《 P R É S E N T A T I O N 》

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- Hace dos años -

Los rectores del internado Cisnes Bellos decidieron que su última alumna internada allí dejase su estancia y se instalase en un internado masculino debido a su comportamiento totalmente inadmisible y que no era digno de una señorita. Pero si que lo era para Angeline, Angeline Moiluan.

Una niña huérfana que fue pasando de internado en internado desde que tenía poder de la razón. De estatura media y con sus tirabuzones con reflejos rubios, la niña era una excelente estudiante. Todas las asignaturas tenían un 10 al lado cuando de ella se trataba y por ello todos los profesores, rectores y directores estaban encantados. Hasta que conocieron el otro lado del "angelito". La niña podría sacar los dieces que quisiese pero nunca se comportaría como una señorita como tal. La rubia era una maestra de las bromas y una auténtica pesadilla para el resto de internas. Una de sus bromas preferidas era robar los botes de tinta de las clases y cuando llegaba la noche, esparcirlas por los preciosos vestidos que las internas guardaban con gran deseo. Y eso es una de las razones por las que ahora está en un coche camino a Fondo del Estanque.

El coche paró en un gran edificio rodeado por muros altísimos de piedra. "Perfecto para escaparse" Pensó nuestra protagonista sarcásticamente mientras divisaba los muros desde el coche. El rector que la acompañaba, el señor Fountain le abrió la puerta mientras le ofrecía sus maletas. La niña sin ninguna expresión salió del coche, tomó las maletas y se dirigió a la verja que tenían como entrada junto el señor Fountain. Allí la niña pudo comprobar que un niño pequeño estaba en esta apoyado, mirando el infinito.

-Hey. -Se hizo notar la chica. -¿Qué haces ahí tan sólo?

-Espero a mis padres, vendrán el sábado. -Le contestó tímidamente el niño.

-Pero hoy no es sábado... -Dijo ingenua la otra hablante.

El niño, que iba a contestar, fue interrumpido por un hombre mayor que se dirigía a paso rápido a la puerta.

-¡Pepinót! ¡Pepinót! -Gritaba el hombre hasta que llegó a la verja. -Usted debe ser uno de los rectores de Cisnes, ¿no? -Preguntó refiriéndose al señor Fountain.

-Así es señor...

-Maxance. -Contestó con una amable sonrisa. -Entonces tú debes ser nuestra nueva interna. -La niña sólo asintió. -Parece que te ha comido la lengua el gato. -Comentó simpático. La chica sonrió, que fuese traviesa no implicaba que no se llevase bien con algunos adultos.

-No suele hablar mucho hasta que no coge confianza, ¿eh, Angeline? -Se dirigió hacia ella el rector, una de las pocas personas que era buena con ella en el anterior internado. La niña volvió a sonreír.

-Por aquí por favor. -Indicó el viejo Maxance abriendo la puerta. -Venga Pepinót, a clase. -El niño obedeció y corrió hacia dentro. -Les enseñaré un poco esto mientras vamos con el director.

Los tres caminaron durante media hora mientras Maxance le enseñaba un poco del internado hasta que llegaron a la enfermería dónde se pararon.

-Aquí me podrás encontrar casi siempre. Si tienes algún problema, no dudes en llamarme o venir a verme. -Se ofreció Maxance, Angeline aceptó con gusto.

Al cabo de unos minutos de charla con el viejo Maxance y el rector, el que parecía ser el director del centro se paró frente a ellos con aire de superioridad desde lo alto de la escalera.

-Señorita Moiluan. -He hizo un ademán al rector. -Llegan media hora tarde, acompáñenme de inmediato al despacho.

-El señor Rachin, el director. -Susurró aclarando el que les había acompañado durante toda la visita hasta ahora.

《Fond de l'étang》| Pierre MorhangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora