End of the war

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Con las buenas noticias esperaba el regreso de los soldados, habían anunciado el retiro de las tropas enemigas, por ende la guerra se veía fácilmente ganada para ellos. Al menos era la información que le estuvieron entregando por una semana, información que esperaba fuera real, solo deseaba que Yunho volviera a salvo y pronto.

No todo podía ser siempre bueno, el miedo comenzó a crecer con el paso de las semanas y las noticias comenzaban a empeorar. El rey de Gouryeo estaba preparado, los había estado probando esos últimos meses, ¿Cómo no lo noto? Estuvo buscando las debilidades de sus soldados, las estrategias, ahora todo lo tenían limitado, la lucha estaba dejando de ser un juego y el miedo estaba creciendo en él.

No podía dejar a su esposa sola en los últimos meses, era claro que su hijo podía nacer en cualquier momento, podía adelantarse así como podía nacer luego de los nueve meses estipulados por los estudios médicos en el tiempo. Su reino era el más avanzado en medicina, por ende sabía que sus médicos reales no estaban equivocados, a su hijo le quedaban exactamente dos meses para nacer, dos meses en los que la guerra continuaba y no sabía si el padre o no biológico volvería con vida para ver el nacimiento del bebe de Sunghee.

Sus pensamientos eran egoístas, pensaba solo en su amante cuando debía pensar en todos los hombres caídos, pero le era imposible, el miedo en él no lo dejaba pensar con claridad y mucho menos pensar en los demás, era él, su vida, su amante, su futuro.

Busco la forma de ayudar desde el castillo, con la información que le brindo su esposa en aquellos días antes de la guerra, información sobre el príncipe de Gouryeo, busco la forma de llegar a él, comunicarse con él, envió espías al reino de Gouryeo en su búsqueda, necesitaba tener como aliado al príncipe a parte de ese pueblo, ¿Por qué no crear algo nuevo? Pero resulto ser que el famoso príncipe de Gouryeo se encontraba prisionero por su propio padre en el castillo. El actual rey de Gouryeo era un hombre incluso más viejo de lo que fue su padre, por lo que su pensamiento era irracional, lo quería todo o nada, muy diferente a como pensaba el príncipe Yoochun, quien debió asumir al trono hace varios años atrás.

No sabía en realidad como ayudar a esas alturas, si dedicarse cien por ciento a su esposa o si volver a ser Hero e intervenir de alguna forma en la guerra, buscar a Yoochun y ser de ayuda para Yunho, pero no podía ser un rey imprudente, tenían razón, aun cuando su hijo naciera era imposible que tomara la corona tras su posible muerte, menos su esposa, ella sería como su madre, sin título alguno, no podía morir, por el bien de su reino.

Los antojos de Sunghee crecieron entre frutas y verduras, dulces más que salados así como su vientre creció aún más de lo imaginado, un vestido tras otro debieron confeccionarle, su vientre era tan grande que las telas debían ser holgadas para menos incomodidad del bebe, aun así, sin olvidar la protección que debía de tener. Fueron los quejidos desde el sofá de su oficina que lo llevaron a dejar toda la lectura a un lado para acercarse a ella.

—¿Qué ocurre? —Pregunto con preocupación hasta ubicarse a su lado.

—J-JaeJoong...

—Si, estoy aquí.

Sunghee apretó con fuerza su mano resistiéndose a dejar salir un quejido más fuerte.

—Ya.. Ya viene...—Anunció.

—¿¡Ya!?

Lo primero que intento fue poner de pie a su esposa, cosa que en un simple intento, se detuvo, su vestido estaba húmedo, una gran mancha de humedad en su parte baja, la primera señal que conocía para el inicio de un parto y claro, los quejidos fueron aun más fuertes por lo que sus guardias ingresaron sin previo aviso, apuntando armas a la nada hasta encontrarse con la escena.

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