March

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Para las comunidades asiáticas, el White Day representaba otra festividad en la cual las tiendas departamentales llenaban sus estantes con un sinfín de artículos, donde el color blanco era el predominante; Chocolates, collares, blusas, sombreros y un gran etcétera era lo que resaltaba a la vista de los comensales.

El joven patinador artístico, revisaba minuciosamente las estanterías de la sexta tienda que revisaba, quizá esto sería problema para él, pero al no encontrar el regalo ideal, no descansaría ni un minuto, sin embargo para sus acompañantes, esas tres horas de pie ya estaban causando estragos.

― Compra unos malditos chocolates blancos y ya. ― La desesperación de KyungSoo se veía hasta en la última arruga de su ceño fruncido. ― No sé porque te esfuerzas tanto.

― Eran chocolates hechos en casa, Soo. ― Respondió, Myeon. ― No puedo simplemente darle lo primero que encuentre.

― Tienes razón, amigo mío. ― Habló BaekHyun curioseando los peluches de felpa. ― Aunque creo que te esfuerzas mucho por alguien a quien ves "Sólo como amigo". ― Remarcó las últimas palabras, dibujando unas comillas con sus dedos índice y medio, causando que las pálidas mejillas del Kim adquirieran un color carmín.

Llevaban aproximadamente tres meses de citas, visitando algunos lugares de interés y en otras ocasiones, simplemente iban a alguna cafetería cercana a pasar horas platicando de ellos. Muchos podían catalogar esa relación como de noviazgo, pero la realidad era que tanto In y Myeon eran única y exclusivamente amigos; Jamás habían dicho algo que se mal interpretara, ni tampoco existían besos. Claro, esto no significaba que JunMyeon no quisiera llegar a algo más que amistad, mas lo ideal era ir despacio, conocerse un poco más antes de comprometerse.

― Somos amigos. ― Defendió, volviendo a revisar por tercera ocasión las playeras blancas con estampados en negro.

― Pareces un tomate.

― Calla, Soo. ― A veces se preguntaba porque se hablaba con esos dos, si tanto Do como Byun no perdían oportunidad para hacerle burla.

― No lo haré, porque aunque lo niegues y a mí me den nauseas, te ves un poco más alegre desde que lo conociste.― Declaró el pelinegro menor sin tener la valentía de mirar a su mayor a los ojos; KyungSoo no era de demostrar mucho sus afectos, mas eso no significaba que no quisiera en demasía a JunMyeon. ― Cómo si le hubiera dado a tu vida aquello que le faltaba.

― Eso me suena al dialogo de novela. ― Se burló un poco BaekHyun, imitando una voz chillona mientras movía un oso de felpa blanco a la altura de su rostro. ― Pero siendo serios, ― Dejó el juguete de nuevo en su lugar. ― JongIn y tú se ven muy bien juntos, es como si hubieran nacido el uno para el otro.

― Y yo soy el de las frases cliché.

Kim tan sólo se dedicó a observar en silencio la pequeña guerra de comentarios venenosos que se lanzaban BaekHyun y KyungSoo, sintiendo una extraña calidez en su pecho, ya que era la primera vez en que sus amigos le apoyaban con un chico.

― ¿Suho-ssi? ― La molesta voz chillante de BaekHyun capturó la atención del patinador; El oso no le había sido suficiente a Byun, pues ahora hacía que un pequeño conejo de peluche hablara por él. ― ¿Podemos elegir algo rápido? Tengo mucha hambre.

El interrogado guardó silencio por un par de segundos, mientras examinaba el juguete con el que su amigo se comunicaba; El peluche tenía una carita tan tierna que era remarcada por las largas orejas que caían por un costado, así mismo, estas estaba adornadas con delicados moños rosas y lo mejor de todo, el pelaje era completamente blanco. ― ¡Esto! ― Gritó eufórico, arrebatándole el muñeco a su amigo. ― Me llevaré esto. Es perfecto, a mí me encantan los conejos y-

― Y al fotógrafo le encastas tú.~ ― Molestó el gimnasta, ganándose un sonrojo por parte de Kim y una mirada seria por parte de Do. ― ¿Qué? Todos sabemos que es cierto.

― Yo me refería a que el regalo sería original y con significado, no algo comprado de forma superficial. ― Se escudó el mayor.

― Sí, sí como digas, ¿Podemos ya pagarlo? No mentía cuando decía que me muero de hambre.

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Ese mismo día en la tarde, Suho había citado a su moreno amigo en un pequeño restaurante ubicado en el centro de la ciudad, lugar que ya se estaba convirtiendo en su pequeña guarida, pues casi siempre se daban encuentro ahí o salían a almorzar cuando las agendas de ambos sólo daban tiempo para ello.

JunMyeon mantenía una enorme sonrisa en sus labios, causando que sus ojos tomaran la forma de dos bellas lunas que a JongIn le encantaba tanto contemplar.

― Te encuentro inusualmente feliz, hyung ¿pasó algo bueno en la práctica? ― Indagó el castaño, dejando su taza vacía sobre la superficie de la mesa.

― No, nada. ― Bajó su mirada, dándose cuenta que su entusiasmo estaba reluciendo mucho. ― Es sólo que hoy es el White day. . .

Y ahora era Kai el que estaba sonriendo avergonzado. ― No, no me digas que lo hiciste. ― En ese instante, no había ser más tierno para In que aquel patinador que buscaba algo en su mochila con gran insistencia. ― Lo que hice el mes pasado fue porque quise, no era para que te vieras obligado a esto.

― También lo hice porque quise.― Respondió y enseguida le entregó al menor aquel conejito blanco que ahora lucía un gran moño de regalo amarrado al cuello. ― Feliz día.

Los ojos de fotógrafo se iluminaron con suma alegría, mientras un par de manos temblorosas aceptaban el obsequio. Por un momento JunMyeon pudo visualizar lágrimas nacientes en la mirada ajena, aunque seguramente era idea suya.

― Gracias, JunMyeon. ― Abrazó fuertemente el muñeco contra su pecho, prometiendo en silencio que cuidaría de ese conejo durante toda su vida.

Twelve months to love ◊ KaiHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora