– Arruinaron las películas con la 4 y la 5, Sam era genial –Harry se quejó mirando la pantalla y reí. Tomé más comida con los palillos.
– Sam es caliente –Dije de la nada, mientras lo miraba. Él volteo alzando una ceja.
– Eres mía, no puedes decir eso de otra persona que no sea yo –Hizo un puchero y reí.
– Louis es caliente.
– En eso estamos de acuerdo.
Reí descontroladamente.
– ¿Haz vuelto a pintar? –Preguntó tomando de su cerveza. Negué.
– No he tirado nada de mis cosas, pero simplemente no puedo pintar.
– ¿Tienes tus cosas? –Preguntó entusiasmado.
Asentí.
– ¿Podemos...? –Preguntó y asentí. Dejé la comida de lado y nos encaminamos a la habitación de huéspedes que tenía.
Llegamos y le mostré todo. Tenía pinturas botadas por todos lados. Un lienzo algo pintado, me avergonze de inmediato.
– Es hermoso... –Dijo mirándolo mientras había una chispa en sus ojos.
El lienzo era un fondo de un concierto, con luces en el fondo, era hermoso. Era la vista que ellos tenían al subir al escenario. Una completa maravilla.
– Joder, _____ –Dijo mirándome–. ¿El concierto es de nosotros?
Asentí apenada.
– Eres una completa maravilla Ángel –Me abrazo de un momento a otro.
– No quedo como yo quería.
– Ven, siéntate y quita tu blusa –Ordenó mientras tomaba unas cosas entre sus manos e hice caso sin dudar. No traía sostén puesto, así que quede expuesta a él. Se acomodó detrás mío y sentí algo frío en mi espalda.
– ¿Qué haces? –Pregunte curiosa. Él beso mi cuello, seguido mi espalda y lo frío volvió.
Estuvimos en silencio un rato.
– ¿Quieres ir a un concierto con los chicos el próximo sábado? –Preguntó de la nada e intente mirarlo, pero no podía.
– ¿De quién es el concierto? –Acaricie mis manos. ¿Era una cita?
– Adivina –Supe que tenía una sonrisa en los labios.
– 5sos –Dije con una sonrisa también. Él rió ronco y me derreti.
– ¡Cómo lo supiste! –Se quejó riendo y me reí también, me encogí de hombros– Iremos a Brasil a verlos.
– ¿Brasil? –Dije curiosa.
– Sí, tendremos más libertad –Sonrió–, entonces, ¿aceptas?
– Claro que sí.
– Terminé –Dijo alejándose de mi–, espera. No te muevas.
Ví como sacó su celular y tomó una foto de mi espalda. Apenada me sonroje. Me levantó y me puso a espaldas del espejo. Había unas bonitas flores en mi espalda. Mi sonrojo aumento y sonreí.
(Algo como en la foto pero en la espalda)
Así se sentía estar enamorada de nuevo. Las mariposas en el estómago. Las sonrisas sinceras. El brillo en los ojos.
– Harry –Dije mirándolo, mis ojos buscaron los suyos y le sonreí sinceramente, alargadamente–, es hermoso.
Él sonrió y se encogió de hombros.
– Siempre quise hacerlo, aunque ninguna de las chicas con las que he estado les ha gustado la pintura, son muy... Delicadas –Rió– aunque siempre fuiste la indicada.
Lo abracé y él tomó mis labios entre los suyos. Tomé sus rulos entre mis manos y me dejé llevar. Su celular comenzo a sonar y se quejó.
– Olvide desactivar las notificaciones –Rió y miró su celular. Sus ojos se volvieron brillosos. Me mostró su celular.
Había compartido una foto de mi espalda en sus redes sociales. Los comentarios eran bonitos, nadie hablaba de la chica a la que le pertenecía la espalda.
Y por primera vez pensé que tal vez esto podría funcionar.