Entre las prolongadas prácticas de JunMyeon para la próxima competición y los eventos que JongIn debía cubrir, apenas y habían tenido tiempo de verse, sólo en un par de ocasiones salieron a cenar juntos, pero mayoritariamente la comunicación se daba a través de sus redes sociales; Bendita tecnología.
Finalmente, después de casi quince días, ambos chicos disfrutaban de un día libre y por supuesto, JongIn lo aprovechó para cumplir la promesa que había hecho aquella tarde bajo unos cerezos.
«Te espero en el parque a las nueve de la mañana. Ve con ropa cómoda, de preferencia. » Esa había sido la indicación mandada por mensaje de texto y JunMyeon lo cumplió al pie de la letra. Vestido con un chándal negro holgado, una camiseta blanca y una gorra negra para cubrirse del sol, el patinador esperaba sentado en una de las bancas de aquel parque cercano al vecindario de Innie.
― ¡Hyung! ― La voz tan familiar acompañada por incontables ladridos, llamaron la atención del azabache, quien enseguida se levantó de su lugar para buscar a JongIn, y lo que encontró casi hace que se ahogara con la risa.
Vestido de una manera bastante similar a la propia, JongIn se acercaba hasta él, pero con el detalle de que en cada mano llevaba cuatro correas que sujetaban a ocho perros de diferentes razas, aunque a juzgar por cómo corrían los caninos, no se sabía si era JongIn quien los paseaba o si ellos paseaban a JongIn.
― ¡Que bonitos! ― JunMyeon casi se lanza hacia todos esos perros, los cuales le saludaron alegremente, moviendo con gran emoción sus colas. ― Y que bien comportados.― Alagó, pues a pesar de ser la primera vez que los saludaba, los animalitos eran muy amigables con él. ― Que buen entrenador eres.
― Creo que simplemente les agradaste, porque conmigo son unos rebeldes. ― Confesó entre risas, agachándose también para acariciar los canes. ― Ya vamos de regreso al refugio, ¿Me ayudas a llevarlos de regreso?
― ¡Por supuesto!
- - - -
No tuvieron que caminar demasiado para llegar hasta el hogar de decenas de gatos y perros que fueron rescatados en condiciones de calle. La fundación no era tan reconocida, por lo que espacio no era suficientemente amplio para ayudar a todos los animalitos que a los organizadores y voluntarios les gustaría ayudar, sin embargo, ya se estaban encargando de recaudar capital atreves de donaciones de la sociedad civil y convenios con instituciones importantes en el ámbito de protección animal.
Al llegar, lo primero que hicieron fue llevar a los ocho perritos de vuelta a su instancia, la cual era el patio trasero del lugar, cercado con grandes telas de alambre para evitar que alguno de los caninos se saliera y pudiera extraviarse.
― ¿Quieres ver la sala de los gatos? ― Ofreció el menor a un JunMyeon que era rodeado por más perros que habían llegado a saludarle.
― Me encantaría.
Después de que el patinador se despidiera de cada uno de los perros, prometiéndoles que regresaría luego, se encaminó con In hacia uno de los pasillos.
― Por obvias razones, a los gatos los tenemos en una habitación, como fueron callejeros están acostumbrados a saltar grandes bardas, por lo que sólo en un cuarto están más seguros.
― Hey Kai. ― Un simpático chico de mejillas regordetas se acercó hasta la pareja de jóvenes que estaba a punto de ingresar a la sala de los felinos. ― Chen me dijo que ya tiene la solicitud para que tu novio ingrese como voluntario.
En ese momento, los rostros de ambos Kim se tiñeron por el más rojo de los carmín.
― N-No somos novios. . .― Respondió en un hilo de voz el azabache, tratando de mirar a cualquier otro lado menor a Innie.
― Aún. ― Respondió el fotógrafo provocando un ligero paro cardiaco en el más bajo. ― Voy ahora mismo, ¿Te puedes quedar con él? Quiere ver a los gatos.
― Claro. ― Accedió, MinSeok que parecía burlarse de las reacciones de la pareja.
Mientras JongIn iba a encontrarse con JongDae, Min y Jun entraron a la sala que estaba repleta de gatos de todas las edades y colores. La habitación estaba climatizada pues al estar puertas y ventanas cerradas, el calor se aglomeraba, además, habían tres muebles de juego y repisas clavadas en las paredes que los gatitos escalaban con gusto.
― Tan lindos. ― JunMyeon sentía que había llegado al paraíso. ― ¿Se dejarán cargar? ― Preguntó, mientras se acercaba con cautela a un grupo de gatitos que jugaban alegremente.
― Con cuidado, yo recién llego a este refugio y apenas se han acostumbrado a mí, contigo lo más probable es que también te. . .― Y todo el sermón que Seok estaba dando se vino abajo cuando Myeon cargó un gato entre sus brazos. ― rasguñen.
― Son muy dóciles. ― Agregó, observando como otro par de felinos se restregaban en sus piernas.
― Que raro, yo ya tengo tres meses aquí y no logró que no huyan de mí.
― Nini dice que es porque tengo sangre para los animales. ― Presumió el pequeño don que, según In, tenía escondido.
― ¿Nini? ― Se formó una sonrisa pícara en sus labios. ― Y así dices que no son pareja.
― E-Es sólo una forma de hablarnos, él a-a veces me llama- ― Esa estúpida maña de tartamudear cuándo se ponía demasiado nervioso.
― Tranquilo, tranquilo.― Dijo Seok entre risas. ― No hay nada de malo en ello, pero si quieres un consejo, no lo niegues tanto, habemos otros que daríamos mucho por tener a alguien como Innie a nuestro lado. ― Con ese tono coqueto y gran insinuación, Min dejó solo a un Myeon que ardía en celos.
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Twelve months to love ◊ KaiHo
Fanfic« Un montón de fuegos artificiales comenzaron a pintar el cielo nocturno con varias luces alusivas a la época, mientras que se escuchaban todo tipo de gritos, silbidos y aplausos; Un nuevo año comenzaba y con ello una nueva temporada para la compete...