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– ¿Es necesario estar aquí? –Niall gruñó mientras caminaba a mi lado. Lo miré mal.

– Tú insististe en venir –Me quejé. Él río entre dientes.

– Quiero conocer tu trabajo –Se encogió de hombros. Caminamos hasta la sala en donde se haría la sesión de fotos.

Al llegar saludé a una chicas y ella me preguntaron con la mirada por qué Niall me acompañaba. Me encogi de hombros.

– Soy Niall-

– Horan –Contestó una de ellas. Lo miró de arriba a abajo– no vivimos debajo de una piedra, sabemos quién eres.

– Cierto –Chasqueo la lengua.

Caminé hacia donde se encontraba la ropa. Miré la ropa colgada. Había un papelito que decía "_______". La tomé y caminé hacia los probadores. Niall me siguió detrás.

– ¿A dónde vamos? –Preguntó siguiéndome como un perrito asustado.

– Me iré a cambiar, tu quédate aquí –Dije cerrando la puerta del probador en su cara. Él gruñó y reí.

Me quite la ropa y la dejé colgada. Me vestí con la que habían elegido para mí. Un vestido bastante bonito, formal, elegante, pegado, con detalles y brillos, de color coral.
Tenía la habilidad de poder cerrar los vestidos con el cierre en la espalda por mi cuenta, sin embargo quería ayuda.

– Niall –Llamé.

– Dime Ángel –Pude escuchar su voz tan cerca.

Abrí la puerta del probador y el estaba justo enfrente de ella. Sonreí.

– Necesito ayuda con el cierre –Dije sin mirarlo a los ojos. El asintió y me dí la vuelta.

Sentí sus manos en mi cintura, tenía un tacto un tanto delicado pero posesivo, como si tuviera miedo de que me alejara de él. En vez de sentir el cierre subirse, sentí como hacía un lado el hombro del vestido dejando el mío desnudo. Cerró la puerta del probador detrás suyo y suspiré.

– Necesito que subas el cierre... –Cerré los ojos sintiendo sus labios en mi piel. Él besó mi cuello y mi piel se erizo.

Sus manos de una manera brusca pero delicada hicieron que mi vestido cayera. El espejo me mostraba en ropa interior con el detrás mío.

– ¿Cómo quieres que no te haga mía si usas ese conjunto? –Dijo con la voz ronca en mi oído. Negué con la cabeza. Tenía que estar en la sesión.

Intenté alejarme de él pero me acerco aún más sintiendo su erección contra mi espalda baja.

– La sesión... –Me queje. Él río en voz baja. Asintió y volvió a poner el vestido en su lugar, su tacto era tan delicado que podría hacerme desmayar.

Sentí como el cierre subía y el vestido se ajustaba ante mi cuerpo.

Me dí la vuelta quedando cara a cara.

– Tienes ojeras –Me miro atento. Desvíe la mirada. Nunca me había gustado que ellos notarán aquellas imperfecciones de mí. Él frunció el ceño y tomo mi barbilla, me hizo mirarlo y sus ojos envolvieron mi alma–. ¿Por qué te avergüenzas de ellas?

– No son bonitas, lo siento –Dije atropelladamente. Me enojaba mucho el cómo me hacía débil frente a ellos–. Deberías de estar con una persona más bonita...

– Tú eres bonita –Dijo lentamente–, ángel, ¿cuando entenderás que nunca te cambiaría por nadie? –Me quedé callada– Me encantas tal y como eres. Me encanta saber que esas ojeras que tienes son una muestra de que duermes tarde leyendo tu libro favorito, de cuando te desvelas por mi culpa mientras te cuento mi infancia absurda, de cuando bailas con nosotros hasta caer dormida...

– Pero no son bonitas...

– En esa sala –señaló fuera del probador– tal vez tú pienses que está llena de mujeres hermosas, de chicas perfectas, de personas de las cuales yo debería de estar... pero cualquier persona en esa sala se dió cuenta que en ningún momento quito mi mirada de ti, siempre estaré pendiente de ti, no hay nadie ni habrá nadie más. Hace unos meses diría que es una maldición el no poder dejar de pensar en ti, porque realmente odiaba no tenerte conmigo y el tener que verte feliz todo el tiempo, sin mí... pero te amo, y tú eres mi vida completa, sigo estando condenado pero me encanta por completo, el tenerte es lo mejor que me ha pasado en la vida.

It hurts (One Direction) ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora