaban, eso enojaba al muchacho, no le parecía justo que trataran de robarle la atención de la mujer que le dio la vida.

(...)

La pequeña familia salió como todos los fines de semana, caminaban por una linda calle admirando el paisaje mañanero, el chico se sujetaba de la manga del abrigo de su mamá mientras esta lo guiaba con entusiasmo, él  le ayudaba a cargar unas cuantas bolsas con víveres, los aparadores en esa época eran muy llamativos a su parecer y no evitó soltarla para admirar uno de ellos más de cerca.

Sakamaki Kanato mantenía la mirada gacha, observaba sus zapatos como si fuesen lo mas importante del mundo, como si no estuviese de visita en España, chocó ligeramente con un energético muchacho de cabellos marrones, ambos se miraron por unos escasos segundos y el adolescente solamente se disculpó volviendo a correr para ver un aparador, Kanato rodó los ojos acomodándose la capucha de su abrigo, caminó un poco más volviéndose a perder en sus pensamientos, pasó de largo a Elizabeth por un par de metros y hubiera seguido con su recorrido pero el aroma que tanta nostalgia le traía atacó sus fosas nasales, temeroso por que fuera una horrible jugada por parte de su imaginación giró la cabeza mirándola por encima de su hombro, ella mantenía su largo cabello castaño suelto el cual se meneaba por la suave brisa, definitivamente se veía como una adulta, era distinta pero al mismo tiempo no había cambiado, su maquillaje era tan natural como siempre, lucía radiante y llena de alegría, el Sakamaki antes de de reaccionar ya había comenzado a correr hasta ella empujando desesperado a quien se cruzara por su camino, tropezó un par de veces por las lágrimas que se acumularon en sus orbes, su cuerpo temblaba frenéticamente añorando su contacto de una buena vez, Elizabeth solamente sintió un fuerte golpe, alguien se había lanzado contra su espalda apegándose a esta, supuso por unos momentos que era su hijo pero un tenebroso escalofrío la hizo reaccionar y eliminar dicha hipótesis, Kanato le dio la vuelta abrazándola con miedo de que fuese a desaparecer, ella en cambio retuvo un grito, trató de librarse de su agarre pero todas las fuerzas se iban siendo reemplazadas por pánico, ambos comenzaron a caminar, o mejor dicho Kanato la había tomado del brazo llevándosela con él casi a rastras, bruscamente tuvieron que frenar pues Hikaru había detenido a su madre arrancándosela a su padre de las manos.

Atentamente: Tu Dueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora