~ Cotton Candy ~ Suga - BTS

Parte 58

Antes, yo era un chico que odiaba todo. Todo para mí era patético; la familia, los amigos, la escuela... mis pensamientos solían ser poco profundos. Solía hablar sin cuidado, solía actuar con malicia. Para mí era divertido causar problemas. Desde pequeño siempre fui la pesadilla de los maestros. Min Yoon Gi nunca fue deseado en ninguna parte. Y nunca me arrepentí de eso.
Desde pequeño me acostumbré a los regaños de papá, los lloriqueos de mamá y los absurdos cuidados de mi hermano mayor, pero nada podía conmigo. Era impulsivo y demasiado agresivo como para quedarme quieto.

-Yo vi a Min Yoon Gi hacerlo. Él puso las pastillas.-

-¿Eso es cierto, Min Yoon Gi?-

-Estás muerto, Jung.-

También solía tomarme las cosas tan a pecho con los demás. Ahora puedo mencionar un par de ejemplos, pero creo que lo primordial aquí es mi situación con Jung Ho Seok, ¿cierto?
En los primeros días del primer año de instituto, se me ocurrió una pequeña travesura. Jung me delató al final y sí, me metí en problemas. Drogué a la profesora de literatura, ¿cuál es el alboroto? Fue algo que no me pude excusar fácilmente teniendo 16 años y una mercancía de pastillas fuertes de rara procedencia. Fui severamente castigado.
Después de cumplir mi sentencia, me desquité levemente con la cara de Jung.
Semanas después volvió a delatarme con lo de los balones apuñalados del equipo de básquet. Hice eso porque no me aceptaron en el equipo, en fin. Una vez más fui castigado y Jung recibió un par de obsequios de mi parte, como empujones, uno y que otro golpe, goma de mascar en sus libros. Me convertí en su bravucón. Era divertido porque ese tonto era intimidado por un chico un año menor que él. Patético, por supuesto.

Un par de bimestres después, me encontré con una interesante situación: él y una chica sexy pelirroja. Al parecer eran buenos amigos. No fue difícil acostarme con ella. Una chica fácil, sin personalidad, algo hueca, con sus hormonas alteradas, loca por mí.

Ella se enamoró de mí a pesar de que desde el principio le fui claro con lo del sexo sin compromiso. Se volvió loca cuando se enteró que veía a otra chica.
Me reclamaba como si yo fuera parte de su propiedad, sobre todo cuando mi otra vida de gánster interrumpía sus citas o escapadas nocturnas.

Ser parte de una pandilla era como mi escape de lo absurdo de lo cotidiano. Podía estar en las calles golpeando idiotas y no en casa haciendo tareas. Faltaba a clases también debido a pequeños trabajos de saqueo. Sé que a veces todo solía salir mal en cuanto a los pleitos con otros bandos, pero no me importaba en lo absoluto porque el dolor era placer para mí. Y el sexo, un desahogue de estrés.

Siempre estaba estresado aunque no lo pareciera.

-¡Compórtate de una maldita vez! ¿Cuál es tu problema? Mírame a los ojos y dime cuál es tu maldito problema, Yoongi. Estás a punto de ser expulsado.-

Tal vez una de las razones era porque mi relación con mis padres nunca fue buena. Sí, sé que yo tengo la culpa. Y sí, no quería componerme de todas formas. Pero... no lo sé, así era y ya.

-Eres un monstruo.-

-¿Qué tipo de monstruo? ¿Uno con escamas? O... ¿pelo por todas partes?-

-Ve a tu habitación.-

-No, voy a salir, espero que no te importe, papá.-

-¡Min Yoon Gi!-

...

-Despierta, Suga.-

-No.-

-Holly quiere que despiertes. Hm, bueno, tengo hambre, Suga.-

-¿Y?-

-Y quiero que te levantes y hagamos algo juntos para desayunar.-

No pude dormir esa noche debido a la lluvia de recuerdos y los dolores de cabeza que parecían matarme en cualquier momento. Doyeon despertó antes que yo, demasiado temprano.

-Largo.- y yo, por supuesto, de mal humor por la falta de sueño.

-¡No quiero! No me moveré de aquí hasta que te levantes de la cama, Suga.-

-Estoy desnudo.- ojalá hubiese sido así.

-Bien, te espero afuera.

Todavía me sentía tan extraño. Logré despertar un poco al mojarme la cara y cepillarme los dientes en el lavabo del baño. Me sentía diferente, en el espejo me veía diferente. Pero Doyeon no. Ella siguió tan apegada a mí a pesar de lo que le hice esa noche.

Me dio algo de curiosidad saber sobre una cosa implícita relacionado a lo de anoche, así que tuve que averiguar en el mismo momento. Doyeon usaba solo mi camisa, algo tan usual en las chicas después del sexo, así que tenía que saber si ella al menos tuvo la idea de lo que ocurrió cuando ambos llegamos, no sé, al orgasmo anoche.

-Jung Do Yeon.- no fue buena idea sentarla en el mueble del lavabo. Quedó casi a la altura de mis ojos y, aparte, yo entre sus piernas no era una buena posición ahora. –Algo pasó anoche, ¿verdad?-

-No te detuviste.- dijo en voz baja, bastante apenada con esa rotunda inocencia que detesté sin pensarlo.

Solté un suspiro de aceptación. –Sí, no lo hice.-

-No quise decir eso, Suga, lo siento.-

-¿Es tarde para disculparme?- ¿me sentía culpable, maldita sea?

-Uhm, no lo creo.-

-Te lastimé.- qué patético.

-¿Oh? Eso... creo que eso... no es importante, Suga. ¿O sí?-

-Seré cuidadoso la próxima vez.- sí, cómo no.

-Pero no quisiste hacerlo, ¿verdad?- dijo. –No quisiste lastimarme, ¿verdad? Estaba asustada, Suga. Yo... la verdad... no quise decir que te detuvieras pero...-

¿Por qué aun así me parecía tan jodidamente adorable? Estaba cayendo de nuevo ante ella. Caí lo suficiente como para provocarme querer besarla y aprovechar esa posición tan provocativa.

-Lo siento. Debí ser cuidadoso y... prepararte para esto.- sé que hice mal en ir directamente al punto pero nunca me pasó por la cabeza que fuese tan importante. Quiero decir, ya me había interrumpido antes por ir demasiado lento.

-¿Ya no soy virgen, Suga?-

Aquí tengo que omitir lo demás, ¿sabes por qué? Porque en ese instante recordé lo patán y abusivo que fui cuando me valió tres putas hectáreas ignorar cierto detalle importante de anoche.

-¿A dónde vas?- me vestí y salí del departamento para dirigirme a mi estudio. Ahí guardé cierta cosa pequeña que robé del bolso de Suran semanas antes por diversión. -¿Vas a dejarme sola?-

No iba a dejarla acompañada tampoco. -¿Tienes hambre, no? Dúchate y busca algo que te quede, no tardo.-

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