Parte 27

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Nunca le respondí el mensaje. Cosa habitual mía.
En vez de eso tomé camino a mi casa, me cambié de ropa. Limpié las desgracias del cachorro y antes de irnos le puse la jodida correa.

-Vamos.-

Después de estar encerrado toda una mañana se alegró mucho de salir. Sí, juntos caminamos hasta la casa de mi novia para una de sus visitas. Era excelente que ya no tuviese que hacerlo a escondidas, pero eso no iba con Holly todavía. Debido a las alergias del padre de Doyeon, Holly siempre fue un intruso, nunca deseado en esa casa.

-¿Ya ves lo que se siente, bola de pelos? Te quedarás afuera.-

Cruzamos el costado de la casa y llegamos al jardín trasero, donde vi a Doyeon regando las flores de la barda con una manguera.
Descalza, usando un corto vestido blanco a pesar de estar sobre lodo, y peculiarmente con su cabello suelto.

-¡Holly!-

Claro, mientras esté el cachorro yo no existo.
Solté la correa del susodicho y este corrió hacia ella al igual que ella hacia él. Soltó la manguera importándole de menos el correr del agua en el césped.

-¡Yoongi!- ahora sí existo.

Caminé hacia ella. Se encontraba de cuclillas debido a Holly pero alzaba el mentón para mirarme.

-¡Viniste!- exclamó mientras recibía las lamidas de nuestro cachorro. -¿Tienes hambre? Mamá hizo sándwiches.-

-¿Está en casa?- pregunté simple.

-No, salió a cubrir a una compañera en su trabajo. Estamos solos.-

-Como quieras.- dije.

-Espera, debo limpiarme.- finalmente se puso de pie y corrió donde la manguera. –Sostenla.- me dijo y eso hice. Limpió sus pies y algunas manchas de lodo en sus piernas.

Y mientras ella hacía eso yo la miraba.
Siempre pensé en ella como una chica pulcra amante de la limpieza, pero ahí me di cuenta que era una de esas chicas que no les importa ensuciarse. Perfecta.

Entramos a la casa, sí, los tres. Tuve que cargar a Holly debido a las indicaciones de Doyeon.

-Holly podrá estar bien en mi habitación, vamos. Papá no entra ahí a menos que sea para regañarme... uhm, lo cual no sucede mucho.- la seguí escaleras arriba. Vi sus muslos. Detesté que su vestido fuera tan corto.

Entrando a su habitación solté al cachorro. Cerré la puerta y busqué a la enana. La encontré hurgando en su armario. Ni siquiera quise preguntarle sobre qué hacía o qué buscaba. Fui a sentarme a la orilla de la cama y mantuve mi vista en ella.

-Voy a cambiarme.- dijo mostrándome otro vestido.

Corto.
Me encogí de hombros y miré hacia otro lado.

Así era yo. El chico callado. Y ella siempre estaba bien con eso.

Se acercó a mí para besarme en la mejilla, luego salió de la habitación. Busqué a Holly, lo vi mordiendo un oso de felpa. Me pareció bien porque así estaría ocupado.
Pronto no me dio la gana de quedarme sentado. Me puse de pie y caminé al tocador rosa. Ese lugar donde en el espejo vi mi reflejo por un segundo antes de empezar a husmear las cosas que estaban ahí. Maquillaje, moños, listones para el cabello. Fotos.

Una foto de Doyeon y su amigo Park de cuando eran más pequeños. Traté de calcular la edad de mi novia en ese entonces. ¿10 años? Ni puta idea, estaba igual. Luego vi otra. En esa otra pude decir que 14 años, o tal vez 15. Ni puta idea, estaba tan jodidamente igual, la única diferencia en esas fotos eran el largo de los vestidos.

~ Cotton Candy ~ Suga - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora