Caminé en silencio hasta llegar a la cocina. Busque una botella de agua y la abrí en silencio. No podía dormir, no desde que Louis desapareció por la puerta de la habitación. Me sentía culpable, y tonta también. Los quería con mi vida propia. Casarnos sonaba de ensueño sin embargo es una responsabilidad enorme, si tan solo no fueran famosos todo sería diferente.
Caminé a la sala buscando señal alguna de que estaba ahí. Nada. Sin hacer ruido pise el primer escalón de las escaleras, pero un ruido me distrajo. Miré hacía el origen del ruido, el patio. Caminé sigilosamente hacia la puerta corrediza que daba al patio y a la alberca. La puerta era de cristal, permitiéndome ver a Louis sentado en un camastro con sus ojos en el agua. Pasó sus manos por su rostro frustrado. No quería verlo así.
Deslice la puerta corrediza ganandome su mirada.
– Hace frío –Dijo rápidamente, me senté al lado de él y no tardó en ponerme su sudadera.
Miré el agua en silencio, quería decir algo pero al mismo tiempo no.
Era tan tranquilo el ambiente, todo diferente a los Ángeles y a New York. El aire era puro en su totalidad, las estrellas se podían observar con facilidad, no había ruido más que el de la alberca. Solo Louis y yo.
Sentí su mano sobre la mía y un calor recorrió mi mejilla. No me atreví a mirarlo, simplemente sujeto mi mano y yo la suya.
– No quería decir lo que dije –Dijo lentamente–, no quiero que te vayas a la mierda.
Una sonrisa apareció en mi rostro por lo estúpido que había sonado eso, como un niño pequeño.
– Está bien –Me encogí de hombros.
– Ángel, sé lo que un matrimonio implica –Me miró y yo a él–. Si tú eres feliz como estamos en este momento, yo seré feliz también.
– Está bien –Repetí. Louis hizo una mueca por mi corta respuesta.
– Lo arruinamos, ¿verdad? –Miro el agua nuevamente.
– Para nada –Sonreí–, supongo que en algún momento iba a pasar. Estoy más que feliz de compartir el resto de mi vida con ustedes –Dije feliz.
– ¿Eso qué quiere decir? –Me miró rápidamente. Sonreí y bese su mejilla.
– Algún día lo sabrás –Me acosté en el camastro, él me miró y se acostó a mi lado.
– Te amo tanto –Susurró en mi cuello, mientras sus manos rodeaban mi cintura y recargaba su cabeza en mis pechos.
Acaricie su cabello mientras miraba el cielo, y nos quedamos dormidos.
– ¡Louis! –Escuche la voz de Harry y abrí mis ojos lentamente. Louis ignoro a Harry– Diganme que no tuvieron sexo en pleno jardín.
Aún desconcertada cerré mis ojos, la luz molestaba.
– ¡Louis! –Escuche otra voz. El padre de Louis, abrí los ojos rápidamente al igual que Louis.
Louis saco rápidamente su mano de la sudadera que traía puesta. Bueno, está situacion no parecía inocente.
– ¿Si? –Dijo como si nada.
– ¿Qué hacen afuera tan temprano? –Preguntó cruzándose de brazos.
– Paseo matutino –Respondió intentando salvar la situacion. Harry comenzó a reír y Louis lo fulminó.
El padre de Louis lo miro con una ceja levantada y se fue sin decir nada más.
– No puedo creer que Louis te haya convencido de tener sexo en el jardín –Harry se sentó a mi lado acariciando mis piernas.
Iba a protestar pero Louis no me dejó.
– Aleja tus sucias manos de mi novia –Espetó Louis quitando las manos de Harry de mis piernas.
– Ella también es mi novia –Dijo tomando mi mano y llevándome con él, reí por el rostro de Louis.
– Harry –Dije alejandome un poco de el, nuestra cercanía podía llegar a desconcertar a la familia de Louis.
Subí las escaleras primero que él y corrí por el pasillo intentando huir de Harry, escuché su risa detrás de mi cuerpo y me derreti completamente.
Entre a la habitación que compartía con Louis y Harry entro detrás mío, cerrando la puerta con seguro.
Me acosté boca arriba en la cama controlando mi respiración. La mirada de Harry era bellísima, era un completo dios griego, era único.
– ¿Cómo amaneciste? –Pregunté mirándolo. El se quitó su camiseta mostrando su abdomen perfecto.
– Caliente, ayudame –Dijo tomando mi mano y poniéndola sobre su erección.