Capítulo #3

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Revisé la hora, cerca de las nueve de la mañana. Albert ya no estaba junto a mí pero había una nota junto a un breve desayuno

"Lamento haberme ido sin decirte nada, te veías cansada así que decidí dejarte dormir. El señor Dawson me ha llamado temprano y requiere que esté lo antes posible en la empresa. Espero no tardar, te veré más tarde, preciosa.

Albert.

Pd. Disfruta del desayuno."

Sonreí y tomé el desayuno mientras veía noticias, cuando terminé me levanté, me puse ropa interior nueva y bajé a la sala a buscar entre las cosas tiradas la camisa de Albert que llegaba un poco más abajo de mis muslos, así mismo me la puse y me dirigí a la cocina a dejar la bandeja.

Regresé a la sala y comencé a levantar cojines del piso y prendas de ropa, cuando entonces sonó el timbre de la puerta.
Acudí a ella y abrí, era Ross que al verme se quedó algo sorprendido y sin pudor recorrió mi cuerpo con su vista.
No me limité a cambiarme ya que era ilógico sabiendo que tenemos 4 hijos.

-¿Se te ofrece algo?-pregunté para que dejara de verme.

-Ammm yo... -tardó un minuto en reaccionar- Quería hablar contigo sobre los niños pero al perecer no creo que sea prudente ahora -habló algo frío al final y apretó los puños.

-Estoy sola, pasa -relajó el entrecejo y calmó sus puños.

Dió unos pasos hasta que yo cerré la puerta y caminé frente a él, de un momento a otro tomó mi cintura y me pegó contra la puerta mientras me miraba fijamente.

-¿¡Qué demonios te pasa!? -grité intentando hacer que me soltara.

-¿Por qué dejas que alguien más te toque? -dijo entredientes mientras su respiración se hacía pesada.

-No tengo porqué darte explicaciones -respondí de la misma forma.

Nos quedamos mirando fijamente por un momento, admito que estar así con él me gustaba pero aún tenía que mantener mi postura.

-Aún estamos casados -dijo más cerca de mi cara.

-Eso debiste pensarlo aquella noche hace dos años.

Después de decir eso pasó su brazo por debajo de la camisa haciendo que esta se levante un poco y me apretó más a él. Solté un gemido leve al sentir la reacción que Ross estaba comenzando a tener al estar así.

-Si tan sólo dejaras que te explicara...

Hace 2 años estoy evitando este momento y sé que ahora no lo lograré evitar.

-¿No te irás hasta que lo hagas, verdad? -lo miré.

-No lo haré.

-En cualquier momento entrará Albert -solté sin pensar.

Él se quedó en silencio y aumento la fuerza de su agarre.
En este momento nuestras respiraciones son pesadas, aunque ninguno lo diga, la situación nos hace querer a ambos lo mismo. Estar juntos.

-Odio a ese tipo -aclaró cerca de mi oído. Su aliento rozó mi piel y me estremecí- Daría todo porque fuera yo el que esté entre tus piernas cada que pueda en lugar de él.

Eso, me gustó. Estaba provocándome.

-Lo hubieras pensado antes de arruinar todo -susurré en su oído.

-¿Yo arruiné todo? -se hizo el ofendido- Yo no fui quien comenzó a coquetear primero con su compañero de trabajo -aclaró refiriéndose a Noah, mi compañero de área antes que Albert.

-Yo nunca coquetee con Noah cuando tú y yo estábamos juntos.

Me miró fijamente, levantó una de mis piernas y la sostuvo mientras la acariciaba.

-Juralo -su voz volvía a ser gruesa.

-No tengo porqué hacerlo -dije intentando quitar su mano de mi pierna y lo conseguí.

-¡Juralo, ____! -habló más fuerte mientras me levantaba y apoyaba mi espalda contra la pared haciendo que mis piernas rodearan su cintura.

-No tengo... porqué hacerlo -volví a repetir.

Se pegó más a mí con todo el propósito de hacerme sentir su entrepierna en mi vientre. Jadee.
Él sonrió.

-Ambos sabemos que queremos hacer esto, lo necesitamos -aclaró cínicamente Ross.

-Lo necesitas tú, yo lo he hecho anoche y no lo necesito ahora -apretó más fuerte mis piernas y tensó su mandíbula.

-Al diablo lo que digas -dijo antes de comenzar a besarme bárbaramente.

Al diablo todo también, nadie me quitará el gusto que dejará este momento.

Respondí su beso de la misma forma mientras él recorría con sus manos mi espalda y piernas, sostuvo mis piernas y sin soltarme me llevó hasta el sofá, recostandome sin quitarse de encima.

El beso no se rompía, mis manos comenzaban a deshacer los botones de mi camisa para así dejar paso libre a Ross.

Éste se detuvo y me miró por un momento.

-He deseado que volviera a ocurrir esto desde hace tanto tiempo -quitó su playera y sacó su pantalón rápidamente.

No omití palabra alguna, volvimos a besarnos, Ross llevó sus manos al broche del brasier y lo deshizo arrojando el mismo a algún lugar.
Bajó sus besos por mi cuello hasta uno de mis pechos y llevarse éste a la boca.

Me sentía en el cielo.

Omnisciente P.O.V.

-Buenos días, abuela -saludó Romeo mientras se sentaba en la isla de la cocina del departamento donde ahora vivía Ross.

-Buenos días, campeón -habló Stormie mientras depositaba un beso en la frente del chico- ¿Cómo has dormido?

-Bien -sonrió y miró por todo el departamento- ¿Y papá?

-Oh, ha salido temprano y me pidió el favor de venir con ustedes mientras él regresaba.

-¿Sabes a dónde ha ido? -preguntó Romeo.

-Sólo me ha dicho que regresaría pronto -Romeo asintió- ¿Y tus hermanas? -le miró Stormie.

-Ya vienen, Rose dijo que ella ayudaría a Rosie y Romy a vestirse.

-Iré a ver si necesitan ayuda, ya vuelvo, no te acerques a la estufa.

Stormie se fue a ver a las niñas mientras Romeo se iba a lavar los dientes.

Estando en el baño por terminar de lavarse, Romeo sintió náuseas y un leve mareo, no le dio importancia, cuando dio un paso para salir, él sólo se desmayó, mientras al caer se golpeaba la cabeza con el lavamanos.

¿Qué nos pasó? [Ross Lynch & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora