9- Las Estrellas entre rejas

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Estaba a punto de probar esos labios carnosos que tanto me tenían hipnotizada.

Las sensaciones que tenía son imposibles de describir, en mi vida sentí algo asi por un hombre. Nunca esperaba volverme tan loca por una mujer. La explicación estaba en que Jazmín no era simplemente una mujer. Era LA mujer.

Cocinaba, pintaba, cantaba. Sus ojos verdes te transportaban a otro planeta con solo mirarlos. Su pelo rojizo ondulado cayendo sobre sus hombros era un bosque donde cualquiera estaría dispuesto a perderse. Por último, su sonrisa: era como abrir un ventanal en pleno amanecer y que el sol te pegue en los ojos instantáneamente, no había sensación igual.

Todo eso era Jazmín. Y no podía entender como se había fijado en mi. Pero no quería pensar en eso ahora, solo disfrutar de este momento que pensé en vivir desde que la conocí por casualidad en ese restaurant.

Aunque el maldito sonido de mi celular interrumpió todo. Era Virginia. No podia negarme a atenderla simplemente porque, conociéndola, iba a seguir insistiendo toda la noche si era necesario, hasta que la atendiera. 

- Vir! CORTA MAMBO DEL ORTO. Paso algo?

- Flor, perdón por llamarte a esta hora. Ni siquiera sé donde estás porque te busque por todo el boliche y no te encontré. En fin, estamos presas con Lucía y Carla por conducir alcoholizadas. Por favor comunícate con Ignacio y vengan a sacarnos porque no las aguanto más a estas dos.

- Bueno, dale, CHOBORRAS DEL ANO. Quédate tranquila que ahi me comunico con Ignacio, PITO SECO, y las sacamos de ahi.

Jazmín había escuchado toda la conversación y entendió que debía socorrer a mis hermanas. Aunque antes de irme, le di los medicamentos que le resetaron para que pudiera descansar tranquila.

- Gracias por esto Flor. Por estar acá, conmigo. Me parece que me voy a tener que resbalar bastante seguido porque estos mimos.. Me gustan jaja.

- Ay, no seas tonta, mmh - Le di un leve golpecito en el hombro - . Deja tu cuerpo tranquilo, yo siempre voy a estar para cuidarte. Mañana, como una de las dueñas que soy, te prohibo que vayas a trabajar. Yo voy a pasar durante el día para ver como seguis.

- Dale, ahora anda porque sino tus hermanas se van a poner más locas de lo que ya están jaja. Te quiero Flor - se despidió dejando un beso suave en mi mejilla.

- Sisi, ya me voy. Yo también te quiero jaz, mucho. Nos vemos mañana.

Me costó horrores despedirme de ella. Verla así tan frágil me partió el alma. Aunque me quede tranquila que estaba bien y aún lastimada, estaba tan hermosa como siempre.

En 15 minutos, ya me encontraba en la comisaría con Ignacio. Como él era abogado, se estaba ocupando de todos los trámites para evitar que las chicas pasaran la noche en ese lugar. La energía era tan oscura y las personas que trabajaban allí parecían robots. Solo cumplían órdenes y no sonreían, ni siquiera dialogaban entre si. Únicamente hablaban por asuntos exclusivamente laborales.

Demoramos un rato largo, aproximadamente 2 horas. Pero por suerte logramos sacar a mis hermanas de ahí.

Cuando vi la hora, ya eran las 6 am. Nos fuimos juntas en taxi hacia el hotel. Durante el trayecto, las preguntas sobre mi paradero de anoche me invadieron.

- Donde te habías metido Florencia? Te estuvimos buscando por todo el boliche y no te encontramos, seguramente te fuiste con algún chongo por ahi, al igual que Miranda - Decía Lucía, con su humor tan sarcástico.

- Qué chongo? ALMEJA CON ALMEJA. Me fui al hotel porque estaba muy cansada, o se olvidan que ustedes me arrastraron prácticamente para venir al boliche? VULVAS FIESTERAS.

- Bueno, ya está. Aflojemos con el interrogatorio. Alguna vio lo fuerte que estaba el guardia cárcel? Más fuerte que patada de allanamiento - De qué otra podía provenir esa frase que no fuera Carla? Desde que Sebastián la dejó, había salido con uno y con otro, creía que cada uno de ellos era el amor de su vida. Pobre ilusa.

- Carla, haber si te dejas de pavadas. Estuvimos presas, P-R-E-S-A-S. Y aún así, vos te pones a mirar tipos. Te voy a presentar a un candidato, Vladimir. Una mm y a dormir - Cuando Virginia terminó de decir esto, todas lanzamos una carcajada, hasta el taxímetrero no pudo evitar reirse de nuestra locura.

Eramos todas tan distintas, pero cada una a su manera, nos amábamos y estabamos siempre que la otra nos necesitará.

Cuando llegamos al hotel, como pocas veces, se respiraba aire de tranquilidad.

Lucía y Carla fueron a la oficina a resolver algunos pendientes. Mientras que, Vir y yo preferimos descansar un poco.

Cuando llegué a mi habitación, antes de acostarme, decidí mandarle un msj a Jaz. Seguramente estaría descansando, pero quería que lo viera apenas despertará.

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Para: Jazmín

Buenos días Jaz, probablemente estés durmiendo. Espero que te sientas mejor, no olvides tomar los remedios. Por suerte está todo bien con mis hnas. Descanso un rato y voy a verte como te prometí. Te quiero.

Presione enviar y apoye mi cabeza en mi almohada, estaba agotada pero con una gran sonrisa en mi rostro, sabiendo que ella estaría en su casa esperándome para cuidarla.

Verla ya se había vuelto uno de mis hábitos favoritos. Diría mi favorito, por lejos.

No hay manera de perdernos • Flozmin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora