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Tus caderas se movían ritmicamente cuando caminabas y yo quedaba embobado en aquel suave vaivén como muchos otros hombres. Pasé tomando un jugo por esa calle de siempre, no tenía miedo ya que ahí estabas tú mostrando la seguridad que necesitaba, eras mi soporte aunque no lo supieras, seguramente ni siquiera habías notado mi presencia. Esa vez te fuiste con un hombre en su auto, odio verte haciendo eso.

Debería ser yo quien te proteja de todos ellos, pero aún no tengo la valentía de hablarte o siquiera pasar por tu lado.

Ángel 『KaiLen』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora