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—Señor... Uno de los lideres...

Recordar cómo habían escapado de ese castillo era épico, seguramente sería escrito en un nuevo manuscrito, como el príncipe de Gouryeo había salvado al guerrero real de Silla con la ayuda de un hombre. Era una historia digna de ser contada, como el hombre aun con una daga atravesando su cuerpo logro luchar por su vida. El moreno llego a rastras hasta el bosque donde silbo en llamado de los caballos, por otra parte se encontraba YooChun con su compañero luchando con aquellos soldados que les seguían, con arco y flecha evitaban que les siguieran, pero eso no quería decir que estaban por completo a salvo; desde el mismo castillo eran atacados por igual forma, fue gracias a los árboles que lograban ocultarse, mientras él por su parte solo permanecía apoyado contra el tronco de uno regulando su respiración, estaba débil.

Su visión era borrosa, estaba mareado, su sangre seguía manchando sus telas aun cuando la daga permanecía en su cuerpo, cada movimiento dejaba que el filo de la hoja era un nuevo corte en el interior de su cuerpo. Tenía que soportar hasta el campamento, aun cuando el llegar significara vendar su torso y unirse a la guerra, era de saberse que Gouryeo lucharía al enterarse de la perdida de los prisioneros, sobretodo el heredero al trono.

—Resiste un poco más...

—Yunho. —Pronuncio a duras penas. — Mi nombre es Yunho.

—¿Eres el famoso Yunho Jung?

—¿Famoso? No sabía que me conocían en tus tierras.

—Todos conocen a los Jung, pero tu historia atravesó los muros, había hablado con mi guardia personal para ir en entrenamiento contigo. Pero Junsu no es de esos que apoyen las salidas del castillo. —Tomo una pausa. —Es todo un honor estar en presencia de tan buen guerrero.

—¿No deberían hablar esto en otro momento? —Aclaro su compañero.

—¡Los caballos! —Apunto el príncipe.

—Rápido, no podemos evitar todo el tiempo las flechas.

Se acercó a su caballo apoyando su mano contra el lomo, era peligroso incluso realizar una fuerza como el subirse a este, podía desgarrar más su cuerpo.

—Tu debes guiar a Yoochun. — Ordeno a su compañero. — No creo poder resistir.

—Callate Yunho. — Le falto el respeto. — Ya estás aquí, no te dejaré morir.

El hombre se acercó ayudándolo a subir al caballo, mientras él seguía sin entender cómo podía cuidar la espalda de un insignificante guardia real. Se apoyó contra la espalda del príncipe quien se encontraba ya al mando del caballo, era obvio, él no podía dirigirlo en el estado en el que se encontraba.

—¿Por qué?... Debiste dejarme morir en el cuarto de armas...

—No hay mejor guerrero en nuestro reino, aún tengo mucho que aprender de ti. Estamos ganando la guerra por ti... Tienes que ser recibido como el héroe que eres.

—Eres un idiota. —Dijo en una leve risa.

Yoochun movió las cuerdas del caballo para así emprender camino. Los soldados de Gouryeo intentaron alcanzarlos, pero sus pies no eran más rápidos que los de un caballo, por ende, no lograron su cometido.

Llego completamente inconsciente al campamento, solo pudo sentir el fuerte dolor de su herida siendo tratada por el médico que les acompañaba a la lucha, los implementos no eran demasiados, los principales se encontraban en el castillo, prácticamente se encontraban con cuidados prehistóricos, tampoco estaba en sus sentidos para decir que el arma aún estaba atravesando su cuerpo, probablemente ya se encontraba con su sangre derramada por toda la zona.

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