November

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A pesar de no pertenecer al invierno, las noches del penúltimo mes del año se caracterizaban por ser un tanto frías y cómo es propio de la época, lluviosas. Una tormenta azotaba con fuerza sobre la ciudad, el agua que caía impactaban contra los vidrios de las viviendas creando un relajante sonido para cualquiera que se preciara de ser un fan de la lluvia.

Sin embargo, la habitación de Kim JunMyeon se sentía asfixiantemente calurosa y el silencio característico de una noche de paz, se rompía por los constantes gemidos, jadeos y un obsceno sonido del chocar de dos cuerpos. Encima de la pelvis de JongIn se encontraba JunMyeon impulsándose hacia arriba para luego bajar con brusquedad, enterrando así la erección del moreno hasta lo más profundo de sí.

― JongIn. ― Gimió aquel nombre sólo por el más puro placer de clamar a su dueño en medio del sexo. Sus manos se apoyaban con firmeza en el musculoso pecho ajeno, mientras disfrutaba de las caricias que las manos impropias repartían sobre sus muslos.

Como cualquier otra pareja en una noche fría, se habían acurrucado bien abrazados entre las sabanas a compartir un par de besos antes de dormir, mas aquellos besos rápidamente subieron de nivel y concluyeron en la dulce copula, mientras los rayos disipaban momentáneamente la penumbra del cuarto. Un estruendoso trueno hizo vibrar las paredes del departamento y con ello, los ojos del azabache se abrieron con un ligero susto, aunque este se incrementó al ver los ojos acuosos del menor, los cuales sólo eran visibles gracias a la pequeña lámpara que mantenían prendida durante sus encuentros sexuales.

― ¿No te gusta? ― Preguntó con temor, acariciando con cariño una mejilla adversa, cesando un poco las autopenetraciones.

Kai negó a la brevedad, moviendo un poco más su cadera para incitar al mayor a retomar el ritmo anterior. ― Jamás podría cansarme de ti, es sólo que. . . No me gustan las tormentas.

― Tan dulce.― En ese instante, JunMyeon comprobó su teoría de que JongIn no era más que un niño atrapado en el cuerpo de un hombre. ― Estas conmigo, Nini. ― Susurró en el oído del adversario, empezando a repartir pequeños besos en esa zona y que poco a poco se fueron expandiendo a lo largo de las mejillas y cuello. ― Todo está bien.

El mimado asintió, queriendo creer en las palabras que su hyung le dedicaba para que la calma le visitara. ―Sí. ― Sus manos se aferraron al delicado talle ajeno. ― Todo irá bien mientras te tenga conmigo.

Twelve months to love ◊ KaiHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora