Tu ya eres mío

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Una mezcla de sentimientos entre el odio y la tristeza llevaron al moreno hasta su habitación donde no hizo esfuerzo alguno en mover un musculo. Se dejó caer sobre la cama armado y todo, la costumbre de traer siempre su espada no le fue incomoda a la hora se estar boca arriba mirando nada más que el techo de su habitación. No era como si nadie conociera lo que ocurría tras un matrimonio, la noche de la boda era exactamente la que todos esperaban, la hora de arrebatar la inocencia de la mujer, aquellas de sangre real, comúnmente las pueblerinas utilizaban su cuerpo para generar ganancias, incluso muchas de ellas eran contratadas por reyes o hombres de la realeza, duques, condes, y más, como ellos les llamaban, damas de compañía.

Su cabeza no podía dejar de pensar una y otra vez en el cuerpo desnudo de JaeJoong, pero no eran aquellas imágenes que generaban ese cosquilleo en su parte baja, sino que se sentía molesto, irritado, frustrado, enojado, pero tras esa ira que no podía desahogar, se encontraban esas débiles emociones. Podría pasar mil veces sus manos por su rostro pero no quitaba esos pensamientos de su cabeza.

Salir de su habitación no era la mejor idea, estaba seguro que terminaría en la puerta de los recién casados a asegurarse que JaeJoong no le estaba engañando, pero claro, el príncipe debía de una forma u otra tener sexo con su mujer. No podía parecer ni asqueado, ni menos mostrarse celoso, JaeJoong tenía su mujer como el debía buscar una pero no le agradaba nada saber que el cuerpo que le pertenecía solo a él sería de alguien más.

Al no poder conciliar el sueño se quedó despierto mirando otros minutos el techo, pero eran tantos pensamientos que aparecían en su cabeza que termino tomando sus cosas y con tomar sus cosas se refería nada más a un abrigo, no se había deshecho de ninguna de sus pertenencias ni siquiera la espada cuando termino sobre la cama intentando dormir.

Pasar por la habitación matrimonial no era una opción, por ende prefirió dirigirse hasta la habitación del otro guardia real, simplemente para saber de él, quizás era la oportunidad de volverse cercanos, después de todo debían crear un escuadrón para la guerra, uno que no fallara en cuanto a los ataques sorpresa.

Toco la puerta un par de veces e ingreso, no se anunció ni pidió que lo hicieran, ignoro a los otros soldados en la puerta de Changmin, porque era bastante obvio que Sunghee dejaría a su caballero con una guardia mientras no se encontraba para cuidarle, y claro, JaeJoong respaldaría esta petición. Haría lo mismo por él, por ende lo aceptaba...

—¿Cómo estás? —Pregunto sin más cerrando la puerta tras su cuerpo.

—Bien, un poco adolorido pero nada de que preocuparse. — Pronunció el contrario tomando la postura en la cama.

—Hey, no hace falta, no te exijas.

—Esta bien...—Tomo una pausa. — ¿Qué te trae por aquí? Digo, es tarde, no esperaba recibir una visita a estas horas.

—Cierto, disculpa si te desperté, es solo que no puedo dormir.

—Tranquilo, estaba despierto. —Soltó un suspiro pesado. — Creo que somos dos en ese caso. ¿Es por el ataque?

—Hm... No. Estaba preparado para un ataque, además JaeJoong tiene todo bajo control.

—En ese caso, ambos estamos despiertos por la misma razón.

—¿Ah si? ¿Cómo lo sabes?

El moreno se acercó a la cama tomando asiento en la colcha con comodidad sin ser invitado, igualmente al más alto no le importo en absoluto.

—Es por los príncipes. ¿No?

—¿Eh?

—No te hagas Yunho. JaeJoong-shi es tu amigo de la infancia, no me digas que no te preocupa cómo van las cosas.

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