Cap. 5. Rayito de luz.

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"EL AMOR DUELE, LOS AMIGOS SE VAN, EL TIEMPO SE PIERDE, LOS RECUERDOS QUEDAN, LAS PROMESAS SE ROMPEN, PERO LA VIDA SIGUE"

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"EL AMOR DUELE, LOS AMIGOS SE VAN, EL TIEMPO SE PIERDE, LOS RECUERDOS QUEDAN, LAS PROMESAS SE ROMPEN, PERO LA VIDA SIGUE".

                                                             Mi primer amor gay.

A pesar de los obstáculos, de los rechazos a mi persona, me agarré los pantalones y quise tener mi primera relación formal y está ha sido con Víctor, se acuerdan que lo conocí en la plaza central del pueblo, es un año mayor que yo, el con 18 años de edad me he dado la oportunidad de conocerle y de conocerme a mi. 

Ya ha pasado un año que les dije a mis padres de mi orientación, ellos siguen en negación, por supuesto esto es razón suficiente para hacer de mi relación un secreto. 

Sólo ha durado 11 meses, una relación larga para ser la primera, durante ese tiempo me la pase de maravilla, no sólo por tener una pareja y que me sentía de lo fenomenal hasta en los últimos meses ya que comenzaba a descuidarme, baje mi guardia y comenzaba a dejarme ver en público, por supuesto  esto llegó a los oídos de mi madre.

Con Víctor me divertía mucho ya que pues ibamos a la plaza donde nos conocimos, también estábamos en su casa, conviví con sus hermanos, nos divertíamos asistiendo al cine, los días domingos se pone en la plaza central varios puestos artesanales. Ibamos a beber al "Sotano Bar" lugar que lo frecuentaba en su mayoría gay's, bisexuales, heterosexuales y sonaba de todo Rock, Punk, Ska, etcétera. Un buen lugar para bailar y festejar cumpleaños. 

Cuando ella se enteró no dudo en decirme lo que pensaba, para qué especificar en ello, simplemente diré que las palabras una vez más duelen más que los golpes. 

Salí corriendo como ya era costumbre, para que estar en casa, si no me gustaba estar ahí, siempre me sentí más liviano fuera que dentro, todo terminó en discusión y palabrerías, me encontré con Vic, comimos en su casa y vimos a Mr. Been, como nos encantaba.

Después ya muy tarde me acompañó cerca de mi casa, como ya lo mencioné la distancia entre nosotros sólo estaba a dos cuadras. Era fácil podernos ver y no importaba el tiempo que pasaba él estaba conmigo. Y eso me hacía muy feliz. 

Regrese a casa y mi madre me estaba esperando en la sala, mirando el televisor, entre y me dirigía a mi habitación, mientras caminaba ella me decía de cosas, de insultos. Yo sólo me hice de oídos sordos y me acosté a dormir. 

A la mañana siguiente me levanté muy temprano, me arregle y me dirigía a la puerta, ella sale de la cocina y me dice te vas a ir sin desayunar.- Me preguntó.

Y le dije, ah! Si. Me acerque a la cocina y me senté, me sirvió leche con café y unos huevos con pan tostado. Se sentó a la mesa también para desayunar, estábamos en silencio y rompe con el silencio incomodo diciendome que vamos a ir a la iglesia, ya que no iba a permitir que me condenará al infierno. 

Yo intente decir que no, pero ella me recordó algo que dije a los catorce o quince años, eso que me hizo recordar ya lo había bloqueado de mi mente, no lo recordaba, intentaba no hacerlo, pero como si desde los diez años hasta los doce habrían abusado de mí, no tuve una penetración como tal, pero si me tocaba y hacía que besara aquella parte íntima del hombre.

Ella dijo que seguramente lo que me pasa tiene que ver con aquel suceso que le había contado en aquel tiempo, es por eso que no dejará que me condene al infierno sin ni siquiera haberme acercado más a Dios. 

Yo no sabía dónde meterme, a dónde ir, no pude hacer nada más que quedarme ahí, escuchándola. Salimos de la casa y nos dirigimos a la catedral del centro ahí ella me dijo que me confesara y que dijera todo lo que tuviera que decir. 

Ya estando en el confesionario el padre me dice que diga mis pecados, pues yo con la mente bloqueada me solté a llorar tanto que no pude tranquilizarme y al final no dije mucho, dije unas cuantas cosas y el padre me puso mi penitencia. Así la hice. Rece unos cuantos padres nuestros y aves maría... 

Mi madre se notó con otro semblante en su rostro y nos dirigimos a la casa, al llegar ahí le pedí que me dejara salir, pues yo lo que quería era caminar en soledad, sentarme al pie de un árbol y llorar... Se me facilitaba el componer canciones y así es como mayormente me desahogaba. 



Una tarde de Margaritas.Where stories live. Discover now