- En la actualidad -
Aquella mañana fue una mañana bastante tranquila y algo inusual. El Sr. Regent se marchaba aquel día, y un nuevo vigilante sería el que se ocupase de ellos en las horas de estudio y de dormir. No era muy normal en aquella institución el cambio de profesores pues aunque los niños no fuesen o que llamaríamos "buenos", los profesores recibían un buen sueldo, comida y estancia diaria, y aquello no era moco de pavo para los años que se vivían.
Muchos se preguntarán que pasó durante aquellos dos años, y es que no es para menos. Una fémina en un internado masculino, es curioso cuanto menos. Pues sinceramente, no fue tan malo como ella esperó. Es cierto que los niños podrían ser algo pervertidos de vez en cuando, sobre todo los mayores, pero al cabo de las semanas encontró su sitio en el profundo "Fondo del Estanque". Era amiga de todos, quizás más de alguno que de otros, debido a la edad, o carácter. Lo que si era cierto es que se había hecho bastante amiga de los de su edad, Corbin, Leclerc, Le Querrec, ellos eran de los más cercanos entre otros. Pero el que más destacaba entre ellos era el introvertido Pierre Morhange. Quizás fue porque ambos son así de reservados, o quizás por que los dos se veían como un par de querubines caídos del cielo, pero lo cierto es que ambos se habían convertido en los compañeros de travesuras estrella. Vivir en Fondo del Estanque no estaba tan mal al fin y al cabo. Puede que fuese símil a uno de los círculos del infierno que Dante alguna vez escribió en el Renacimiento. Pero la compañía de los niños la hacía acogedora, a veces, todo sea dicho. Pero se sentía mucho mejor que con todas aquellas repipis y repelentes niñas. Ya estaba en sus catorce años, había pasado dos buenos y a la vez malos años allí, pero aún así, lo sentía como su hogar.
. . .
La mañana transcurrió bastante tranquila, habían tenido dos horas de mates con Langlois y ahora estaban dando clase con el señor Chabert. La clase estaba en silencio, tan solo las lecciones del profesor se oían por la gran sala.
Angeline miraba distraída por la ventana. Podía observar como el pequeño Pépinot se había vuelto a escapar para esperar en la valla a sus padres, eso le hacía recordar al primer día que llegó aquí. Lo cierto era que Pépinot se había convertido en una especie de hermano menor de la chica. Siempre lo protegía de los abusones y estaba la mayor parte a su lado, le hacía sentir importante para alguien.
Entrecerró los ojos confundida y al acecho al ver que un hombre se acercaba a él y le hablaba, tal y como ella lo hizo dos años antes. Sintió como si de un "déjà vu" se tratase. "El nuevo vigilante" pensó. Y al instante tocó codo con codo con su compañero de mesa, Morhange.
El chico, despistado, soltó su lápiz a un lado y se levantó un poco para ver por la ventana. Sonrió tranquilo captando lo que su compañera trató de decirle y tras ello volvió a tomar el lápiz, escribiendo cualquier blasfemia sobre Chabert.
Ella volvió a mirar por la ventana, pero ya ni Pépinot ni el nuevo vigilante se encontraban allí, por lo que decidió coger igualmente que Morhange su lápiz pero en vez de dejar por los suelos a un profesor comenzó a dibujar.
Al cabo de unos diez minutos, la campana comenzó a tintinear en los oídos de todos los alumnos. Chabert miró hacia la puerta hablando por lo bajo mientras metía su libro en el maletín.
-¡Bien! -Exclamó. -¡En fila de dos, al patio!
Todos los alumnos obedecieron. Y tras ellos salió el profesor al que más tarde se le acoplaría el señor Langois. Algunos niños comenzaban a cuchichear mientras bajaban un escalón tras otro.
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《Fond de l'étang》| Pierre Morhange
أدب الهواةNo ha habido internados femeninos que aquella niña no haya pisado, y eso llevó acabo que ahora se encontrase donde se encontrase, Fondo del Estanque. Pero eso fue ya hace dos años. Y es aquí donde realmente comenzará su historia, todo gracias a aque...